EPILOGO

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La mesa de madera era una larga barra gruesa formando un rectángulo casi completo, pues solo una parte se veía interrumpida cuando se encontraba con la pared, esta última tenía una abertura que daba hacia la ajetreada cocina del restaurante. La cocina era minúscula, bueno, en realidad todo el lugar era bastante pequeño, con las sillas altas y las mesas individuales a los alrededores se dificultaba un poco el paso por los pasillos. No existía la privacidad, podías escuchar la plática deprimente de los trabajadores de las oficinas de tiempo completo por las noches, o las quejas de las amas de casa cansadas de sus familias, aunque, si tenías que elegir una cosa, creo que nada era mejor que los chismes que contaban los vecinos. Pero todo eso era algo bueno porque además de poder ver, a través de la ventanilla en la pared, al hombre más atractivo del mundo preparar un simple tazón de ramen, seguro que hacías un nuevo amigo solamente sentado en tu asiento, escuchando a hurtadillas y metiéndote en la conversación, indignado por cosas que ni siquiera sabes si son verdad.
Yota sonreía y negaba con la cabeza mientras Kenta demostraba su completa compresión con cada chisme. El alfa bromeaba, se enfadaba, tiraba maldiciones, se alegraba por los afortunados y lloraba por los desgraciados.
A todos les agradaba el alfa extremo que preparaba ramen mientras daba su punto de vista y ofrecía consejos. Sin duda aquello había hecho que desde la inauguración del restaurante, los comensales se presentaran en el local del omega recesivo cada vez que tuvieran un mínimo tiempo libre. A pesar de ser un establecimiento pequeño siempre se estaba dando la despedida y bienvenida a los clientes. El local además también está ubicado en una zona poco llamativa, pero aun así la gente buscaba la forma de llegar. Todo eso era gracias a Tanaka, y sin duda a los anuncios gratuitos que hacía la prensa regularmente para reportar el estado económico del restaurante, seguro que estarían atentos si llegaba a la quiebra.
Luego de algunos cuantos años más en las calles con el auto andante, se había juntado lo suficiente como para rentar y luego comprar un lugar que se ajustaba a las preferencias de Yota. El presupuesto fue fruto entero de sus esfuerzos, suyos y de su marido. Estaba orgulloso de cumplir uno de sus sueños con un alfa tan atento.
Kenta aún es un presidente, pero ahora que los años están amenazando con lanzarlo a los sesenta le deja las responsabilidades de la empresa a su primogénito: Eustace. El león acude a BBS cada fin de semana y se encarga de lo que aún no le ha enseñado a su joven beta, el joven siempre toma los consejos de padre, y espera poder adquirir todo el conocimiento posible hasta que el extremo haga oficial su retiro. Entonces Kenta tal vez se alejará del mundo de los negocios y pasará el resto de sus días junto a su amante, pero, no es bueno adelantarse.
El restaurante lleva alrededor de tres años en funcionamiento, su futuro es prometedor: épocas llenas de gozo y fortuna.
El matrimonio hace un viaje de dos horas desde Tokio para llegar a su establecimiento de comida, pero siempre regresan a la mansión para acompañar a sus hijos durante la cena.
Todo el mundo admira a la familia Tanaka, la señora pudo engendrar a diez dominantes sin problema alguno, habrían ido por el décimo primero de no ser porque la fertilidad de un omega recesivo no es la misma que en su juventud, ya que no dura para siempre. Sin embargo cada uno de los niños es destacado y seguro que los espera un futuro exitoso, la audiencia misma llegó a compararlos con la familia Atwood, pero terminó en una humillación para Christopher porque Tanaka no necesitó de trece mujeres para tener una generosa descendencia. Algunos todavía piensan que la pareja aún está trabajando en un siguiente descendiente pero no podrían estar más que equivocados, ahora mismo su amor es suficiente para mantenerlos felices y conducirlos a la vejez, si un niño se cuela en sus vidas sería más que bien recibido pero eso es ir en contra del pronóstico del médico, sin mencionar que sería todo un milagro que un omega recesivo de cincuenta y cinco años fuera todavía lo suficientemente capaz de dar a luz.
La mayoría de los Tanaka están ocupados, no suelen aparecerse en el restaurante de sus padres, nadie excepto Umeko, la hija menor del matrimonio, ella aún está en la escuela media y tiene tan solo siete años. Los periodistas especulan mucho acerca del rostro de la joven Ume, pues no se parece ni a su madre ni a su padre, pero para Kenta todo tiene sentido: su madre ha renacido en ella. Nur está presente en su largo cabello dorado, en sus ojos azules y en la amabilidad que emana de todo su ser. Cuando el extremo mira a su hija, recuerda a su madre, es de las cosas más bellas que Yota le ha dado, y jamás dejaría de estar agradecido. El presidente de BBS si que lamentaba mucho el hecho de que su padre, Ichiro, no llegara a conocerla, a puesto a que el viejo se habría desmayado de la emoción... O del terror.
Umeko, cada que termina el instituto, aborda uno de los autos negros y lujosos de la familia, y bajo el cuidado de varios guardias viaja por la autopista mientras hace sus asignaciones escolares. Cuando por fin llega al local ayuda a sus padres a entretener o atender a los clientes, quienes le dicen: "princesa", porque es idéntica a una princesa de Inglaterra que murió hace años. Aun en uniforme escolar se sienta a escuchar a las personas que intentan entablar amistad, pero la princesa es tan tímida que entra en pánico con rapidez porque no puede comunicarse con facilidad cuando hay desconocidos.
Al anochecer el restaurante cierra sus puertas, y mientras las luces nocturnas de la ciudad los envuelven, de regreso a casa, padre, madre e hija tienen la costumbre de iniciar una conversación.
─El señor Kusakabe es muy animado ─mencionó Ume con timidez.
─¿Qué tanto te decía, cariño? ─cuestionó Kenta mientras se relajaba sobre el asiento del auto─, ¿Te preguntó si tenías pareja? ─la molestó y le mostró una amplia sonrisa. Yota tan solo negó con la cabeza, ya imaginaba en que se convertiría la conversación.
─Preguntaba si tenía mascotas ─la respuesta hizo que todos en el auto soltaran una sonrisa divertida, incluso hasta el chofer y los guardaespaldas sonrían sin ocultarlo─. No es gracioso ─dijo la alfa haciendo un puchero.
─Tu rostro estaba completamente sonrojado y parecía que estabas a punto de llorar ─dijo la señora Tanaka─. Ume, parecía como si el señor Kusakabe estuviera molestándote ─Yota entonces se cubrió la sonrisa con la mano derecha, la señorita podría comenzar a lloriquear y no quería sentirse culpable─. Envié a tu padre a verificar, estaba preocupado. Pero Kenta dijo que ya había hecho esa misma orden a los guardaespaldas y que le habían dicho que el señor Kusakabe tan solo te estaba ofreciendo un gato ─otra oleada de risas se escuchó en el interior del auto.
─¡Me conmovió la historia del gato! ─gritó enfadada─. Era triste ─aunque eso no era del todo cierto, la historia del animal era melancólica, pero Umeko tan solo estaba nerviosa porque no sabía cómo negarse a recibirlo─. Lo encontró en un callejón...
─La pequeña Duquesa sí que sabe mentir ─continúo el león tomando la mano de su esposa.
─Ume, te sonrojas cuando mientes ─explicó el conejo riendo.
─Le diré a Eustace ─amenazó la joven. Todo el mundo se puso serio, como si realmente les asustara ese joven beta... o tal vez... ¿Si era así?─. Le diré que todos ustedes estaban burlándose de mí.
─¿Qué edad tienes? ─dijo Kenta alzando las cejas─, ¿Por qué molestar a tu hermano? Está ocupado.
─Siempre tiene tiempo para mí ─presumió. Sus ojos de princesa retaban a su padre, y Kenta no pudo evitar sentirse agredido.
Yota trató de frenar la discusión que se avecinaba pero fue interrumpido antes de logar algo.
─No comience...
─Mi príncipe siempre tiene tiempo para su padre.
─¿Cómo la ocasión en la que canceló su cita de padre e hijo? ─rió─, que buen ejemplo, papá.
─El trabajo apareció ─respondió ofendido─. Y yo insistí en que no se preocupara por nuestra cena, que era mejor que atendiera los asuntos de la empresa. Porque tal vez no lo recuerdes, ¡Porque no estuviste ahí!, Pero Eustace quería priorizarme sobre cualquier cosa ─y remató­─. Siempre ha asistido a todos mis cumpleaños.
─Eso... eso... ¡Ay, papá, eso no cuenta!, yo tenía un año, ¡Ni siquiera lo recuerdo!
─El perdedor siempre haya la forma de consolarse ─se encogió de hombros y dijo de nuevo─: En todos sus eventos escolares, ¿A quién crees que eligió?
─Pa...pá ­─negó con la cabeza─. Era día del padre, ¡eso no es justo!, ¡Yo ni siquiera existía!
─¡Ah! ¿Y qué me dices del día del zoológico?, mi príncipe cumplía veinte, ¿A quién se aferró Eustace cuando el león apareció tras el cristal?
─¡Mamá! ─se quejó la Duquesa─, eso no es justo, no es justo, papá está diciendo tonterías.
La señora se quedó quieto mientras la riña seguía, cuando llegaran a casa, sería el primero en contarle a su hijo lo mal que se comportaban esos dos.

NAVEGANTE DE LAS ESTRELLAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora