CAPITULO LIII. DIFERENTE DE LO ORDINARIO

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El tiempo había pasado apresuradamente, y Tarō estaba a punto de golpear a su amante.
─No, no lo haré ─de verdad que estaba a punto de dirigir su puño cerrado a quien se atreviera a aparecer en su camino.
─Pero, bombón... ─su petición era inaceptable, no permitiría discriminaciones hacia su hijo.
─¡Me niego a dar a luz en un templo! ─Hatoyama estaba ofendido, un hospital era lo ideal, lo mejor, eso hacia la gente normal.
─Pero, es que... ─el alfa estaba nervioso, quería lo mejor para su hijo, pero tampoco quería que su omega se enfadara.
─No.
─¡Habrá una bruja! ─siguió insistiendo.
─¿Una bruja? ─era solamente ridículo─. No quiero que mi bebé sea recibido por una bruja ─negó espantado.
─Pero, si nace en el hospital... Si el bebé tiene alguna característica especial, entonces ellos podrían intentar quitar...
─Ah, ¡Los mataré si intentan arrebatarme a mi bebé de las manos! ─gritó harto y poniéndose de pie.
─Mi madre me dio a luz en el templo ─aseguró el recesivo, no se daría por vencido tan fácilmente. Hatoyama se ablandó, la expresión de su amante era melancólica. Todavía era difícil creer que el encargado del templo tuviera habilidades no humanas, recordó la naturalidad con la que Raiden se lo contó, rió pensando que era una broma, sin embargo, la sonrisa del lobo indefenso nunca llegó.
─Ah, pero... yo no... ─pero también quería ser comprendido, era su primera vez teniendo un bebé.
─Por favor ─el secretario entendía las creencias de Shiraishi, pero estaba asustado.
─Los médicos dicen que el bebé está bien ─se encogió de hombros, sonriendo débilmente─. Ellos no dirán que mi bebé es raro ─<<es mejor que cierren la boca>>.
─Nací con una extraña marca en la parte inferior de la espalda, cerca de mi cadera ─inició─, brillaba con suavidad. Mi abuela me llevó a un médico por curiosidad, pensó que no tenía nada que ver con los Dioses... Intentaron llevarme a un laboratorio en el extranjero ─suspiró, hundiendo el rostro entre sus manos─. Escuché de nuevo al viento ─con una voz quebrada empezó a pedir disculpas─. Lo siento tanto, lo lamento tanto ─el omega se arrodillo frente a su pareja.
─¿Qué es lo que dijo? ─no recibió respuesta─, Raiden, ¿Qué es lo que dijo? ─<<no me asustes>>.
─Heredó el color de mis ojos ─sabían lo que significaba, un niño con habilidades extraordinarias─. Lo lamento tanto ─Tarō hizo que el rostro atractivo del encargado del templo saliera de nuevo a la superficie, donde los focos de lujo del departamento iluminaban los hermosos ojos de los cuales se había enamorado, los apreció con detenimiento, eran cautivadores─. Si son iguales a los míos sufrirá demasiado. Lo rechazarán, lo siento tanto. Ojalá nunca... ─el dominante le plantó un beso suave en los labios, luego se alejó y sonrió con alegría. Acarició su mejilla y:
─¿No es eso maravilloso? El color es precioso.

+.+

<<Maldita sea. No puedo creer que realmente voy a hacer esto>>. Luego de una corta espera, donde las semanas parecieron tan solo unas cuantas horas, Hatoyama estaba siendo llevado a través de los largos pasillos del templo donde trabajaba el padre de su bebé. Algunas sacerdotisas lo acompañaban a los costados.
─¿Hay algún aspecto que deba tomar en cuenta?, ¿Hay algo en especial que deba cumplir? ─preguntó el dominante a las jóvenes damas.
─No hay nada en especial ─respondió una.
─El parto debería ser como cualquier otro ─agregó otra.
─No se preocupe, solo estará recostado sobre un futon en el suelo ─dijo la tercera─. Dicen que es bueno para el alumbramiento ─explicó y se encogió de hombros─. Mi madre me dio a luz en un templo al otro lado de la ciudad. Ella suele alardear de que se recuperó rápidamente, que incluso mejoró más rápido de lo que lo hizo una mujer que había decidido dar a luz en un hospital ─informó para calmar al omega─. No se precipite, la bruja es habilidosa, muy confiable. Actúa bajo el poder y resguardo del Dios de este templo.
─¿Actúa bajo el poder?
─La bruja encomienda sus habilidades al Dios de la lujuria, el ilumina a la bruja para obtener conocimiento ─agregó una última.
─Ya veo ─quizás se debía a la influencia de Raiden, pero escuchar ese tipo de cosas ya no le resultaba tan descabellado.
─¿No es usted la señora del encargado del templo? ─habló de nuevo la primera.
─Ah, ¿Acaso no lo sabes? Lo es ─le respondió la tercera un poco sonrojada, sin darle la oportunidad al dominante de abrir la boca.
─Usted es realmente afortunado. Se rumorea que el señor Shiraishi tiene habilidades especiales con la madre tierra ─dijo tranquila la cuarta─. Pero nunca se ha confirmado nada.
─¡Ah!, no será que... ¿Será que usted sabe algo sobre eso? ─preguntó desesperada y emocionada la segunda.
─Nunca ha comentado algo como eso ─mintió. Tenía una buena memoria, su amante había dicho: "Solo pocas personas lo saben. Es un secreto"─. Es una clara exageración. No creo que algo como eso sea posible.
─¿Sí?
─¿Esta mintiendo?
─Lo he visto murmurar al aire libre.
─De todas formas, es un hombre bastante popular ─continúo la cuarta, cambiando de tema─. La mayoría de las empleadas aquí trataban de seducirlo.
─¡Oh!, Miyamura se le insinuaba tan descaradamente ─se quejó la tercera─. Tocaba cada parte de su cuerpo.
─¿De verdad? ─el omega arrugó la frente.
─Sí, sí. Después de todo, la mayoría en el templo son betas. Lo alfas recesivos son constantemente ridiculizados pero siguen siendo atractivos ─sonrió.
─Pero él señor siempre las rechazaba. Nunca salía con ellas ─siguió la cuarta─. Hoy en día sigue dejándolas de lado con más coraje. No deja de decir que ya tiene una señora.
─Ya veo ─sonrió encantado el secretario.
─Ya hemos llegado ─al abrirse la puerta de la habitación lo único que había a la vista era, como habían dicho las sacerdotisas: un futon, y una mujer de mediana edad. No hacía falta preguntar, era la "bruja". Contrario a lo que Tarō había imaginado, la mujer era una dama bonita y humilde que vestía un sencillo kimono blanco.
El dominante ingresó y de inmediato las sacerdotisas lo abandonaron.
─No tengas miedo ─sonrió y movió la mano para que el joven se acercara─. Ven aquí ─hizo que el embarazado se recostara en el futon─. ¿Puedo? ─Hatoyama asintió y entonces la extraña mujer comenzó a retirar la yukata que lo cubría─. ¿Has estado yendo al médico? ─y tocó su vientre desnudo con suavidad.
─He estado yendo a mis citas con puntualidad, también he seguido las recetas de los nutriólogos ─la mujer le agradó, sus manos eran cálidas, y había algo en su voz que solo transmitía tranquilidad.
─Tú bebé estará bien. Puedo saber que nacerá con perfecta salud ─detuvo el masaje cuando estaba a la mitad del vientre y abrió los ojos de par en par, estaba asombrada.
─¿Hay algo malo? ─la madre se alarmó de inmediato.
─Oh, no, no, no ─negó la vieja mujer─. No me mal entiendas... es solo que...
─¿Qué? ─la dama dudó, una madre preocupada no estaba en condiciones de alumbramiento.
─¿Ya sabes el género? ─cambio de tema.
─¿Disculpe?
─¿Sabes si es varón o mujer? ─repitió.
─Quisimos saberlo, pero en el ultrasonido... El bebé no está en una postura en la que pudiéramos saber, así que no, aún no.
─¿Quieres saberlo? ─el dominante hizo una cara rara, estaba sorprendido─. Oh, ¿Asombroso, eh?, por favor no creas nada raro ─rió─. Todos siguen diciendo que soy una bruja pero lo cierto es que no lo soy. Solo soy una mujer de fe. Además, ayuda que he sido obstetra durante treinta y cuatro años ─ante la confusión de Tarō, ella siguió explicando─. Mis habilidades me las ofrece Dios, no hay nada más, no hay magia. Solo es conocimiento que el cielo me ha permitido aprender para ayudar a otros. No soy tal cosa como una bruja ─se levantó y deslizó la puerta de la izquierda, la cual estaba conectada con un jardín verdoso, salió por un par de minutos y luego volvió con un montón de cosas en las manos─. Aquí hay material quirúrgico ─era un maletín de mediano tamaño que contenia instrumentos médicos estrictamente organizados─. ¿Tienes dolores?
─Un poco ─Tarō sentía un constante dolor en el abdomen y en la espalda, pero ningún dolor que no pudiera soportar, hace tan solo unos cuantos minutos había estado de pie.
─Ya veo. ¿Sangrado?
─En la mañana desperté con la entrepierna empapada, había sangre alrededor, es por eso que mi pareja me trajo directo aquí ─suspiró, al llegar le habían cambiado sus ropas finas por una yukata sencilla, pero que resultaba cómoda.
─Entiendo, apenas es medio día, no podemos intervenir ahora. Lamento decirlo pero tendremos que esperar hasta que los dolores sean más fuertes. El vientre del omega se hincha, es entonces cuando tendremos la señal para iniciar la cirugía, serán al menos unas ocho o nueve horas más ─sonrió y Tarō asintió, tener una explicación adecuada lo tranquilizaba─. No me apartaré de tu lado y te estaré proporcionando medicina herbolaria antes y después del parto. Nada difícil de digerir, tampoco es peligroso para el niño, en cambio, funciona mejor que la medicina de los hospitales, no tienen efectos secundarios y no hay fórmulas químicas. En el momento adecuado tendré a algunas sacerdotisas como ayudantes, incluso podré llamar a tu pareja, quizás pueda ayudar haciendo los mand...
─Usted dijo... ¿Niño? ─la interrumpió.
─¿Cómo?
─Así que es un niño ─sonrió con felicidad, haciendo sonrojar a la bruja de fe.

+.+

El trabajo de parto había sido difícil, había tomado más tiempo del que cualquiera hubiera pensado, pero al final, las cosas pintaban bastante bien.
El pequeño estaba durmiendo a un costado de su madre, ambos estaban demasiado agotados como para permitirse saludar a papá.
─Entonces, ¿Qué es lo que sentiste? ─el lobo estaba custodiando la habitación de su familia, atento a cualquier enemigo que osara amenazar el nido.
─Él es un niño especial ─Raiden tragó saliva─. Antes del parto he masajeado su vientre, fue como si el niño me hubiera transmitido energía. Y ha nacido con la misma marca que tienes en la cadera ─la bruja negó con la cabeza─. ¿Podría ser tan solo una coincidencia? No lo sé... Pero tengo la seguridad de que estará bien, tan solo hay que supervisar su crecimiento, ¿De acuerdo?
─¿Crees que tenemos que tener cuidado?
─Es muy apresurado de mi parte decir esto pero, evita que tenga emociones fuertes. No permitas que conviva demasiado con otros niños, es mejor estar preparados y eludir problemas.
Shiraishi mostró una expresión resignada, obtuvo lo que no quería para su hijo, estaba destinado a tener el mismo estilo de vida que él.
─Ya, está bien ─solo esperaba que su omega no lo odiara por eso.
─No te agobies ─tomo la mano del alfa y comenzó a sobarla con cariño─. No es terrible, es una bendición de los dioses. Además, las cosas son diferentes ahora, no estás solo ─ambos fijaron la vista en los dos individuos recostados en el futon, sus pechos subían y abajaban, tan pacíficos─. Tu esposa es resistente, solo durmió hasta que el bebé se mostró soñoliento luego de amamantarlo ─Raiden sonrió. Hatoyama era un omega que superaba sus expectativas─. Asegurate de que ingiera el té, se recuperara más rápido con eso ─asintió y con una sonrisa triste trató de reconfortarlo─. Todo estará bien.

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