CAPITULO III. CLÁUSULAS OMEGA

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Había pasado una hora desde que Kenta había salido del trabajo. Éste alfa ya estaba en el hospital, dentro de la habitación de su padre. Solo estaba ahí, observando a Ichiro sin decir nada.
De vez en cuando el joven amo miraba en dirección hacia la puerta. No sabía cómo describirlo pero había algo que sus ojos deseaban observar, algún aroma que necesitaba oler. Pues la esencia que había sentido aquel domingo no estaba más en la habitación. Había sido tan dulce e hipnotizate que en ese momento pretendió no darle importancia, pero ahora mismo sus instintos necesitaban reconfortarse sintiendo tal aroma.
─Hoy no viene ─dijo por fin el viejo enfermo.
─¿A qué te refieres?
─A Yota.
─¿Quién? ─fingió no saber.
─Al omega, Shinseki Yota ─repitió─. Tiene día de descanso los lunes ─Kenta se sorprendió un poco, pero su rostro también demostró una clara desilusión. Este alfa extremo no podía ver su propia cara así que cuando Ichiro observó a su hijo con esa expresión, no tan frecuente, agregó─: Lo sé ¿No?, ¿Quién le da a un empleado libre los lunes? Lo normal es obtener los días domingo libres y trabajar los lunes, pero creo que él había dicho que necesitaba tiempo para ir, tan siquiera un día, por su hijo a la escuela. Su chiquillo ya es mayor y todo, pero aún así logró convencer al director del hospital ─<<¡¿HIJO?!>>, se dijo Kenta.

Oh no.

Nuevamente Ichiro observaba una reacción distinta en su hijo. Era la primera vez que lo veía interesado en alguien. Quizás... ¿Enamorado? no podía decirlo con certeza, ya que no lo veía con frecuencia, o mejor dicho, rara vez se encontraban.
─¿Entonces está casado? ─<<Incluso tiene un hijo... Debe de estar casado... Pero no ví ningún anillo en su mano>>, pensó el joven amo.
Ichiro sonrió con picardía. Si no fuera porque el viejo sabía que en cuanto se riera ese hijo suyo saldría molesto de la habitación, y con una alta probabilidad de que no volviera nunca jamás a visitarlo, ya se habría burlado en su cara. Así que guardo la compostura y trató de hacer más larga la conversación.
─¿Por qué no has traído a Hatoyama? ─aunque en realidad sí que quería saber de ese omega serio─, ¿No quiso venir? ─si era de ese modo, eso lastimaría el corazón de este hombre.
─No. Lo dejé ir a casa temprano porque lo sobrecargue de trabajo en la madrugada ─dijo sin más─. ¿Entonces está casado? ─volvió a preguntar.
─Escuché que has contratado personal omega en la empresa.
─¿Saliste de la habitación?
─Ah... ─señaló el televisor en frente suyo─. Lo dijeron en la tv.
─No sabía que los medios eran así de productivos.
─Deberías saberlo. Ellos se enteran hasta de cuál es tu marca de ropa interior favorita. Ten cuidado con ellos. Esos periodistas... Cuando tienen interés en algo son persuasivos y muy insistentes. Hacen su trabajo pero también lo aman. Se gentil pero directo.
─Entiendo.
─Y con respecto a los omega de tu empresa. Enorgulleces a tu padre, Kenta. No hay nadie que lo habría hecho mejor de lo que ya lo has hecho tú. Tu madre también estaría orgulloso ─el joven presidente podía saber eso con seguridad, pero no esperaba semejante comentario de alguien como Ichiro... Pero tampoco daría las gracias.
─Ese chico, Shinseki ¿De verdad está casado?, ¿No es muy joven?
─Joven dices, en dos años entrará a sus treintas... ¡Ah!, eso me recuerda a cuando en la empresa, hace mucho tiempo, había un chico, su cara era realmente pequeña y tenía la estatura promedio de una chica omega, pero era un beta. Hubo una ocasión en donde no lo dejaron entrar porque no creían que fuera un empleado, los guardias lo tomaron de los brazos y lo llevaron afuera. Entonces...
─Ichiro... ─lo llamó severamente─. No has contestado mis preguntas.
─Ah, ¿Es así?, bueno, pues si estas realmente interesado, deberías de preguntarle tú mismo. No soy quien para alardear de la vida de mis amigos.
─Es tu enfermero.
─No es un enfermero, ¡Es un chef!, bueno... algo cercano a eso... ¡Y es mi amigo. Sí que lo es. Sí, señor!

+.+

Es jueves por la mañana y el trabajo apenas empieza.
─¿Tienes algo que decirme? ─Tarō miró el cuadernillo en su mano. Hace solo unos minutos había leído la agenda para su jefe.
─¿Olvidé algo?
─Por eso pregunto ─el secretario lo meditó un momento.
─Se abrió un espacio de descanso para el almuerzo del medio día. A los empleados parece gustarles pero yo aún no he visto las instalaciones. El departamento de recursos humanos me dijo que el personal de diseño de interiores que contrató hizo un buen trabajo recuperando el área. Hoy es su último día de trabajo. También me he asegurado de hacer el pago correspondiente por todos sus servicios.
─¿Alguna otra cosa?
─Creo que... no ─Hatoyama trató de recordar los informes que debían de ser de especial mención hasta que de pronto algo apareció en su mente─. Hoy tiene una reunión importante con la única hija de los Atwood. Se hablará sobre una posible alianza entre ambas empresas.
─Si, lo recuerdo. ¿No es su empresa demasiado pequeña?, ¿De qué iba?
─También es una empresa de entretenimiento, pero es completamente distinto. Ella se dedica al entrenamiento de potenciales alfa dispuestos a convertirse en estrellas de pop, pero hasta ahora ─Tarō esculcó en su escritorio hasta hayar un par de papeles donde leyó rapidamente ─. Solo cuenta con cinco a su merced. Si me lo pregunta, no creo que BBS, siendo una empresa principalmente de animación, pueda tener algún enlace potencial con una empresa de ídolos del pop ─Kenta asintió.
─¿A qué horas es eso?, ¿Las diez?
─Eso es correcto ─el omega enfocó al reloj en su mano─. Queda media hora hasta eso.
─Cancela eso y haz otra cita cuando no este demasiado ocupado.
─¿Cómo?, ¿Es por lo que dije?, ¿No es demasiado repentino? Sería muy descortés.
─No es por lo que dijiste. Ahora mismo hay algo más importante que requiere de mi atención. Hay un problema que me ha estado molestando, es dentro de nuestra propia compañía ─Hatoyama no recordaba ningún problema que necesitara de su atención, si fuese así, lo habría resuelto el mismo asegurandose de no molestar a Kenta, pero, a juzgar por el rostro de su empleador, este "problema" lucia demasiado serio.
─¿De qué se trata? ─el alfa sonrió a su empleado, tomó el teléfono y marcó el número del área de animación.
─¿Señor Jirou? ─Después de un silencio breve, siguió─. Sí, es sobre lo de antes. Quiero que lo ejecute ahora mismo ─sonrió y asintió─. Sí, en mi oficina. Lo veré aquí ─y colgó.

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