EXTRA XI. HERMANO MAYOR

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Hace unas cuantas horas, un lujoso y hermoso auto negro secuestro a Hatoyama en su camino a casa

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Hace unas cuantas horas, un lujoso y hermoso auto negro secuestro a Hatoyama en su camino a casa. Normalmente iría acompañado de su jefe pero luego de comenzar una relación mandaba a pedir un conductor personal.
Las luces de Tokio creaban un paisaje nocturno hermoso pero, el secretario estaba sentado entre dos grandes hombres incómodos, así que no había tiempo de observar nada por la ventana.
Tarō estaba enojado, cruzado de brazos, haciendo un puchero, comportándose como un total y completo:
─Joven amo ─lo llamó uno de los temerosos hombres─, ¿Por qué no...?
─Sabes que estoy embarazado, ¿No es así? ─por supuesto que solo un tonto ignoraría el gran vientre que hacía ver al omega como una madre aterradora.
─Por favor, joven amo, solo seguimos ordenes ─se excusó.
El lindo colibrí habría intentado escapar si no fuera por la pequeña estampilla que había en cada una de las ventanas del vehículo, porque, solo la empresa de su padre se atrevería a sentirse orgullosa de un logotipo tan mediocre.
─Sus padres quieren verlo ─agregó el otro encogiéndose de hombros, deslindándose de cualquier responsabilidad.
─Son los únicos que optarían por secuestrar a su hijo en lugar de llamar y arreglar un encuentro ─habló furioso─, ¿Podrían regalarme tan siquiera algunas palabras, caballeros? Ahora mismo ─suspiro frotándose la frente─no tengo mucha paciencia como para repetir mi petición.
─Bueno, joven amo, como usted comprenderá ─no hizo faltar rogar, los tipos sabían de las formaciones físicas de ese joven omega, más valía no hacerlo enojar a menos de querer terminar despertando en un hospital─, nos pidieron guardar silencio ante todo ─o mejor dicho, toda la familia Hatoyama era de temer.
Ta-chan soltó un sonido divertido lleno de hipocresía
─¿Eso es un no?
─Su padre quiere hablar de un asunto familiar ─admitió de nuevo el otro sin dudar─. Quieren hablar sobre su embarazo ─habló nervioso.
─¿Cómo se enteró?
─Bueno, como ya habrá imaginado, jamás lo han dejado sin vigilancia ─<<¿Qué mierda? Dejé de ver a su gente desde hace años. Pensé que se habían aburrido>> se alarmó el dominante. Se decepcionó de sí mismo por tener la guardia baja─. Además ─aclaró la garganta─, ellos también se enteraron de su esposo ─Hatoyama giró bruscamente la cabeza hacia el guardaespaldas.
─¿Qué se supone que significa eso?
─Sus padres, ellos ─tragó saliva─... Investigaron todo sobre el señor Shiraishi.
─¿Por qué querrían saber sobre algo así?
─Bueno, sus horarios son fundamentales porque sabemos a qué hora sale del trabajo. Y además, no es cualquier cosa, es el padre del primer nieto de...
─Explica adecuadamente.
─¿Disculpe?
─¡¿Por qué es fundamental saber a qué hora sale del templo?! ─no hubo repuesta─. Ay, no es cierto ─se preocupó─, ¿Lo secuestraron también?
─Hay una cosa más ─aseguro el otro guardia cuando solo hubo silencio.
<<Esto no puede empeorar>>, rió.
─Quieren presentarle a su hermano.

<<¿Qué?>>

+.+

La mansión de sus padres lucia como de costumbre, limpia y refinada, tranquila y estable, pero no dejaba de ser la hermosa jaula de oro de la que Tarō alguna vez logró escapar, ojalá en su intento de rescatar a un lobo indefenso, no quedará, de nuevo, atrapado.
─No tienes que escoltarme ─dijo de nuevo a los guardaespaldas─. Sé el camino de memoria ─no recibió respuesta así que decidió intentar con algo más─. Estoy embarazado ─solo quería que ese par de hombres lo dejaran en paz.
─Joven amo, son órdenes.
─¿Y acaso yo tengo la culpa?
─Sabemos que usted tiene muchas habilidades. ¿Qué es lo que haríamos si de repente usted decide utilizar la violencia?
─¿Creen que tengo un arma? ─preguntó ofendido.
─Bueno, usted recibió clases sobre la correcta utilización de armas de fuego cuando estaba en su primer año de univers...
─¡No tengo un arma!
─Ah, bueno, por supuesto que no insinuó eso pero, si sus padres se enteran de que logró escapar, seguramente nos despedirán.
─¡No voy a escapar, ¿Cuántas veces tengo que decirlo?!
─Pero, joven amo...
─¡Tiene a mi alfa!, ¡¿Cómo mierda puedo irme sin él?!
─Ya veo que tu lenguaje ha dejado de ser excepcional, Tarō ─una mujer hermosa y un poco vieja habló apareciendo de repente─. Déjenos solos ─agitó la mano, dejando al descubierto sus excelentes modales─. Gracias.
Los enormes hombres obedecieron de inmediato, no querían arruinar el buen humor de la mujer con belleza exorbitante. La ondulación de su cabello era natural, era un rubio tan brillante que muchos pensaban que invertía grandes cantidades de dinero en su cuero cabelludo, pero el cabello era lo de menos, sus enormes y sutiles ojos azules fueron heredados a su hijo, y no necesitaba utilizar maquillaje, su rostro, sin una pizca de imperfección, era suficiente para enamorar a hombres más jóvenes que ella.
─Madre ─saludó el omega, y ella asintió complacida, pidiendo que la siguiera hacia la mesa rodeada de rosas─. Es un hermoso jardín ─tomaron asiento y sonrieron amistosamente.
─Trato de atender el jardín en mis ratos libres ─miraba con atención el estómago de su hijo, ni siquiera se percató de que no estaba ocultando sus prejuicios. Era como si observara algo desagradable.
─Por favor, no mires a mi hijo con esos ojos ─la regañó, ya no era más el tipo que le temía a su propia madre─. Se una dama civilizada y comportate. Ten más respeto.
─¿Disculpa? ─no podía creer que estuviera recibiendo lecciones de cortesía de su hijo.
─Madre, me has traído a la fuerza y aún así estoy siendo considerado contigo, al menos... deberías aparentar amabilidad ─asintió─. Ahora, podrías, por favor, ¿Traer al padre de mi hijo?
─¿Quién? ─rió.
─A mi esposo, Shiraishi, tráelo ─repitió con una sonrisa forzada.
─Ah, sí... Hasta donde sé, ustedes dos no están casados.
─Nunca entendí su necesidad absurda de investigar todo ─negó con la cabeza─. Para ser de una alta clase social son bastante patéticos.
─Aún no está aquí ─evitó la frase anterior, de alguna forma sabía que era verdad─. No tardará en llegar ─levantó el meñique y tomó su taza de té.
─¿Y entonces? ─siguió luego de un minuto de silencio.
─Tu padre tampoco está aquí, fue a recoger, a... ¿Cómo lo llamaste? ¿tu "esposo"?
─¿Él mismo fue a buscarlo? ─<<¿No es eso peligroso?>>.
─El hombre tiene una rutina bastante sencilla... ¿El encargado de un templo? ─rió─. Tú no haces nada más que mantenerlo. Sale a ayudar en ese templo sin ganar ni un solo centavo, me pregunto: ¿Cómo vivirán?, no puedes llevar todo el dinero tú, ¿No es verdad?
─Ese no es tu asunto, Raiden sabe bien lo que hace. Cerca del templo, a un costado, hay un terreno baldío en venta, si... ─Hatoyama ladeo la cabeza, ¿El arbusto había cambiado de lugar?
─¿Qué?
─¿Quién es él? ─la hermosa dama miró a sus espaldas y se percató de la presencia de la criatura.
─Es el hijo de tu padre ─arrugó la frente y suspiró.
─Explícate.
─Después de que te marcharas tu padre llegó con un omega que traía a un bebé en sus brazos. Ahora viven aquí ─explicó brevemente con disgusto.
─Estás omitiendo el inicio y el final de nuevo, mujer ─negó, una vez más, con la cabeza, esperando más respuestas.
─Mucho antes de que decidieras abandonarnos ─inició con coraje, como si Hatoyama no se hubiera visto obligado a abandonar su hogar─. Tu padre encontró a su pareja destinada.
─¿Qué? ─ladeo la cabeza con sorpresa─, ¿Esa no eras tú?
─Eso mismo pensé yo, pero, al ir al médico, se dijo que ese horrendo omega era el destino predestinado de tu padre, alguien que lo "complementaba" ─y dibujó un par de comillas en el aire con los dedos─. De todas maneras no pueden separarse ─suspiró la mujer─. Solo sé que conoció al chico por casualidad en el trabajo. Concibieron a ese engendro aún cuando tú tenías veintitrés ─y bebió té─. Por eso tu padre aceptó muy bien tu escape de casa, porque ya tenía a alguien que ocupara tu lugar.
─¿Sí? ─al embarazado se le antojó el té, así que tomó una taza y sirvió la bebida directo de la tetera─ ¿Y eso está bien para ti? ─se burló, su madre parecía muy tranquila al respecto.
─Ay, por favor, por supuesto que no ─negó con severidad─. Intenté asesinarlo dos veces ─comentó orgullosa, y el secretario solo volvió a negar con la cabeza de manera leve. Su madre era capaz de cualquier cosa─. No bebió el té con veneno, y la empleada que envié para que lo asfixiara con la almohada resultó ser una completa inepta ─tragó saliva y se cruzó de piernas─. Aún así, gracias a eso, tu padre dividió la casa en dos partes iguales, una parte es para mí, y la otra es para... Bueno, ya sabes ─se encogió de hombros─. Ese niño no debería estar por aquí, ¿quien sabe?, podría lastimarse ─rió sinica─. Pero tu padre se enfadaría tanto si algo como eso llegase a suceder ─observó los arbustos, un pequeño niño miraba a Hatoyama con completa atención, tenía unos ojos azules oscuros brillantes, una piel blanca hermosa, y un pelo rubio casi castaño. Tenía dos palos de madera en las manos, y actuaba tímido porque sabía que estaba siendo observado por un verdadero omega dominante.
─¿Por qué escucho de esto hasta ahora? ─era sorprendente que el apellido de la familia no tuviera nada de atención.
─Tu padre paga grandes cantidades de dinero a los periodistas y televisoras. Así nadie sabe nada ─sonrió feliz.
─Debí adivinarlo ─también sonrió y por fin disfrutó de su té.
─El niño, es un alfa dominante ─dijo luego de un par de minutos en silencio─. No debiste irte Tarō, se robaron tu lugar ─al omega no podía importarle menos. Solo compadecía al pobre chico, ojalá no le exigieran demasiado.
Mientras aún tenía los ojos en el pequeño joven amo, se dio cuenta que su trajecito oscuro estaba lleno de tierra, sus rodillas estaba descubiertas y se estaban enrojeciendo porque el césped estaba comenzando a irritarle la piel. Sus mejillas eran regordetas y miraba hacia el barro para evitar el contacto visual. Estaba pensando en llamarlo cuando el chiquillo salió corriendo. El sonido de unos poderosos pasos se escucharon resonar en el jardín.
Hatoyama Kuta es un hombre viejo que aún resplandecía de juventud y elegancia. Con un cabello rubio y lacio, un bigote decente y ojos dorados brillantes podía dejar a cualquiera admirando su grandeza.
Raiden estaba a su izquierda, tenía el rostro enrojecido, mostraba una expresión seria y su sonrisa alegre de siempre se había desvanecido. Era como si se tratara de un delincuente, pues dos guardaespaldas estaban sosteniéndolo con fuerza, era claro que el lobo había puesto resistencia.
─Aléjense ─ordenó el omega, pero fue hasta cuando Kuta asintió con la cabeza que el encargado del templo fue liberado.
Hatoyama se levantó tranquilamente de la mesa (muy a pesar de que deseaba correr) y se dirigió directo a su alfa. Le tomó la mejilla con cariño y:
─¿Fue mi padre? ─preguntó con tristeza.
─No le prestes tanta importancia, bombón ─sonrió─. Solo dime una cosa: ¿Debo preocuparme? ─Raiden volteó a mirar a un guardaespaldas.
─¿Él te golpeó? ─frunció el ceño, estaba molestó.
─¿No saludas a tu padre, Tarō? ─Kuta estaba todavía de pie, mirando con interés la escena delante de él.
─¿Saludar a un cerdo descortés que permitió que golpearan a mi pareja?
─¿Pareja? ─no le prestó atención al insultó─, jamás permitiremos que estés con un tipo de su categoría ─sonrió con deleite─. Sus ojos son extraños, por no decir, extremadamente horrorosos.
─No necesitas permitirme nada, padre ─se rió─. Porque no estoy solicitando tu consentimiento. Nunca has tenido buen gusto, así que tu opinión sobre el aspecto de alguien no es...
─¡SILENCIO, TARŌ. AHORA, VEN A LA MESA! ─gritó, haciendo que todos brincaran con susto. Eso era algo que Kuta siempre hacia, en lugar de pedir, ordenaba.
Ante la tensión de la situación, Shiraishi trató de hacer obedecer a su amante, era mejor que se sometieran, luchar no les iba a traer ningún provecho.
─No me vengas con esas mierdas, viejo ─eso había sido una chispa que encendió la bomba de la sinceridad en Ta-chan─, ¡¿Quién mierda te crees que eres para gritarme de ese modo?! ─Kuta enmudeció, ¿Desde cuándo su hijo hablaba de ese modo?─, ¡¿Crees que puedes gritarme de ese modo solo porque soy tu hijo?!, ¡Soy tú hijo, pero eso no te da derecho a ordenarme. Soy tu hijo y por eso también me debes respeto!
─Bombón, espera ─el encargado tuvo que apretar, entre sus brazos, a su omega, de pronto este último deseaba una pelea a golpes, ¿Desde cuándo el hijo del gran y poderoso Kuta actuaba así?
─¡Los padres no deben tratar así a sus propios hijos! ─seguía gritando─, ¡El que sea un omega no te da derecho a menospreciarme! ─se cegó en la furia─, ¡A mí me vale una mierda que concibieras a un hijo nuevo!, ¡NO ME IMPORTA!, Entonces... ¡Entonces ¿ por qué demonios tú tienes que intervenir en mi vida?!
─Bombón, el bebé ─susurró Raiden en la oreja del embarazado.
Recobrando la compostura y arreglándose el pelo, siguió:
─Sí quieres presentarme con alguien esta bien. Si deseas conversar conmigo está muy bien. Si quieres tener una charla con mi pareja esta increíble. Y si quieres reconciliarte esta de maravilla ─suspiró─. Pero no lo hagas de la forma violenta con la que acostumbras ─se giró hacia el guardaespaldas que seguramente había golpeado al recesivo, y le propinó una merecida bofetada, el tipo se tambaleo y casi cae al suelo de no ser porque Raiden impidió que sucediera─. Por favor, no lastimes al padre de mi hijo, Kuta ─se acarició el vientre mientras decía─: No soportaré una insolencia como esta de nuevo, así que te recomiendo dejarnos en paz.
─Tarō...
─Estoy seguro que puedo hacer que tu vida se desmorone en pedazos ─tal vez el colibrí era un animal pequeño, pero tenía poder─. No descansaré hasta hacer que pagues si algo le sucede a mí familia. No te metas conmigo.
─Tarō, no seas un omega de clase baja ─iniciaba de nuevo su progenitora.
─Y tu madre ─hubiera sido mejor que no hubiese dicho nada─, ¿No crees que la única que ha perdido su lugar aquí has sido tú? Solo observaba el panorama, eres la plaga que atormenta la cosecha. Te has quedado sola ─la compadeció, y tomó el brazo de su amante.
Por varios minutos una batalla de miradas entre los Hatoyama se llevó a cabo, la incomodidad podía ser palpable a las puntas de los dedos, y las respiraciones estaban comenzando a sentirse pesadas.
─Ah, bueno... ¿Ya hemos terminado con nuestra alegre reunión no es así? ─Shiraishi sonrió pero nadie contestó ni salió de la guerra─, Ya es trade, ¿Por qué no... Nos vamos a casa? ─rió.
─Buena idea. La charla la dejaremos para otro rato ─concordó el omega─. Padre, haz que el hombre que acabo de golpear nos llevé a casa.

DEL COMO RAIDEN CONSIGUIÓ UN MORETÓN EN LA MEJILLA

Los hombres estaban sometiéndolo con fuerza, y ninguno de ellos estaba dispuesto a responder a preguntas. Pero, ¿Quiénes eran todos ellos?
El encargado del templo seguía forcejeando cuando una silueta imponente salió del auto con una mirada de aburrimiento. Nunca había visto al hombre, pero de una cosa estaba seguro, era casi idéntico a alguien que conocía.
─¡¿Quién es usted?! ─preguntó Shiraishi luego de que consiguiera zafar la boca de la mano de uno de los secuestradores─. ¿Por qué son tantos de ustedes?, ¿Cinco contra uno no es sinónimo de injusto? ─en lugar de responder, el hombre desconocido volvió a subir al auto─. ¡EY! ─en ese mismo instante sopló un aire desconocido y frío, era fuerte, susurraba respuestas─. ¡Hatoyama Kuta! ─el gran alfa se sorprendió. Era extraño toparse con un recesivo lleno de coraje─. ¡Sal del auto! ─Kuta, al principio se mostró indispuesto, un recesivo no estaba para dar órdenes─. ¡Sé porque has venido. No resuelvas las cosas de esta manera. Cuidaré muy bien de tu hijo... CUIDARÉ MUY BIEN DE MI PRIMOGÉNITO! ─solo entonces el dominante salió de nuevo, estaba desconcertado. Ese guardián de templo, <<No tiene miedo>>─. Eres un hombre razonable, ¿No es así?... Tu plan es estúpido ─Kuta se quedó perdido en los ojos del recesivo, poseían fuerza, amenaza, crueldad─. Puedes matarme, pero dejaras ir a Tarō. Dejarás a mi familia en paz ─y lo peor: valentía─. Pero si decides dejarme vivir, cuidaré mejor de tu joven amo de lo que tú lo has estado haciendo. Te doy mi palabra.
Kuta caminó hasta plantarle cara a Raiden, quedaron frente a frente, como enemigos.
─¿Cómo sabes todo eso? ─¿acaso ese alfa recesivo era en verdad un detective?
Shiraishi, convencido de que ya nada importaba, y deseando escucharse poderoso, dijo la verdad:
─El viento me lo dijo.
Luego de unos segundos de silencio:
─¿A qué te refieres con eso? ─se mostró curioso el padre de Tarō, <<¿Viento?>>, ¿Acaso era el sobrenombre de algún experimentado espía?
─El viento que ha soplado me lo ha dicho ─reitero con orgullo.
De nueva cuenta, luego de unos segundos, nadie dijo nada, pero luego, los guardaespaldas que lo aprisionaban se echaron a reír con fuerza, soltaron su fuerte agarre para sostener su propio estómago. Carcajadas y carcajadas de diversión.
─Pff... ─incluso el mismísimo Kuta no disimulo.
Raiden dio un paso adelante para intentar escapar, pero tropezó con sus propios pies, aterrizando con su rostro en el suelo, lo que aumento la risa de los secuestradores. Shiraishi terminó hundido en vergüenza.
─Ah, ¿Estas bien? ─un guardaespaldas le dio la mano cuando logró calmar su risa─. Ten más cuidado ─con su ayuda, el encargado se puso de nuevo de pie.
─Su mejilla se hinchó ─comentó otro hombre.
─Rayos, ¿Tendremos algo en el auto?
─¿Supongo? La vez anterior le pedí a Wa...
─Llévenlo adentro ─ordenó Kuta mientras el mismo volvía al interior del coche─. Espero no sea grave ─todos los "hombres malos" coincidieron en una cosa: Raiden era un tipo agradable─. No lo lastimen, traten sus heridas.
El lobo ya no tuvo orgullo para hacer nada, así que se rindió, permitiendo a los secuestradores cagar todo su peso.
─Diablos, eres pesado.

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