<<Un gran biscocho... Con glaseado derramándose, con mucho chocolate, mermelada en el centro y... con muchas, muchas, pero muchas fresas>>, sonrió.
─¡Shinseki. Las papas!
El fuerte grito lo sacó de sus pensamientos, no tardó en reaccionar y se hizo cargo de los ingredientes en el fuego.
¿A quién no se le antoja un gran y sabroso pastel cuando llega cansado después del trabajo?, desde hace ya una semana que Yota había querido poner un poco de pastel en su paladar, así que su mente estaba ocupada imaginándose un gran biscocho de fresa dentro de una hermosa vitrina.
<<Ya quiero salir del trabajo>>, seguía haciéndosele agua la boca, <<¿Cuánto falta para eso?>>, sonrió cuando miró el reloj de enfrente, solo una hora más y saldría del trabajo.
─¿Qué sucede?, ¿Cansado? ─preguntó un compañero tomando lugar a su lado.
El día había transcurrido sin accidentes a excepción de:
─No, no es nada, es solo que me dolió la cabeza por la tarde ─era bueno que esa molestia no le hubiera durado tanto tiempo, y es que después de tomar una pastilla para el dolor, este había desaparecido por completo.
─No es de extrañarse ─el tipo fortachón se encogió de hombros─. Es por el clima. En la cocina el clima siempre está caliente porque el fuego esta siempre encendido, y una vez que sales ¡Zas!, el frío te llega hasta el trasero. Es parte del sacrificio ─asintió mientras la carne que ponía en la sartén comenzaba a freírse.
Estaban a finales de otoño, y el frío de invierno ya podía sentirse.
Un ayudante de cocina pasaba todo el tiempo dentro de su lugar de trabajo, cuando terminaban, era muy común que el cambio de clima repentino fuera resentido por su cuerpo.
─Ya veo.
─Te recomiendo que cuando salgas no pienses ir por la puerta de atrás. Mejor ve por la puerta principal del hospital, antes de salir espera cinco minutos, luego puedes irte a casa ─le sonrió─. Es lo que yo hago.
─Eso haré, gracias.
─Cuando quieras.
Al final del trabajo, en lugar de esperar en la puerta delantera del hospital como le habían dicho, decidió ir a despedirse de Frederick y de Ichiro. Estaba muy feliz porque mañana seria domingo, y podía ver, de nuevo, a su amante.
Ya de regreso a casa, pasó a un costado de una pastelería pequeña, no pudo resistir no entrar en ella.
─Bienvenido ─lo saludó la empleada.
<<Se ven tan ricos>>, pensó solo al mirar la vitrina refrigeradora. Eran muchos colores, mucha crema, muchas frutas y... muchos sentimientos.
Quería poder comprar uno entero pero eran demasiado costosos, además de que seguramente sería mucho para él y para Eustace, pero para su buena suerte, vendían trozos con un costo mucho más accesible.
<<Quisiera poder llevar todos>>, se dijo medio riendo.
─El de queso es la especialidad de la casa ─comenzó a explicar la mujer─. Es de queso crema y este relleno de mermelada de mora ─sonrió.
─Quisiera llevar dos rebanadas de pastel de fresa ─al final, la oferta de la empleada no se le antojo mucho y decidió ir por lo que su estómago le pedía
─Por supuesto.
Cuando por fin llegó a casa preparó una deliciosa cena, y Eustace y Yota tomaron como postre el delicioso pastel antes de ir a la cama.
Lo que no imaginaba el inocente omega era que esa sería su rutina durante los próximos tres días.+.+
─Es que, de verdad que estas engordando... ¿Serán gases? ─le dijo Reiko a su amigo, la hora del almuerzo era su parte favorita de la vida laboral.
─¿Sí?
─Definitivamente. Tus mejillas también se ven un poco rellenitas.
─Es que... Bueno, he estado comiendo mucho ─susurró.
─¿Y qué comiste?, ¿Una bolsa entera de frijoles de pueblo? ─se burló el médico.
─No ─corrigió molesto pero con la misma voz baja─. Pastel.
─¿Pastel? ─Shinseki asintió─, ¿Diario? ─el chico volvió a asentir─. Nunca fuiste de cosas dulces.
─No es como si no me gustaran.
─Bueno, pues, debes dejar de comer pastel, engordaras, y tu alfa ya no te querrá.
─¿Tú crees eso? ─entró en pánico.
─Claro que no ─contestó como si fuese muy obvio─, ¿Has sentido tu olor?, todo el mundo puede saber que apestas a las feromonas de un alfa, ¿Por cuánto tiempo te tuvo en la cama?
─Yo no... yo no conté el tiempo.
─¿No contaste el tiempo? ─rió, arrugó la frente y se tapó la nariz como si existiera un aroma repugnante─, ¿Estas poniéndote todo gordito y aún así sigues acostándote con él? ─Yota asintió con vergüenza─, sería un idiota si se atreviera a dejarte por una tontería así, y ese joven amo sexy no es un idiota, claro que no te va a dejar.
─Sí ─sonrió feliz.
─De todas maneras, debes cuidar tu salud. Come más verduras ─al mismo tiempo sirvió un poco de vegetales en el plato del omega.
─No me des tus sobras ─se quejó.
─No lo estoy ─se defendió─. El comer mucho pastel con demasiada recurrencia puede llevarte a tener sobrepeso, lo que también genera problemas del corazón y diabetes, ¿Sabías que también puedes desarrollar ansiedad?, es mejor que dejes los pasteles, Yota. Escúchame, son un médico ─afirmo con seguridad.
Pero para el ayudante de cocina, ver las verduras siendo servidas en su plato le genero un mal sentimiento. No lucían mal, pero ante sus ojos, eran asquerosas.
─No las quiero ─su boca se llenó de saliva y negó con la cabeza.
─¿Cómo qué no? ─le reclamó enfadado el beta. Se puso de pie y caminó hasta donde su amigo para meterle un trozo de calabaza en la boca. En cuando Shinseki vio lo que planeaba, se levantó, quería huir, pero un mareo repentino se lo impidió. El piso, de pronto, pareció inclinarse, nada era nítido, luego parpadeo, y finalmente se quedó en la oscuridad.+.+
Se sintió como si hubiera sido solo un parpadeo, pero en realidad podía saberse que habían pasado varios minutos porque ya no estaba en el comedor del hospital, ahora estaba en una habitación, recostado sobre una camilla, ¿Pero qué había pasado?
Cuando recién despertaba, Kutaragi estaba a su lado, mirándole el rostro con alegría.
─¡Yota, mi niño! ─lo saludo gritando─, ¿Cómo va todo?, ¿Estás bien?
─Sí ─contestó débilmente.
─Me diste un susto tremendo ─el beta movió la cabeza de un lado a otro, como si se hubiera asustado por algo ridiculo─. Duraste de pie solo unos segundos y luego, ¡Plaz! Abajo.
─¿Sí?
─¡Sí!, mi corazón dio un brinco y fue bueno que estuviera cerca de tí, logré tomarte de la espalda.
─Gracias ─Shinseki intentó levantarse pero─: Ay ─no pudo. Se puso la mano derecha sobre el rostro y frotó sus ojos.
─¿Aun sigues mareado?
─Un poco.
─Eso está bien, es completamente normal, solo inhala y exhala. Cierra los ojos mientras haces eso ─el ayudante obedeció.
─Tengo que volver a la cocina ─miró el reloj en la pared. Habían pasado veinte minutos desde que la hora del almuerzo había terminado.
─Está bien, pero ten cuidado.
─¿Siguen siendo las feromonas? ─<<Pero si he estado haciéndolo con el joven amo regularmente>>, pensó─. Ojalá el director del hospital pudiera darme días libres ─por fin logró poner los pies en el suelo, sonrió porque pudo dar dos pasos sin problemas.
─Siempre podrás pedir la incapacidad por maternidad ─Yota volteó bruscamente hacia la dirección de Reiko, ¿Acaso había escuchado mal?
─¿Qué?
─¡Buenas noticias!, ¡Son dos buenas noticias! ─brincó el médico─, la primera buena noticia es que tus feromonas están un setenta y tres por ciento más estables, ¡Cada vez más cerca del cien por ciento! ─aplaudió─, y la segunda, ¡Pido tambores! ─hizo la réplica del sonido pegándole con los dedos a la mesa de noche a un costado─, ¡Estas embarazado!, a este si hay que ponerle Reiko.<<¿Eh>>, Yota pensó que era todo un horror.
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NAVEGANTE DE LAS ESTRELLAS
RomanceTanaka Kenta es un alfa extremadamente dominante, ha heredado la empresa de su padre recientemente y lo ha hecho de maravilla. Es un hombre con las virtudes de un ángel y el aspecto de un rey, y nunca se ha enamorado. Durante una visita al hospital...