El crepúsculo vespertino tenía un sonido bastante alterado, pues no parecía como cualquier otra tarde. Se escuchaba bien claro como la señora se quejaba, ella tenía el ceño fruncido, no dejaba que se ocultara su disgusto. Y, para ser sinceros, a la señora Shiraishi sí que le asustó, ni siquiera su marido le provocaba tanto pavor.
─¡...ue ya es hora de tener más! Solo veo el tiempo desperdiciado, no veo nada más que eso ─a pesar de su avanzada edad, la mujer podía regañar a la esposa de su nieto con coraje─, ¡¿No es Aoi un joven adulto muy independiente?! ─siguió la abuela─. Pero, ¿Dónde están los demás?, ¡¿Dónde?! ─Tarō suspiró─, ¡Me quedé esperando!, espere con paciencia, ¡con mucha paciencia! ─no deseaba interrumpir, quizás la furia de la vieja fuera a disminur mientras más se desahogara─, pero, ¿de que sirvió eso? ¡de nada!, ¡NADA! El tiempo se acaba ─aunque luego se lo pensó mejor─. ¿O hasta cuando dejan de ser fértiles los omegas dominantes?
─No hay límite, abuela ─contestó el ex secretario de BBS.
─¡Aun así se hace tarde! ─insistió.
─Si no quiere concebir más, que no lo haga ─esa fue una mujer más joven, que descansaba en el borde de piso de tatami que daba hacia el jardín, estaba sentada mirando el viento en las flores─. Tampoco tuve más, ¿Para qué quieres más de esas cosas? Te calientan la cabeza con sus estupideces, yo solo tuve a Tarō ─la modesta vida de la señora Emiko ya era toda una realidad.
Hace algunos pocos años todo el mundo se había vuelto un escándalo cuando se dio a conocer el destierro de la señora de la mansión Hatoyama. Sus ropas costosas eran cosa del pasado, ahora vestía de forma humilde, o mejor dicho, le fueron heredadas yukatas hermosas que habían sido propiedad de la madre de Raiden, sin duda bellas, pero muy sencillas, pero incluso de ese modo, la señora las hacía más especiales con su hermosura.
─Nadie ha pedido tu opinión, mujer ─la alfa aún no se acostumbraba a que fuera la abuela quien tenía la última palabra en la casa─, ¿Ya terminaste de regar las platas, Kaneko, o solo humedeces la tierra con los ojos? ─de todas maneras no quedaba nada de la mujer arrogante y presumida del pasado, había regresado a su apellido de soltera, y tenía que cumplir con sus asignaciones en la casa, como todo miembro funcional en la familia.
─Llovió ayer, abuela ─contestó la señora Shiraishi─, no es necesario regar. Las raíces se sentirán abrumadas y morirán.
La mujer mayor chasqueo la lengua, enfadada, se levantó del suelo y huyó en dirección hacia la cocina, no podía contradecir al omega, además le resultaba difícil estar molesta con él por tanto tiempo.
─Deberíamos irnos ─inició la bella señora.
─Ésta es mi casa ─Tarō ni siquiera volteó a mirar a su madre─. No me iré de aquí. Construí este lugar. Me quedo aquí ─reiteró firme.
─Esa vieja ha estado viniendo aquí desde hace tres semanas, diciendo las mismas palabras. Tú también... ─era una lástima que mientras iba anocheciendo, la discusión se tornara más letal. Por lo general una familia "normal" se tomaría esa hora específica del día para hacer un paseo por el parque, observar el ocaso y comer dulces, pero aquí estaba Ta-chan, pelando con su madre.
─Si no te gusta, lárgate ─el hombre se puso de pie y caminó unos cuantos pasos hasta llegar al lado izquierdo de su progenitora─. Si vas a causar problemas y disgustos entonces... ─no pudo decirlo pero─: Cuando papá te echó de casa fue culpa tuya, y lo sabes. Si no hubieras...
─Yo no quería herir al omega ─dijo con un tono de voz nada convincente─. Fue él quien se atravesó...
─Te acogí en mi casa por una sola razón, y creo que sabes muy bien que no fue idea mía en primer lugar, ¿sabes por qué estás aquí? ─hizo una pequeña pausa para dejar a su madre responder, pero ella no lo hizo─. La gente de aquí, aun sabiendo que dejaban entrar a una maldita loca, acusada de intento de asesinato, te acogieron porque estabas en la calle. Lo que comes, lo que bebes, y donde duermes, es gracias a ellos. Raiden y yo pagamos cada cosa en esta casa ─negó con la cabeza─. Deberías estar agradecida ─Kaneko se quedó mirando las lámparas digitales colgantes de la casa, las cuales se encendieron de inmediato al dar las siete de la noche, estaban programadas así, la tecnología era increíble, pero eso hizo que el ambiente, para la alfa, se tornara más irritante, su color amarillento le recordaba que habían sido regalo de Kuta.
─Qué gracioso, ¿Desde cuándo te crees mejor que tu ma...?
─No me creo, soy mejor que tú ─se sentó a lado de la hermosa dama y siguió─: ¿Ya recordaste la respuesta a mi pregunta? ─la mujer volvió a cerrar la boca, hizo varios gestos, todos de repugnancia. No podía negar que su yerno era un excelente protector─. Si te molesta tanto la abuela entonces ve buscando un empleo y un nuevo lugar donde no soliciten tu expediente criminal ─justo a tiempo la abuela, la visita, traía consigo una bandeja con un juego de té delicado y fino─. ¡Abuela! ─parecía que la dama estaba acostumbrada a servir a los dueños de las casas que visitaba─, déjalo. ¿Por qué no me dijiste? Podría haber...
─Está bien, está bien. No habrías sabido preparar este té ─rió─. Es de esas extrañas hiervas nuevas que el abuelo trajo ayer de un campo viejo en las montañas.
─¡¿El abuelo fue a las montañas?! ─se impactó el omega, ese viejo podría tener cien años.
─Lo mandé por unos encargos al mercado y terminó escalando una montaña ─dijo sin prestarle importancia, parecía ser lo normal. Cuando llegó hasta el omega, le tendió una taza llena de líquido amarillento, estaba caliente, el humo se lo llevaba el viento haciendo más evidente el clima frío y fresco que había llegado a Tokio─. Es para prevenir el resfrío ─ella misma se había servido una taza, y aun estando hirviendo la bebió y sonrió. Tomó lugar a lado de los dos─. Es un poco amarga ─Tarō asintió y después de soplar, también le dio su primer sorbo a la bebida. <<Ay>>. Era agria en verdad─. He traído una para ti, Kaneko ─pero la taza de la mujer no tenía té, sino leche. El omega voleo a mirar a su madre con unos ojos llenos de reproche, como diciendo: "¿Lo ves?"─. El frío ha llegado y sería muy malo que tú personalidad se hiciera aún más helada ─el chiste hizo reír a la señora Shiraishi─. Sé que te gustan las cosas dulces, así que traje miel para ti. Aunque, eres tan amarga que no estoy segura de que la miel pueda ayudarte ─y sonrió de forma amable. Kaneko se quedó mirando la taza y el frasco de miel sobre la bandeja, pero no tomó ninguno de los dos─. ¿Ves? Te lo dije ─luego de reír un poco, Tarō observó la luna en el cielo.
─Raiden está tardando demasiado ─el alfa había conseguido un nuevo empleo con una paga correcta en otro templo, estaba un poco lejos pero el lobo siempre regresaba antes de ponerse el sol─. Dijo que... fue a ver a Akuma ─contó con un poco de molestia. No podía ocultar que le incomodaba saber que su esposo visitaba a otros omega.
Kaneko soltó una pequeña risilla que se convirtió en una escandalosa.
─¿Qué es tan divertido? ─pero de inmediato lamento la pregunta.
─Los omega saben tratar con alfas, lo sé muy bien ─Emiko era realmente malvada, o quizás, estaba tan rota que deseaba corromper todo lo que lucía intacto a su alrededor─. Uno me robó a mi marido ─puso las manos con gracia sobre sus rodillas y continuó atacando─: Esperas paciente a que llegue a casa, hijo, pero, a puesto a que esa puta lo tiene bastante entretenido. No lo sabes, quizás, algún día, llegue a tu puerta con un niño ajeno en sus brazos ─el omega trató de ignorar el comentario, pues ni siquiera respondió, solo se limitó a seguir bebiendo el té, esperando que la temperatura quemará la creciente incertidumbre de su corazón─. Ese esposo tuyo... es agradable, guapo, atractivo, y más importante: un alfa. Es extraño, sí, ¿pero cuantos locos conoces a los que les guste lo anormal? Yo conozco a uno ─y dirigió a la señora Shiraishi una mirada de superioridad. Era evidente que la bruja no quería más que hacer inseguro a su hijo, y para la desfortuna del ex secretario, lo estaba logrando─. Los alfas solo quieren tener a alguien entre sus brazos. Kuta se encontraba con un bastardo cuando yo no estaba dispuesta, ¿el único que ganó? Fue él, consiguió a un nuevo compañero ─la señora se sintió culpable y mortificado de repente, él mismo había establecido un horario estricto y limitado de encuentros sexuales, ¿significa eso que sería su culpa si Raiden decidía traicionarlo?─. Espero que seas más astuto que tu madre ─pero parecía que Kaneko también estaba hablando consigo misma─. Antes de firmar el divorcio, has que te den la casa, si no, ¿A dónde iras? ─luego de unos segundos en silencio, los ojos de Tarō se humedecieron, era como si las palabras amenazantes que le había dicho a su madre se regresaran en su contra. Lo único que la garganta del omega pudo decir fue:
─Iré a traer más miel ─dijo a pesar de que era una excusa tonta, el frasco en la bandeja estaba intacto. Se puso de pie, no quería llorar frente a su madre, pero la abuela lo tomó de la mano a tiempo, impidiendo su marcha, lo hizo sentarse de nuevo.
Ella, la gran Chiyoko, se había mantenido escuchando en tranquilidad mientras terminaba su té, y tenía la respuesta perfecta para derribar a la malvada bruja.
─No te lo robaron, lo descuidaste ─empezó─: Lo que pasó es que alguien más notó su carencia y le dió la atención que tú no le dabas. Igual que una flor que no se riega, igual que un té sin miel, igual que un fuego que no se aviva, igual que un bebé recién nacido no deseado, ¿Qué es lo que pasa, querida? ─la bruja no respondió─: La flor se marchita, el té es amargo, el fuego se apaga, y el niño deja de respirar. Así de rápido se va el amor. No es una opción, tienes que regar la flor, tienes que poner miel al té, tienes que tizar el fuego, y tienes que querer al niño, incluso aunque eso signifique mancharte de lodo, incluso si no te gusta lo dulce, aunque te quemes, y aunque el niño "té caliente la cabeza". Tiene que doler para que se quede. El cariño desaparece si se descuida. La lujuria viene con ella. Ahora veo porque el señor Kuta la dejó ─Kaneko se sonrojo de vergüenza─. No estabas dispuesta a sentir dolor, si no hay sacrificio no hay resultado ─negó con la cabeza─. Con una mujer tan ruin... No lo lamento si se ofende: No puedo decir que ese alfa sea un idiota, solo puedo decir que se salvó a si mismo ─se esperó unos cuantos minutos, esperando que la bruja arremetiera, pero como no fue así, la abuela rió, Kaneko se mordía el labio, ahora la malvada mujer también quería llorar. Luego se dirigió a Tarō, le sobaba la mano que no había soltado─. Tú anillo está ahí por una razón, bombón. Está brillando, ¿por qué no lo ves si es tan evidente? ─la joya estaba resplandeciendo con la luz de la luna, la cual estaba especialmente brillante, ocupaba un lugar significativo en el cielo oscuro, era como una pequeña perla adornada con miles de diamantes que tintineaban─. Uno se casa con una persona porque lo ama, no porque lo necesita, de lo contrario la unión está condenada a la ruina. ¿De qué tienes tanto miedo?, ¿Acaso no estás seguro de tu amor? ─el omega negó con la cabeza.
─No, no es eso.
─Akuma siempre ha sido un niño muy apegado a nuestra familia, solía vivir en este vecindario desde que era un niño ─contó para reducir las sospechas─. Sus padres siempre fueron muy devotos al Dios, siempre pidieron bendiciones ─asintió─. Mi nieto comete errores, a veces es tonto, como cualquier otra persona, pero, jamás ha traicionado a nadie. Lo sé, yo lo eduqué ─y suspiró─. Sin embargo, si cede a la tentación sería un completo idiota si decide abandonar a su hijo y a su señora. Y ten por seguro, hijo ─acercó su otra mano, y acarició la mejilla del omega dominante─, que no le permitiré entrar de nuevo aquí si algo como eso sucediese. Es mi nieto, pero tú también lo eres ─se alejó y siguió con el sermón─: Mientras no olvides regar la flor, ponerle miel al té, poner buenas leñas al fuego y amar a tu hijo, no tienes nada de qué preocuparte. Raiden fue a visitar a un amigo de hace años, estoy segura de que debe estar corriendo camino hacia aquí para poder abrazar a su esposa esta noche ─hubo entonces un silencio profundo que hizo calmar a Tarō. Chiyoko dio un último sorbo a su té y se levantó. Observó el rostro de Kaneko, era obvio que estaba enfadada, la abuela sonrió para sí misma y recomendó─: Trata de utilizar el anillo todo el tiempo, bombón. Recuerda: "En cada generación por donde el anillo ha pasado, siempre ha habido grandes cosechas" ─el omega tan solo asintió para seguir la corriente─. No pierdes nada con intentar algo esta noche ─le giñó un ojo y salió de la casa para cruzar la cerca que la separaba de la suya. En seguida se comenzaron a escuchar gritos que llamaban a la abuela con intensidad, ha puesto a que el abuelo no podía encontrar algo en su propia casa. Chiyoko solo negó con la cabeza mientras suspiraba con cansancio, quizás ella también hubiera preferido que su esposo buscará nuevos brazos. <<¡Ah!, pero ¿Quién lo iba a querer? Con lo tonto que es>>, pensó la anciana. <<Nadie lo quiso antes, ni nadie lo quiere ahora, por eso lo tengo yo>>.
─Ella acabó contigo por completo ─comentó recogiendo la bandeja.
─Ni siquiera podemos decir si dijo algo serio o tonto. Las palabras que dijo... ¿no es una lunática?, ¿flores?, ¿miel?, ¿fuego?, ¿niñ...? ─dejó de hablar en cuanto notó la aparición de una figura oscura a lo lejos, cerraba ya la puerta de la valla cuando Tarō siguió la dirección de la mirada de su madre. Vestía yukata y tenía el pelo muy bien recogido, una sonrisa de felicidad se posó de inmediato en su rostro cuando corrió a abrazar a su esposa.
─Es una noche fría ─Raiden traía una bolsa de papel en sus manos─, ¿Qué haces afuera? ─apretó los brazos con más fuerza alrededor de las caderas del omega, presionó su pechó contra su espalda y besó su cuello, acariciando la marca de una clara mordida con sus labios─, ¿Qué haces afuera?, ¿No tienes frío? Enfermaras.
─Tan repentino ─respondió el otro, alzando la bandeja a la altura de su cuello para que Raiden no fuera a tirar el juego de té. Los abrazos de espalda eran algo normal y rutinario ahora en la vida de Tarō, Raiden tenía la costumbre de hacerlo cada vez que llegaba a casa del trabajo.
─¿Y... bien? ─insistió en una respuesta.
─La abuela acaba de irse. Ella dice: "buenas noches".
─¿La abuela?, ¿hoy?, ¿de nuevo?
─Solo vino a saludar ─sonrió.
─Claro que sí. Esa abuela no hace otra cosa, ¿verdad? ─hizo que su omega diera media vuelta, hacia su dirección. El lobo frunció el ceño, la bandeja estaba entre él y su esposa, impidiendo el contacto, Taro puso los ojos en blanco, y con una sola mano apartó la bandeja hacia su izquierda, Raiden se acercó con prisa y besó al omega con cariño, hizo que el dominante abriera la boca para meter la lengua en su interior, para que sus salivas se volvieran una sola, como siempre. Cuando se separaron, Raiden se alejó y Tarō volvió a asegurar su bandeja con ambas manos─. ¿Qué hay de cenar?
─Hice sopa con verduras, tortilla de huevo y arroz ─respondió orgulloso.
─Suena delicioso ─volvió a darle un beso, uno corto donde a penas y sus labios se tocaron. Luego el encargado del templo le ofreció la bolsa de papel al dominante con una ligera sonrisa tímida.
─¿Qué? ─sin embargo recibió la bolsa.
─¿Recuerdas el viaje de Akuma?
─¿Viaje?
─Te lo dije, ¿no es verdad?, ¿olvide decírtelo? Se casó este año, fue de viaje con su pareja hacía este lugar donde... ─no podía recordarlo así que lo olvidó─. Ah, no importa. El caso es que le conté a Akuma de lo mucho que te gustaron los dulces que una vez me obsequiaron en el templo, así que él me envió un mensaje donde decía que había encontrado esos dulces... ─no hacía faltar escuchar el resto de la historia, Tarō ya había abierto la bolsa: rosas, amarillos, azules, verdes, blancos, eran...
─No es verdad ─susurró, metió la mano dentro y sacó una golosina.
─Le dije que tenía que conseguirte unos cuantos ─y el dominante disfruto el sabor en su boca. <<Ah...>>, ya había olvidado lo sabrosos que eran.
Permanecieron ahí un rato comiendo los dulces hasta que Raiden decidió que ya era hora de entrar a casa, antes de subir por el escalón, miró a su suegra, Kaneko lo observó sin expresión, y el alfa recesivo también hizo lo mismo, pero luego de unos segundos, el lobo le sonrió, dejando ver su hermosa dentadura blanca.
─Señora ─inclinó muy poco la cabeza y después si se perdió en el interior de su hermoso y muy espacioso hogar.
─¿Qué es eso? ─preguntó una alfa que se sentía celosa de su propio hijo. ¿Cómo podía ser que sonriera con tanta alegría por una simple bolsa de papel?
─¡Bombones!
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NAVEGANTE DE LAS ESTRELLAS
RomanceTanaka Kenta es un alfa extremadamente dominante, ha heredado la empresa de su padre recientemente y lo ha hecho de maravilla. Es un hombre con las virtudes de un ángel y el aspecto de un rey, y nunca se ha enamorado. Durante una visita al hospital...