CAPITULO V. EL DURO TRABAJO DE UN OMEGA DEL HOGAR

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Shinseki Yota puede ser un personaje del que quisieras saber más, querido lector, así que mientras Kenta y Tarō se ocupan de lo suyo dentro de su magnífica empresa, te platicaré que hace un omega recesivo como Yota un lunes por la mañana.
Como cada día se levantó en punto de las cinco de la madrugada, a pesar de ser su día de descanso aún tiene responsabilidades por cubrir.
─Buenos días, madre ─una de las más importantes es su hijo, quien es un adolescente─. ¿Preparas el desayuno de nuevo? ─Eustace es su nombre─. Te había mencionado que está bien que lo prepare yo mismo. Solo ve a dormir.
─Está bien, está bien. Después de todo es mi día de descanso.
─Y es precisamente por eso que deberías de descansar ─aún tiene quince años pero su mente podría ser el de un hombre adulto. Su vocabulario no deja nada que desear, podría ser bien un alfa (en realidad las personas suelen cautivarse con él cómo lo harían con uno), pero lo cierto es que es un beta─. De todas maneras ya no tienes que esforzarte para que mi almuerzo luzca como uno de miles de yenes. Me gusta mi nueva escuela ─la inteligencia de este chiquillo también le había dado oportunidades para obtener diferentes beneficios, aunque esto no siempre era algo bueno.
─Yo nunca he hecho algo así ─mintió─. ¿Quién dice que he hecho algo así? Nadie ─Eustace suspiró con una sonrisa.
─¿Qué has hecho? ─cambio de tema.
─Mira por ti mismo ─el beta se acercó con curiosidad, miró dentro de la sartén que su madre aún mantenía en la estufa y con el fuego encendido. Dos huevos fritos estaban en proceso de cocción, a un lado había un poco de tocino y mientras se tomaba el tiempo de mirar por los alrededores de la cocina, notó que había una caja de jugo de naranja sobre la mesa. Eustace siempre, cuando no estaba su madre, sacaba una caja de leche del refrigerador, si tenía suerte obtenía algo de cereal y lo combinaba en un plato grande para no sentir hambre durante el almuerzo en la escuela, y cuando llegaba a casa era lo mismo, era solo durante las noches cuando podía cenar con propiedad, porque su madre volvía del trabajo, por eso esté adolescente ama los lunes.
─Se ve rico ─dijo y corrió a lavarse las manos.
Shinseki Eustace tenía un padre, pero no uno bueno, de hecho podría asumirse que Yota había terminado embarazado por un desagradable "accidente".
La relación con su padre se limitaba a visitas que se arreglaban algunos días, y aún así, y de vez en cuando, eran canceladas, era principalmente porque aquel tipo tenía otra familia que atender.
─¿Cómo ha sido desde la última vez? ─preguntó el omega cuando ambos habían tomado asiento en la mesa─. ¿Todo bien?
─Está todo bien. Tengo amigos ─mintió. Madre e hijo eran igual de mentirosos. La diferencia era que a uno si le salía la mentira, y al otro no.
─¿De verdad?
─Sí. El viernes llegue tarde de la escuela porque fuí al boliche ─también tiene una gran imaginación─. Después fuí a comer ramen.
─¿Sí?
─Si, ellos me invitaron.
─Ya veo, eso es muy bueno ─el beta era malo para relacionarse. No era que no lo quisiesen en su nueva escuela, de hecho es muy popular, el problema estaba en que era de nuevo ingreso, y ya era muy difícil entrar dentro de un círculo social cuando ya todos han formado el suyo. Además, Eustace no estaba interesado en formar relaciones de amistad con adolescentes que solo vería durante tres años, que mira que tres años es mucho tiempo, pero por alguna razón, él se mantenía a sí mismo en reserva todo el tiempo. No quería que nada ni nadie interviniera en su proceso de vida escolar y personal, a excepción de su madre. Es un adolescente muy maduro, pero también bastante pesimista.
Una vez el joven beta ha salido de casa, Shinseki se encarga de los deberes del hogar. Se mueve al baño para limpiar, a continuación saca la ropa sucia de la canasta (es toda esa ropa sucia que se ha juntado durante toda la semana), la talla a mano antes de ponerla a lavar en la lavadora. Pero eso no es todo, mientras el electrodoméstico hace lo suyo, Yota ahora está en la cocina y no precisamente para hacer el almuerzo, un amigo cercano se quedó hace unos días y había derramado un poco de ensalada de manzana dentro, una mancha color marrón se había quedado ahí desde entonces, el omega tiene que apagar y sacar las cosas que hay en el refrigerador para poder retirar la mancha, y no será fácil porque está totalmente seca. Un descanso de quince minutos viene después, y luego la limpieza sigue en el comedor, hay migajas de pan y galletas que quedaron del desayuno, aquellos restos son retirados con un trapo húmedo. Los trastes le siguen después, están ahí amontonados desde ayer por la noche, la vista es simplemente desagradable, es todo un desastre, esta vez los protagonistas son agua, jabón y una esponja. La sala de estar no representa un gran problema, basta con ordenar los objetos que reposan sobre los muebles.
Dentro de las habitaciones de dormir esta la tarea de doblar las colchas y sacudir las sabanas (la habitación de Eustace queda excluida. Yota nunca entra ahí, las cosas de esa parte del departamento suelen estar demasiado en orden, ¿Para qué molestarse en revisar algo que definitivamente estará recogido?), y finalmente una escoba que se encargará de limpiar cada rincón. Podrías pensar que se trata de una casa inmensa pero es solo un departamento con habitaciones pequeñas, los japoneses saben acerca de espacios minúsculos, si sabes a qué me refiero.
Ya sé que he escrito "finalmente" pero...
─Ahora al supermercado ─el trabajo de un ama de casa es tan pesado, pero no hay quien pague ni un solo yen por un trabajo como ese.

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