CAPITULO XL. DE FORMA EXCLUSIVA

91 8 2
                                    

Nuestra pareja principal no ha tenido una muy placentera luna de miel, y eso es por:─Madre, Sora llora de nuevo ─porque las parejas con hijos tienen que estar al pendiente de ciertas cosas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nuestra pareja principal no ha tenido una muy placentera luna de miel, y eso es por:
─Madre, Sora llora de nuevo ─porque las parejas con hijos tienen que estar al pendiente de ciertas cosas.
─Eustace ─lo llamó Kenta mientras su esposa acudía al rescate del bebé─, ven aquí ─fue hacía la sala de estar, el beta se sentó a la izquierda de su padre.
─Padre ─Tanaka estaba a punto de colapsar, tenían más de dos semanas de viaje y no había podido hacer un niño nuevo en el famoso club de Week.
─¿Te estas divirtiendo? ─el adolescente asintió.
─Por supuesto, es divertido ver a las personas pasar ─Eustace no salía de la habitación del hotel, por lo que su rutina solo consistía en mirar por la ventana. Incluso si la isla de Atwood era un club deportivo, el joven beta se alegraba de que hubieran pensado en construir un lugar donde pudiera alojarse sin ser molestado u obligado a practicar deportes.
─¿Es eso así?, ni siquiera has salido apropiadamente de la habitación ─a su edad, Kenta saltaba y corría por la playa, para luego acudir a cada una de las canchas deportivas.
─No quiero salir, estoy bien aquí ─esa no era la respuesta que buscaba el frustrado presidente.
─Eustace, mi fuego de invierno, lo que quiero decir es... ¿Cómo digo esto? ─tragó saliva, pero cuando se decidió a hablar el muchacho lo interrumpió.
─Es que, ¿Quieres pasar más tiempo a solas con mi madre?, ¿No es así?
─¿Soy muy evidente? ─el beta asintió.
─¿Por qué no vamos Sora y yo con Reiko?
─¡No! ─nego de inmediato. Entonces por su mente pasó el momento en el que, por mera casualidad, miraba por la ventana, y vio a esa liebre lasciva entrelazado con John en medio de la playa─, deja que disfrute de su descanso. Ser un médico también debe ser demasiado exhausto.
─Puedo quedarme a cuidar a mi hermano ─se encogió de hombros─, siempre he cuidado bien de mí, así que, yo podría cuidar de Sora ─<<¿Y que Eustace se quedé solo?>>, se alarmó el director de BBS─, o es que... ¿No tienes confianza en mí?
─No quiero que cuides de tu hermano por algo como esto, eso es todo. Además, no quiero que algo malo les suceda en mí ausencia.
─Siempre podemos confiar en los guardaespaldas.
─No, no lo creo. Ellos no saben cómo cuidar a un bebé.
─Entiendo ─el joven se lo pensó un momento, luego se levantó, y se decidió, por primera vez, a salir al exterior.
─¿Eh?, Eustace, ¿A dónde vas? ─preguntó la madre, quien le sobaba la espalda a su segundo hijo.
─Voy a comprar un poco de soda ─aviso.
─¿No hay en la nevera? ─dijo de nuevo el omega.
─Si hay ─contestó deprisa, abrió la puerta, la cruzó y desapareció.
─Eso es extraño ─murmuro la señora Tanaka─, ¿Paso algo?, ¿Pelearon?
─Bueno, ha dicho que fue por una soda ─parpadeo el enorme alfa confundido.

+.+

Cuando el muchacho por fin regreso no lo había hecho solo.
─Padre ─Eustace tenía a un guardaespaldas detrás de él─, este hombre sabe cuidar niños ─el joven amo lo dejo pasar, permitiendo que el señor Tanaka reconociera a uno de sus trabajadores más leales─. Es el señor Higa.
─Presidente Tanaka ─saludó el empleado.
─Cuéntale, señor ─lo alentaba el beta.
─Ah, sí, como ordene, joven amo ─el hombre se sobaba el cuello mientras explicaba─: Yo tengo experiencia cuidando niños.
─¿Es así? ─dudo el director.
─Trabajé en una guardería durante algunos pocos años y... y mi esposa murió cuando dio a luz a nuestro tercer hijo, así que me hice responsable de las necesidades de mi familia ─sonrió.
─El señor Higa es el único con esta clase de experiencia, padre ─insistió el muchacho─. Además, nos hicimos cercanos cuando se hizo parte del equipo que me cuida a menudo. Es un hombre muy amable.
─Agradezco sus buenas palabras, joven amo.
─Eustace, busca a tu madre ─el beta asintió, y fue en busca del omega que, y aunque no lo parecía, tenía todo el control del hogar Tanaka.
Cuando el muchacho hubo desaparecido detrás de la puerta, la conversación continúo.
─Agradezco su ayuda, señor Higa ─el empreario parpadeo cansado y se sobó el entrecejo─. Pero no creo que quiera tomar este trabajo.
─Presidente, yo le aseguro que...
─Comprenda que mi familia es lo más valioso que tengo en la vida, si algo les sucede a mis hijos, no dudare en acabar con usted.
─Como padre de tres... ─trataba de continuar pero:
─Y contra su familia ─el tipo se calló─. A decir verdad soy un hombre muy apasionado, así que si algo les sucede a las personas que amo, mi corazón, definitivamente, se pudrirá. ¿Y sabe que pasará entonces? ─el señor Higa no contestó─. No tendré corazón, y si no tengo corazón, entonces no habrá piedad.
Justo a tiempo Yota se asomó de la puerta con sus dos hijos. El director sonrió y les hizo pasar.
─Cariño ─saludó a su esposa─. Eustace ha tenido una idea maravillosa ─parecía como si el hombre aterrador se hubiera esfumado en un abrir y cerrar de ojos.
─¿Sí?
─Resulta que el señor Higa puede cuidar niños ─el trabajador se giró y se inclinó ante el omega.
─La señora luce muy hermoso hoy ─saludó, entonces Shinseki se sonrojo, y dio las gracias por lo bajo.
─Él puede cuidar de mí y de Sora, madre. Tiene experiencia
─¿Cuidar de ti y de tu hermano? ─<<¿Por qué haría algo así?>>, se dijo mientras miraba a su alfa, quien solo se encogió de hombros.
─Yo quiero tener un tiempo de hermanos ─y eso no era una mentira─. Pero no sería tiempo genuino de hermandad si nuestros padres están detrás de nosotros.
─¿Kenta? ─Yota quería oír la opinión de su esposo.
─Se hará lo que tú decidas ─pero este solo se limitaba a obedecer las órdenes de su esposa.
─No lo sé, estoy seguro de que Sora no lo recordará ─sonrió. Su respuesta estaba destinada a ser negativa pero...
─Pero, madre, yo lo haré, yo lo recordaré ─vaciló después de eso.
─¿Está realmente el señor Higa de acuerdo con esto? ─preguntó el omega.
─Ya que también es un guarda espaldas será mucho más agotador, ¿Está dispuesto señor Higa? ─lo presionaba el presidente, quería un tiempo a solas con su esposa pero no descuidaría a sus hijos por algo así.
─Yo... ─dudo el hombre. Pensó que su jefe era un padre de familia preocupado y sobreprotector, si él estuviera en su lugar, seguramente haría lo mismo. Su duda terminó en cuando por su mente paso el recuerdo de algo que jamás había podido olvidar, cuando su esposa murió, el dinero escaseo, así que le pidió un préstamo al presidente, y este no solo le prestó dinero, sino que había aumentado su salario─, los cuidaré como si fueran mis hijos ─declaró y:
─Entonces está bien ─sonrió la madre que confiaba en su hijo mayor.

NAVEGANTE DE LAS ESTRELLAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora