CAPITULO XII. BATEO Y CORRIDO

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Antes de que Yota pudiera preguntar por la mejilla roja de su hijo, Eustace habló primero.
─Fue un accidente ─se encogió de hombros y permaneció con la misma expresión seria de siempre.
─¿Qué fue lo que sucedió? ─preguntó el omega mientras quitaba la gasa exagerada que tenía el adolescente en el rostro─. Menos mal que no es nada grave ─sonrió.
Cuando llegaron al departamento, el alfa había salido del auto con preocupación, se había repetido que le explicaría todo a la madre del chico, que no había podido proteger, pero aún no estaba en el departamento del omega (Eustace había subido primero), ya que estaba ocupado asegurándose de que sus empleados cargaran y trataran con cuidado los cuatro obsequios que este presidente tenía preparado para el beta (a pesar de que ya había pasado la fecha de su cumpleaños).
Y a Hatoyama no le importaba demasiado, él había regresado a su departamento por sus propios medios después de salir del restaurante.
Pero regresando con Shinseki.
─Un muchacho me golpeó ─Eustace estaba pensando sobre si mentir o no, ya que estaba un poco temeroso sobre que la imagen de Tanaka cambiara a ojos de su madre, pero al final se había dicho que lo mejor era decir la verdad, porque siempre había escuchado decir que las mentiras salen más temprano a flote que las verdades, además, este incidente no había sido culpa ni de Kenta, ni de Eustace─. Era un tipo de mi antigua escuela. Me atacó sin aviso.
─¡QUÉ! ─el ayudante de cocina empezó a examinar con profundidad el cuerpo de su hijo, le alzó las mangas del suéter, le revisó las manos, la cabeza, los pies, había tomado su pantalón para llevarlo hasta por arriba de sus rodillas, y cuando le iba a levantar la camisa hasta el pecho:
─¡Mamá! ─le reprochó el chico.
─¿Te lastimaron en otro lugar?, ¿Te hicieron algo más?, ¿Te obligaron a hacer algo que no querías? ─el temor se reflejó en el rostro del omega, tragó saliva, la gente rica no solía ser nada piadosa.
Suspiró de alivio cuando el joven negó con la cabeza.
─Kenta me ayudó ─Yota se sorprendió─. Él hizo que se disculparan conmigo ─el omega no podía creer lo que estaba viendo─. No me dolió porque Kenta curo mis heridas y me dió comida ─su hijo estaba sonriendo de oreja a oreja, nunca había visto a ese estudiante ser tan feliz.
─¿De verdad?
─A pesar de ese mal rato, me divertí ─el corazón de Shinseki se llenó de calidez, el bienestar de su beta era lo único que había pedido.
─Me alegro mucho ─los pasos imponentes de un hombre se acercaban de a poco a poco a la puerta, finalmente ese director había llegado a la puerta con un par de hombres cargando las cajas─. Joven amo ─no hizo falta tocar la puerta, Eustace la había dejado bien abierta.
Cuando el empresario vio el rostro del ayudante de cocina se desanimó, ¿Cómo se explicaría?
─Me disculpo. Prometí que lo cuidaría pero no pude hacer un buen trabajo. De verdad lamento el incidente, ese joven lo atacó justo cuando no lo vigilaba... ─Yota corrió para alcanzar a ese gran hombre, que aún estaba de pie en la entrada de su departamento como si estuviera siendo regañado como un niño pequeño, el omega lo tomó por el cuello y lo abrazó con fuerza sin pensarlo mucho.
─Gracias por ayudarlo, joven amo ─susurró al oído del alfa. A Tanaka se le erizó la piel y tardó en procesar la escena, pero cuando por fin pudo reaccionar, abrazó las caderas de Shinseki con la misma pasión con la que estaba siendo abrazado. <<¡Ah!, ¿Qué estoy haciendo?>>, pensó el omega, cuando se quiso apartar el fuerte agarre de Kenta lo detuvo.
El ayudante estaba avergonzado pero no podía negar que le agradaba, sus mejillas estaban calientes y pintadas de un color rojo intenso, una cosa llevó a otra, y en un impulso alejó un poco la cabeza y después la acercó al rostro del presidente, donde plantó un beso suave en la mejilla del hombre. <<Sus labios son cálidos, frágiles y excitantes>>, se decía el director. Aún estaba sorprendido, y el impulso también se hizo presente, quería llevar a ese omega a la más cercana habitación, quitarle la ropa y penetrarlo hasta el fondo, pero por supuesto que su deseo fue reprimido─. Gracias ─y ahí estaba, una sonrisa amable y hermosa, era igual a la que había visto la primera vez que lo conoció, y estaba dedicada especialmente para él. Su corazón se saltó un latido, y después no dejó de brincar.
Cuando se separaron, ellos cambiaron de tema.
─He traído regalos para Eustace ─habló el presidente para tratar de calmar a su agitado corazón─. Quise traerlos el día de la cena pero me confundí, así que estuve pensando en compensarlo con unos nuevos.
─Joven amo, usted no debió de hacer eso, debió de ser molesto... Sin mencionar que... son demasiados.
─Eso no importa ─respondió despreocupado.
─Pero es que si importa, además debió de gastar mucho dinero ─ya que había visto la envoltura y el moño de cada una de las cajas, lucían refinadas.
─Me divertí escogiéndolos ─miró al beta mientras lo decía, y ese adolescente le agradeció con una leve inclinación de cabeza.
─Muchas gracias ─Eustace se acercó a uno de los hombres que tenía un par de regalos y alzó los brazos para que se los entregaran.
─Por supuesto ─Kenta se sintió complacido.
─¡Eustace! ─lo regaño su madre.
─Es que ya los ha comprado, y si no los acepto... ─"Definitivamente llorará", recordó el joven beta─. Sería grosero. Además, a cambio de recibir estos regalos Kenta está invitado a venir al partido de beisbol mañana ─pidió el estudiante un poco avergonzado─. ¿Quieres acompañarnos? ─le pregunto al alfa.
─El joven amo es un hombre ocupado, Eustace. No debemos forzarlo.
─Es cierto ─el rostro deprimido del beta hizo sonreír a Tanaka, este empresario ya había decidido ir después de que se lo preguntaran, no había nada que pensar.
─Iré. Es fin de semana después de todo ─avisó el joven amo, y decía la verdad, a menos que una conferencia de negocios lo arruinara, pero el presidente no iba a permitirlo, no esta vez─. Acudiré al partido de beisbol.

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