CAPITULO XIV. KENTA, YOTA Y UN TIPO

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Eustace había llegado de la escuela temprano, y su madre había tomado una decisión desesperada y apresurada.
Así que había dado de comer al beta, y se le había ocurrido la idea de dejarle lista la cena, junto con indicaciones claras de que tomara un baño y que fuera a la cama temprano, y que no lo esperara porque no llegaría a casa.
Su cuerpo no estaba mejorando en lo absoluto, Shinseki lo podía sentir, así que se lo había pensado durante horas, y al final había entrado a la internet para dar un vistazo dentro de la página de citas que Eustace había preparado para él. Basto con subir una foto linda del omega para que hubiera un interesado.
Se dirigía hacia un restaurante famoso de Tokio, y no sabía nada de su cita, quizás era un sujeto adinerado, un hombre guapo, o alguien serio... No tenía ni idea, pero tampoco le importaba.
Mientras pasara la noche con el sujeto estaba bien, ¿Cierto?
No se había atrevido a hacerle semejante oferta al respetable Tanaka, porque se sentiría humillado cuando aquel alfa se rehusara a hacer ese tipo de tratos con alguien como nuestro omega. No quería ser rechazado, pues entonces ya no podría volver a ver a ese hombre a los ojos por el peso de la vergüenza, pero, era claro que esta era una falsa idea, porque el presidente lo deseaba, y mucho.
Y si es que te preguntas por el trabajo de ayudante de cocina, a Yota ya no le importó mucho, había pensado: <<Es por mi salud. No iré, y que me lo descuenten, ¿Qué podría salir mal?>>
Quería solucionar su problema cuanto antes porque si seguía ignorando aquel deseo, temía que la próxima vez que escuchará la voz de Kenta saltara sobre él sin pensarlo en absoluto.
En cuanto llegó a las puertas del restaurante, el mesero lo dirigió hacia una mesa reservada, espero por lo que fueron veinte minutos y después vio acercarse a un hombre nada atractivo. Era más bien bastante común, con anteojos juveniles y una barba gris larga en la barbilla, era mucho mayor y estaba completamente fuera del gusto de Shinseki, pero aun así estaba bien. <<Mientras pasemos la noche>>, se repetía.
─¿Señor Shinseki?
─Ese soy yo ─sonrió y en cuanto se levantó para saludar al hombre pudo notar como aquel tipo lo escaneaba de pies a cabeza, cuando vio que el hombre asintió pudo sentirse tranquilo porque eso significaba que era de su gusto. Al menos pudo saber que estaban ahí por la misma razón: el sexo.
Una charla de temas sin importancia apareció durante el transcurso de la cena, pero el omega no estaba nada interesado, sin mencionar que hasta había olvidado el nombre del sujeto. Yota solo reía y seguía paciente, manteniéndose en la conversación respondiendo con un: "Claro", o un, "Por supuesto", pero no dejaba de pensar: <<Deja de hablar, solo vayamos a un hotel>>. Hasta que llego el preciado momento.
El mesero recién había cobrado la cuenta cuando el hombre hizo una jugada, el alfa lo tomó por la cintura sin pedirle permiso y se acercó lo suficiente como para decirle a todos, sin la necesidad de usar palabras, que estaban a punto de tener intimidad.
─¿Estás bien con cualquier hotel? ─el ayudante de cocina solo había asentido con la cabeza mientras su rostro tenia plasmada una sonrisa forzada.
Estaba ahí por su propia voluntad pero no podía evitar sentir que el toque de ese sujeto era desagradable. Además de que se sentía culpable, porque estaba presente el sentimiento de que estaba traicionado al joven amo, lo cuál no tenía sentido porque eran nada más que conocidos, pero aún seguía sintiendo que era inapropiado. Ninguno de los dos se había confesado así que no era la gran cosa, pero a pesar de eso a su corazón parecía dolerle, era como si le dijera que esto que hacia no era lo correcto, que solo deseaba ser tomado por un solo alfa y no por uno cualquiera, porque ese hombre tenía un nombre y un apellido, y esos eran Tanaka Kenta.
─¿A dónde iremos? ─preguntó Shinseki, pero su pregunta fue ignorada.
─Sí que hueles bien ─mencionó el alfa cuando la fragancia de Yota empezaba a desbordarse con tan solo pensar en el presidente─. Pero no aquí. Cuando estemos en el hotel, ¿Bien?

+.+

Tanaka bajaba de su automóvil, seguido por Hatoyama, quien se estaba retirando los lentes del rostro para guardarlos en un estuche.
─Y no podemos ir al otro restaurante porque has tenido una pelea con Inoue ─se quejó el omega mientras caminaba en dirección hacia el nuevo restaurante que había encontrado en internet.
Según las reseñas, tenían un excelente menú y atendían a sus comensales de manera cortés y eficaz.
─No he peleado con nadie, aun podemos ir ─respondió Kenta.
─Seria incómodo.
─No es así.
─Para ti no, para Inoue sí.
─Debería de ser más listo. Y su hijo parece una autentica replicaba suya. Tal vez no te diste cuenta pero hasta su cara llena de vergüenza es des... ─Tarō dejó de prestarle atención a su empleador, que parecía que se había perdido en algún punto en la lejanía, ese rostro devastado y desconocido lo obligó a mirar a la misma dirección.
─Esas son las feromonas de Yota ─susurró el alfa.
─¿Disculpa? ─Inhaló y pensó: <<Huele como a ese chico>>, habían personas a unos cuantos metros pero estaba oscuro y no podía ver muy bien─. No, ¿Qué haces?, ¡Joven amo! ─se alarmó cuando aquel hombre no estaba más a su lado, pues caminaba con prisa hacia un par de hombres que parecían muy amigables─, ¡Espera!
<<Son las feromonas de Yota>>, temía el presidente.
En cuanto llegó hasta en frente de esos dos hombres su corazón dio un vuelco. No solo estaba viendo a la persona que le interesaba yendo con otro alfa, sino que también aquel tipo estaba tomándolo de las caderas agresivamente.
─Yota ─habló primero.
─Joven amo ─Kenta estaba seguro de que se trataba del mismo Yota con el que soñaba.
─Que coincidencia, ¿Qué haces por aquí?
─¿Yo?, yo he venido a comer ─respondió como si no estuviera siendo abrazado por un tipo.
─¿Quién es él?, ¿Es un amigo? ─hizo de nuevo otra pregunta con un poco de nervios, porque ¿Qué tipo de amigo sostiene la cintura de su amigo de esa manera?
Shinseki estaba a punto de contestar cuando el sujeto interfirió.
─Debiste de haberme dicho si traías a otro chico ─dijo─. No hay ningún problema pero una noche de tres personas no es de mi gusto ─volteó a mirar a Tanaka y firmó su sentencia de muerte─. Lo utilizaré primero si no te importa, luego será tuyo, ¿De acuerdo? ─miró la hora en su teléfono celular y agregó─: Serán mínimo dos horas, y puedes buscarlo en el hotel de por allá ─y señaló con el dedo hacía en frente─. Prometo que lo dejaré para tí después ─en cuanto el hombre quiso alejarse, Kenta no lo aguanto más y le arrebató a Yota de los brazos.
─¿Qué lo usarás primero? ─preguntó enojado─, pero que mierda balbuceas, anciano ─ahora era Tanaka quien tenía a un hermoso omega en sus brazos.
─Joven amo ─murmuró el chico sorprendido.
─¿Crees que puedes tratar a un omega de esa manera solo porque luce así de lindo? ─siguió el imponente hombre.
─Jo-joven amo ─lo llamó de nuevo.
─Debes respetarlos y no solo hablar de ellos como si fueran algo que puedes pasar como un objeto. No son desechables.
─¡Joven amo! ─gritó el ayudante de cocina y entonces el director bajo la cabeza hacia el chico que tenía abrazado contra su pecho─. Yo... lo llamé. Además... éste... no es... su asunto ─el alfa aflojó el agarre, y no dijo nada, porque no sabía que decir.
─¡Ah, ya entendí! ─dijo la cita se Shinseki─, ¿Quieres arrebatármelo porque se te ha antojado? Lo siento niño, pero es mío. Él duerme conmigo hoy ─el alfa imprudente tomo la muñeca del omega y empezó a jalarlo con fuerza. Yota soltó un pequeño quejido porque le dolió pero no se resistió.
<<¿Qué lo llamó?>>, pensaba el joven amo, sintiendo como su pecho se rompía. Si había sido así entonces no podía hacer nada, ¿Verdad?
Ese omega ya estaba siendo arrastrado lejos de él cuando pensó: <<¿Significa que se terminó?, ¿No podré verlo más?... Así que he sido rechazado>>, comenzaba a darse la vuelta para pretender que nada había sucedido, para aparentar que no le había dolido ese rechazo, estaba convencido de que ese chico no estaba interesado en él y eso estaba causándole un dolor tremendo. <<¿Lo voy a dejar ir tan fácilmente?>>, se preguntó y entonces:
─¡Yota! ─<<Sera mi último intento>>, se esperanzaba Tanaka mientras caminaba en dirección hacia el ayudante de cocina─, ven conmigo ─ofreció─. Si vienes conmigo me harías muy feliz. Así que ven conmigo ─repitió─. Por favor ─le suplicó.
<<¿El joven amo acaba de...?>>, Mientras dudaba, una fuerte sensación de temor le recorrió la espalda, a lado de ese tipo de sentía tan... vulnerable y... deshonesto. Pero si era Tanaka quien sostenía su mano entonces... << ¡Joven amo!>>, Podía saber que nada malo sucedería.
Y como si esas palabras hubieran sido un hechizo de magia, el omega se soltó del agarre del otro hombre y corrió hacia Kenta, lo había hecho sin pensar, solo había obedecido a su cuerpo. Y mientras corría podía sentir el aire bochornoso de la ciudad que se le pegaba a la cara, y se detuvo de golpe cuando llegó hasta donde el director, lo miraba con temor mientras salía vaho por su boca, estaba angustiado.
Pero ante el joven amo aquel chiquillo se veía como un conejito cansado, con unos ojos adorables y amables.
─¿Vienes conmigo? ─le preguntó el alfa, quien un poco después sonrió con felicidad cuando aquel, ya su omega, asintió con vergüenza.
─Voy contigo ─le aseguro.
─Vamos juntos ─ambos se alejaron dando paso tras paso, caminaron sin tener un destino fijo, ocasionando también que se perdieran en su propio mundo, olvidando todo aquello que los rodeaba. Cuando dieron vuelta en una esquina se perdieron en vista de Hatoyama.
Este secretario parpadeo confundido hasta que se acordó del otro tipo que habían abandonado, así que se encargó del problema.
El viejo ya se estaba alejando en dirección contraria mientras lanzaba maldiciones, pero entonces Tarō le gritó:
─¡Oye, viejo!

 El viejo ya se estaba alejando en dirección contraria mientras lanzaba maldiciones, pero entonces Tarō le gritó:─¡Oye, viejo!

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