EXTRA VI. MANTENGA SU SEGURIDAD

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Kenta caminaba con una brillante aura a su alrededor

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Kenta caminaba con una brillante aura a su alrededor. Cualquier persona que regresara al trabajo después de unas maravillosas vacaciones estaría deprimido, pero Kenta, inesperadamente, no lo estaba. A decir verdad, había extrañado el trabajo, ahora mismo estaba tranquilo, disfrutando de caminar de nuevo por los relucientes pasillos, directo hacia su espaciosa ofici...
─¡Quiero hablar con él, AHORA! ─era bueno que la empresa no hubiese perdido la esencia en ausencia del presidente.
El gran hombre apresuró el paso, una mujer hermosa estaba tratando de escapar del agarre de dos guardias de seguridad.
─¡Señorita Atwood! ─y claro que al jefe no le agrado en absoluto que una tarántula... Cof, que diga, que una completa intrusa, abusara de un poder que no tenía, al menos, no dentro de BBS.
Amelia tembló...Mejor dicho, todos los presentes lo hicieron, ese fuerte rugido los asustó tanto que de inmediato guardaron la compostura.
─Presidente ─susurró la dama aún con nervios.
─¿Qué es lo que hace por aquí, señorita? ─contrario al grito de hace un momento, esta era una pregunta de un caballero con voz amable.
─Ah, pues... pues... Vine a denunciar los actos...
─... ¿No lo sabías?, el secretario, Hatoyama, esta embarazado ─susurraban (pero no lo suficientemente bajo) un par de empleados que solamente pasaban por casualidad.
Atwood giró la cabeza con espanto al escuchar el nombre de su agresor, como si, con solo escuchar el nombre, estuvieran a punto de arrancarle los pelos.
Pero Tanaka volteo por una razón distinta, él estaba impactado, impresionado, ¿Qué habían dicho esas personas?
Aquellos parlanchines sujetos ya se estaban alejando, perdiéndose luego de cruzar una esquina, pero el presidente de BBS quería saber más, así que ordeno a los dos guardias de seguridad, que hace solo un momento retenían a Amelia, que los siguieran.
─Señor Sosuke, trae a esos dos empleados a mi oficina ─los guardias se desvanecieron luego de hacer una reverencia.
Luego de unos segundos en silencio, la mujer volvió a obtener la atención del león.
─Presidente.
─Venga por aquí, señorita ─la guió personalmente a su oficina, y cuando llegaron puso su portafolio en la enorme mesa de cristal, se quitó el saco y lo colgó en el perchero, y finalmente, se sentó en su silla de cuero─. Siéntese ─este hombre no podía creer que tenía que lidiar con algo así tan pronto volvía.
─Presidente, el día...
─Este no es la clase de lugar en donde puede venir a hacer esa clase de alborotos, señorita ─la regañó─. Este es un lugar de trabajo donde la paz y la tranquilidad son dos aspectos importantes para evitar desgracias. Sin eso, BBS está perdido ─suspiró─. Ingresar de esa manera a mi empresa es ilegal, ¿Lo sabía?
─No, yo lo sé, pero...
─Si lo sabía entonces solo queda una cosa por decir ─no lo dijo, pero Amelia sabía a qué se refería.
─Lo lamento ─sintió como si se le secara la garganta con tan solo decir eso.
─Olvidemos de eso ahora ─negó con la mano─. Dígame, ¿Por qué estaba haciendo un berrinche tan temprano en mi compañía? ─levantó los brazos y tomó la jarra de agua que estaba a su derecha.
─Esto no es un berrinche, es una manifestación ─dijo mirando el anillo reluciente que traía ese alfa extremo en la mano izquierda.
─¿Una manifestación? ─evitó reír mientras servía el agua en un vaso─, ¿Cómo puede tratarse de una manifestación?
─La semana pasada su secretario me agredió físicamente ─soltó sin rodeos y ofendida.
Tanaka levantó las cejas, le extraño ese comportamiento pero no le pareció difícil de creer, definitivamente era algo que Tarō haría pero, ¿con Amelia?
─¿Qué es lo que le hizo a mi secretario? ─sin duda alguna Atwood estaba ocultando cosas.
─¿Disculpe?
─Sí. Qué es lo que provoco que mi secretario actuara de ese modo.
─Yo no hice nada ─se defendió─. Olvidó por completo que yo era una dama y saltó sobre mí. Estaba en este mismo lugar, junto al señor Raiden, él es testigo de lo que paso ─chilló.
<<¿El señor Raiden?>>, recordó el rostro del único tipo que conocía con un nombre así, un caballero alegre que había vestido de gala en su boda, esa fue su primera impresión.
─¿Sí? ─estaba confundido.
─Su secretario solo se sintió inferior a mí. Él atacó mi cabello ─Kenta le prestó atención al cabello de la pelirroja, estaba bien arreglado, igual que siempre─. Estaba tan enredado que tuvieron que cortármelo ─solo entonces se dió cuenta, aquella fina señorita había tenido el cabello largo en el pasado.
Alguien tocó a la puerta, el director dió el permiso para que entraran, y entonces aparecieron aquellos hombres parlanchines.
Parece que todo tenía que ver con su secretario, ¿Por qué sería?
Tomó el teléfono y marcó a recepción.

"Presidente, buenos días. Es bueno tenerlo de vuelta".

─Ya creo que sí ─sonrió.

"¿En qué puedo ayudarlo?"

─Dile a Hatoyama que venga a mí oficina.
─¡¿Qué?! ─la alfa arrogante se horrorizó.

"Enseguida, presidente".

─Gracias ─después de colgar, hizo que los trabajadores cerraran la puerta, y que se acercaran aún más─, ¿Qué es lo que murmuraban hace un rato?

+.+

Tarō estaba feliz de tener a su jefe de vuelta, pensaba en que saludo sería el adecuado cuando, al abrir la puerta, vió la espalda de esa detestable mujer resbalosa.
Ella solo se quedó inmóvil.
─Presidente ─se inclinó el omega.
Ahora Yota no estaba presente, así que nadie lo defendería si estuviera a punto de ser despedido.
Entró en la espaciosa oficina luego de cerrar la puerta lentamente.
─Me enteré de que dejaste entrar a un civil a la empresa ─el empresario bebió de su vaso de agua.
─Es porque se trataba de Shiraishi ─contestó firme pero nervioso─. Lo cité aquí ─mintió─, pero lo olvidé y me marché a una junta ─al menos no quería perjudicar la imagen de su pareja frente a Kenta.
─Este no es la clase de lugar para tener citas ─contestó tranquilo─. Eres demasiado competente como para encontrarte aquí con alguien más, además, tu nunca olvidas nada ─no creyó nada de eso, no coincidía.
─Sí, lo sé, presidente, pero...
─De cualquier forma, la señorita Atwood resultó herida ─el omega volteó a mirarla con furia, Amelia solo giró la cabeza rápidamente, no deseaba cruzar miradas. <<Inmunda rata habladora>>, pensó el secretario─, ¿Por qué lo hiciste? ─estaba mirando a su empleado con esperanza, como para que no mintiera ─el secretario se dio por vencido.
─Ah ─suspiró─. La verdad es que la señorita Atwood canceló una cita, pero como yo sabía que lo haría me ocupe en otra cosa.
─Oye, eso no es... ─trató de defenderse la dama pero el empleado no la dejó.
─En medio de una junta recibí la noticia de que... de que... mí pareja, Shiraishi ─se avergonzó─, y esta mujer, se infiltraron por la fuerza dentro de BBS...
─¡¿Tu qué?! ─<<¡¿Pareja?!>>, gritó la pelirroja.
─¡Ah, ya cállate, maldita sea! ─el secretario perdió toda la calma─, ¡Presidente ella estaba tocando e incitando a mi pareja! ─la acusó como un niño pequeño─, ¡Ella estaba tocándolo por todas partes! ─el recuerdo solamente lo alteraba─, ¡Ignoró mis cortesías y no me respeto! ─Tanaka no podía digerirlo, ¿Quién era ese omega?─, ¡Ella actuó como un maldito caracol, resbalándose por todos lados! ─su fiel mano derecha no era así─, ¡Ella estaba coqueteando con el padre de mi hijo! ─el silencio se hizo paso, al parecer Ta-chan tenía problemas cuando descargaba su ira, porque era demasiado honesto en mucho ámbitos.
Amelia solo temblaba en su lugar, no le importó nada de eso, solo no quería, que esta vez, quedara completamente calva.
Kenta se carcajeo.
─¿Presidente?
Rio demasiado.
Y volvió a reír sin preocupación, jamás había imaginado que su secretario llegaría al extremo de arrancarle la cabellera a una mujer solo porque estaba celoso.
Había estado dispuesto a regañar y disciplinar a su empleado, pero, esta vez, se lo perdonaría.
─Señorita Atwood ─la nombró cuando recobro la tranquilidad─, no se meta con los omegas de esta empresa ─se puso serio y con una voz hostil dijo─: Los omegas, aquí, no son normales ─BBS no solo tenía el propósito de ganar grandes sumas de dinero año con año, sino que, tenía el deber de empoderar a cada trabajador─. Creo tener un letrero, en alguna parte, que dice: "Por favor, cuide del personal omega. Mantenga su seguridad" ─rio─, ¿Acaso no lo entendió? No me refería a la seguridad del omega, me refería a la seguridad de quien se acerque a ellos ─se burló y le dió gracia su propio chiste.
─¿Eh?

+.+

Una vez la humillada Amelia se hubo desvanecido, solo quedaron dos hombres atractivos en una espaciosa y ostentosa oficina.
─Presidente yo...
Al enterarse de las noticias a través de esos empleados habladores, claro que Kenta había quedado impactado, pero más que eso, le consoló saber que su amigo había encontrado a alguien con quien pasar los momentos dulces y amargos de la vida.
Solo tenía una pregunta que hacer:
─¿Lo ocultaste a propósito? ─aunque claro que ya sabía lo de Shiraishi.
─Yo... no, no lo hice. Es solo que... ─se sonrojo y volteó hacia otra parte─, estaba avergonzado.
─Ya veo ─le alivio saber que no fuera porque ya no había confianza─. Felicidades ─estaba mirando por la ventana, hacia la ciudad, cada vez que se sentía satisfecho con algo, lo hacía─. Hubiera sido bueno que me lo contaras personalmente.
─La-la próxima vez, se lo contaré a usted primero ─anunció desesperado. Tanaka sonrió.
─¿Y el padre?
─Puede saberlo después ─resolvió.
─¿Sí? ─se giró y miró a su empleado a los ojos─. La próxima vez, sin duda, te invitaré a comer ─estaba dichoso por eso.
─Ah, presidente, yo...
─Solo, cuida de tu cuerpo.

NAVEGANTE DE LAS ESTRELLAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora