CAPITULO XLIII. UNA VIEJA BRUJA PROSTITUTA

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Reiko cerró la puerta de su departamento, y luego dio tres pasos hacia la izquierda para llegar al hogar de su dulce vecina, tocó la puerta y sonrió

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Reiko cerró la puerta de su departamento, y luego dio tres pasos hacia la izquierda para llegar al hogar de su dulce vecina, tocó la puerta y sonrió.
─¡Hola! ─gritó─, ¡Leo, sé que estás ahí, maldita vieja!, ¡Abre la puerta! ─no tuvo que esperar mucho para que una mujer delgada de avanzada edad le abriera la puerta de mala gana─. Hola, ¿Cómo has estado Leonor?, ¿Todo bien?, ¿Qué tal va el negocio? ─preguntó feliz.
─¿Negocio?, ¿Qué maldito negocio? ─respondió con una voz amarga. El médico entró sin pedir permiso y caminó directo hacia una mesa en el centro de la cocina, donde se sentó en una silla vieja de madera─, ¡Tú!, ¿Quién crees que pagaría por acostarse con una mujer vieja como yo?
─Ah, ¿Es así? ─siguió alegre─, cuando estabas con mamá solías robarle al mejor hombre de la noche, pensé que tal vez...
─¿Por qué hablas de tu madre tan de repente? ─la mujer cerró la puerta y siguió al beta en la cocina─. Hana también robaba mis clientes ─sirvió café en una olla y lo puso a calentar sobre la oxidada estufa que milagrosamente aún servía─. Esa mujer fue toda una casquivana. Me hizo perderme de mucho billete.
─Ayer fue... ayer fue el aniversario de su muerte.
─¿Ya llevaste flores?
─Sí, sí, sí ─asinitó─. También puse una pocas en la tumba de Mori, deje un par de rosas rojas ahí.
─Eso está bien. Pensaba ir mañana así que también llevaré algunas para tu madre.
─Gracias.
─Seguro ─ambos estuvieron en completo silencio hasta que la señorita sirvió el café caliente sobre dos tazas en la mesa─, ¿A qué has venido esta vez?
─¿No es obvio? Vine a mi sesión de rutina ─se encogió de hombros─, ¿A qué otra cosa vendría?
─¿Sí? ─pero la vieja sabía que aquel hermoso joven solo iba a visitarla para asegurarse de que estaba bien─, ¿Cuándo llegaste?
─¿Eh?
─Lo ví en tu taza de té la última vez, ¿A dónde viajaste?
─¿Qué yo tuve un viaje?
─Deja de hacerte el idiota porque no te queda ─refunfuño Leo─, ¿A dónde fuiste?
─Bien, bien, tu ganas ─sonrió─. Fuí a la luna de miel de Yota, he regresado hace poco.
─¿Te metiste con su esposo? ─preguntó horrorizada.
─¡No!, ¡Por supuesto que no! ─esta vez sí estaba realmente ofendido─, ¿Quién demonios crees que soy? ─tomó su taza de café y le dio un sorbo─, ¡Ay!, está caliente.
─Debes soplarle antes de metértelo a la boca ─aunque la mujer le dió un trago sin quejarse─. Fuiste criado por una prostituta, así que, ¿Por qué no creer que eres capaz de acostarte con el esposo de tu hijo adoptivo?
─Porque amo a Yota, jamás haría algo para herirlo ─y eso era verdad─, además, aunque quisiera acostarme con ese sexy presidente Tanaka, no podría. Se enlazó con mi niño.
─¿QUÉ?, ¿Yota dejó que lo mordieran?
─Sí, sí, sí ─asintió varias veces─. Ahora solo la muerte puede deshacer ese contrato. Lo envidio tanto.
─¿Y Eustace? ─se preocupó.
─Él está bien, se convirtió en un joven amo ahora ─rió─. Es el heredero de la empresa de Tanaka Kenta.
─¿Es así? ─la mujer, de pronto, se puso sentimental─, y pensar que hace solo algunos cuantos años yo solía cuidarlo. Corría por aquí y por allá en esta misma casa.
─Eso... ¿Fue hace diez años? ─Kutaragi también lo recordaba─, eso ya fue hace bastante tiempo. Fuiste una excelente niñera mientras su madre trabajaba ─esta vez sí le sopló a la bebida─. Yota realmente estaba agradecido ─le dió un sorbo y─: Esta bueno ─suspiró.
─¿Tanto ha pasado ya? ─parpadeo─, Yota, ese chiquillo aún sigue preocupándose por mí ─la mujer, siendo la vecina de muchos años, no solo de Reiko sino también la de Yota, por supuesto que había visto a este último caminar junto a un atractivo hombre alfa. Jamás habría imaginado que eso resultaría.
─¿Sí?
─Me ha estado enviando dinero y ropa fina desde que se mudó, supongo que su marido es realmente generoso ─lo conocía de vista, pero había adivinado su nombre al leer las cartas.
─Sí, sí, vaya que lo es. Durante el viaje no tenía preparado nada, así que Kenta se encargó de comprar todo para mí ─rieron juntos.
─Yo digo que hay que seguir ayudando a niños vulnerables, nunca sabes si terminará casándose con un multimillonario ─bromeo y rieron─. De todas maneras, se siente su ausencia. No es por nada, pero los nuevos inquilinos son detestables.
─¿Los que se mudaron al antiguo departamento de Yota? ─Reiko ni siquiera les había prestado atención─, ¿Qué es lo que hacen?
─Parece que se las ingeniaron para saber todo sobre mí, descubrieron que solía ser una prostituta ─sonrió─, entonces empezaron a murmurar ─negó con la cabeza─. Escuché que maté a un jefe de la yakuza.
─¡Oh, por Dios, ¿es eso así?! ─fingió sorprenderse.
─Yo tampoco lo sabía hasta ahora ─rió─. Reiko, escucha, ten cuidado de lo que haces de ahora en adelante, o terminaré matándote como a ese yakuza ─se divirtieron.
La relación de estos betas era muy familiar, y eso era porque la madre de Reiko y Leonor se conocieron por pura casualidad hace muchos años, se convirtieron en amigas mientras comprendían que, en un prostíbulo, el dinero fluía más rápido que en cualquier otro empleo.
Fueron dos mujeres abandonadas que solo querían tener la oportunidad de sobrevivir.
─Las personas "normales" son aterradoras ─concluyó Reiko.
─Ya creo que sí ─suspiró.
Luego el tiempo transcurrió con ellos bebiendo el café en silencio.
Leonor se levantó de su silla y fue a buscar su confiable esfera de cristal.
─Veamos tu futuro, muchacho ─Leonor no solo había sido una hermosa prostituta en sus tiempos de juventud, sino que, también tenía algunos dones especiales.
─¡Oh!, ¿No será la taza de té esta vez?
─No, no. Acabo de comprar esta cosa y quiero ver si funciona correctamente. Jamás la he probado así que... No lo sé ─Kutaragi hizo un gesto despreocupado y espero pacientemente. Cuando la mujer regreso con el objeto y lo puso en el centro de la mesa, el médico aguantó las ganas de reír─. Si te ríes no te leeré el futuro ─lo amenazó. Entonces el beta se mordió los labios.
─No iba a hacerlo ─mintió.
─Claro ─habló desconfiada.
─No, no, no, de verdad... ─Leonor se quedó viendo la esfera fijamente.
─Kutaragi Reiko ─empezó la bruja mientras prendía un cigarrillo y se lo llevaba a la boca─. Kutaragi Reiko ─se echó hacia atrás en la silla con un rostro aburrido─. Kutaragi Reiko ─seguía diciendo.
─¿De verdad funciona?
─Kutaragi Reiko ─dijo una vez más.
─¿Leo?
─Kutaragi Reiko.
─¿Por qué no regresamos a las tazas de té?
─Kutaragi Reiko.
─Oye, Leo, es extraño...
─Kutaragi... ─la señorita vió a un enorme león aparecer en la esfera, pero luego de unos segundos, se desvaneció... Entonces empezó a formarse un enorme dragón, era colosal, escupía fuego por la boca y... no, espera, no era un dragón, era una hermosa serpiente de color escarlata brillante, sus ojos eran igual de rojos que su piel, las pupilas casi se perdían en la intensidad del color, y no había estado escupiendo fuego, era sangre.
─¿Podemos volver a las tazas? ─seguía insistiendo el otro, que por supuesto no había podido ver nada en la esfera transparente.
─Hay una serpiente ─el doctor guardo silencio─. Una liebre provoca la furia de la serpiente ─de pronto una pequeña liebre apareció en la esfera dando salto tras salto, jugaba con la cola de serpiente, como si se tratara de una lombriz.
─¿A qué te refieres?
─La serpiente esta... furiosa con la liebre ─el gran animal se movió de un lado a otro, intentando golpear el rostro de la liebre con su cola.
─¿Una serpiente?
─Le irrita que la liebre no le tenga miedo ─el reptil logró enroscar su cuerpo alrededor de la liebre─. Las escamas de la serpiente ya lo han tocado ─y empezó a asfixiar a la liebre con fuerza─. Pobre liebre, ignoró los grandes colmillos de la serpiente, incluso sobre estimo su poder.
─Vaya, pobrecilla ─exclamó el beta.
─Ella se metió con alguien con quien no debía ─soltó el humo que guardaba en su boca, y siguió hablando─. Se metió con una larga serpiente roja, muy venenosa.
─¿Qué quieres decir?, ¿Una venganza? ─y finalmente la serpiente abrió su gran boca.
─No lo sé, ¿Cómo lo sabría? Yo solo te digo lo que veo, la interpretación puede variar ─y el cuerpo de la liebre moribunda fue consumido en su totalidad por el reptil ponzoñoso.
─¿Y quién soy yo? ─se tragaron a la liebre.
─Reiko, espero que seas la serpiente.

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