26
Mayo, 1951.
La oscuridad se mantenía a su alrededor, a pesar de lo despierto que estaba desde hacían varios minutos. A medida que adquiría consciencia, Yoongi recordaba cada vergonzoso detalle de su pánico frente a Hoseok y Hana Yi. Lo último que necesitaba era ver sus rostro asustados otra vez.
Aún con los ojos cerrados, pretendiendo estar dormido, se mantuvo atento a los sonidos presentes en el cuarto donde se encontraba. No logró sentir respiraciones cerca. No sintió el calor humano. Ni siquiera el perro de la casa le hacía compañía. Cuánta soledad, y no entendía por qué se continuaba sorprendiendo de ello.
Dos golpes piadosos retumbaron en sus oídos, detrás de la puerta del cuarto, como si temiese entrar y toparse con el monstruo. La persona que no se esperaba, irrumpió para demostrarle lo solo que se encontraba a pesar de su presencia. Irguió el cuerpo, apoyando ambas manos sobre el acolchado, y fue cuando le escoció la mano que también recordó la herida en su palma derecha, que ahora la cubría un vendaje limpio.
—Mierda —masculló. Se estabilizó con toda la fuerza de su brazo izquierdo—. ¿Quién es?
—Hoseok —se anunció, alzando una mano a modo de saludo. Su figura se mantuvo estática en la entrada que apenas había cerrado—. Sólo he venido a revisar su estado antes de marcharme. —El estómago de Yoongi se retorció—. Avisaré a los chicos que ya está despierto.
Antes de que Hoseok lograse dar la vuelta, lo detuvo. A juzgar por la tensión que notó en su cuerpo, no lo esperaba en absoluto.
—Señor Jung.
—¿Sí?
Quédate, suplicó. Sólo un poco. Abrázame.
—Nada. —Lanzó un suspiro—. Bajo de inmediato.
El novicio asintió y se marchó.
Se despeinó el cabello con la mano sana y lo volvió a acomodar. Pasó al baño un momento para lavarse el rostro y bajar hasta la sala de los Yi, fingiendo que nada había sucedido.
—¿Y el cura? —preguntó, apoyándose en el marco de la entrada.
Hana Yi, Amelie Lin y Taehyung giraron para verlo. Yoongi no logró divisar temor en sus ojos, mucho menos preocupación o algo similar, reacción que le dio confianza para avanzar hacia ellos y sentarse a un lado de su amigo.
—No es cura —protestó Amelie Lin.
—Parecido. —Sonrió y se encogió de hombros—. ¿Sobre qué hablan?
—Sobre cómo vamos a sabotear esta boda-arruina-vidas, ¿te unes? —respondió Taehyung alzando ambas cejas.
—Soy el novio desdichado, no hay más opción.
—Que sin ofensas, Min —protestó Hana Yi. Las risas de todos se mezclaron—. ¿Te duele? —Apuntó hacia su mano vendada.
—No, no te preocupes.
Pero sí. Le ardía demasiado, más si la movía.
—Tienes suerte de que el señor Jung nos ayudase con ello, sino estarías en el hospital.
—Claro. Él es genial. —Blanqueó los ojos.
—Perfecto —irrumpió Amelie Lin, palmeando para llamar la atención—. Te contaremos lo que hemos planeado.
—Mientras no tenga que hacerlo todo yo...
—Si no te callas, ni siquiera podrás participar.
—Ninguno podrá participar —contestó una voz femenina tan reconocible para Yoongi que podía decir que la escuchaba desde que estaba en el vientre.
Incluso peor, pues sonaba indudablemente molesta.
Todos los reunidos en la mesa se miraron mutuamente con los ojos abiertos.
—Madre —masculló Yoongi.
—Hana Yi —llamó la madre de ella—. Dile a tus amigos que se larguen antes de que esto termine peor.
—No es para tanto —vaciló Yoongi.
—Cállate —reprendió su madre—. Tú y yo nos vamos a casa. Ahora.
La escena fue tan deprimente que Yoongi sólo se limitó a verla con silencioso detalle. Los chicos se levantaron de sus sillas. Taehyung golpeteó su hombro y se alejó con una mueca de disgusto. Amelie Lin lo siguió, pero con una expresión de disculpas. Hana Yi, en tanto, fue regañada por sus padres con tanta fuerza que Yoongi escuchó el sonido de una bofetada estampándose contra su mejilla. En cuanto a él, fue tomado por su madre para ser llevado fuera de la sala en dirección al vehículo de su familia, donde recibió sus propias bofetadas.
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La fragilidad de un nudo ✄ yoonseok.
Fanfiction✄ : ❝ Cuando una cinta se corta puedes hacerle un nudo. Min Yoongi no conocía mandamientos más allá que los de su propia historia. Jung Hoseok se sabía los diez de memoria. Se pisaban los talones desde el punto de inicio. Con remiendos en el pecho...