CAPITULO XLI. PROBLEMAS EN EL PARAÍSO

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─No me toques ─Tarō alejó la mano de su novio de su hombro─, estoy cocinando ─Shiraishi se sobó la mano, (ya estaba roja por todas las veces que había recibido golpe tras golpe), y fue sentarse en la mesa

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─No me toques ─Tarō alejó la mano de su novio de su hombro─, estoy cocinando ─Shiraishi se sobó la mano, (ya estaba roja por todas las veces que había recibido golpe tras golpe), y fue sentarse en la mesa.
─¡Ah, bombón! ─se quejaba como un niño pequeño.
─Raiden, estas comenzando a enfadarme ─el omega dominante se dió la vuelta y entrecerró los ojos, amenazando a su alfa─, solo quieres sexo de nuevo.
─¡Pero si solo nos hemos acostado una vez! ─estaba desesperado, así que se había visto obligado a formar una huelga de hambre─, ni siquiera me has permitido acercarme a tí desde... desde antes de la boda de tu amigo. Es totalmente injusto.
─Si no gusta, entonces ¡Bien!, hay muchos omegas dominantes deambulando por las calles. No tienes que vivir en mi departamento, si no te gusta...
─Eso no es lo que estoy diciendo. No voy a dejarte ─decía el hombre por millonésima vez en el día. Sabía que Tarō era complicado desde que lo conoció pero, ¿Por qué cada vez le resultaba más difícil acercarse?─. Y deberías dejar de decir eso, me hiere.
─¿Disculpa? ─el encargado del templo se había mudado para vivir como amante de ese hermoso secretario nada más porque había recibido la invitación, pues Hatoyama detestaba la idea de que su pareja durmiera en la soledad de un cuarto viejo de un templo.
─Es decir, ¿Crees que voy a dejarte? ─el omega no contestó─, ¿Acaso tratas de fastidiarme para que me aleje?, tú... acaso tú, ¿Me tienes miedo?
─Tú sabes perfectamente que...
─¿Por qué no me dejas tocarte? ─preguntó con voz triste.
─Bueno, es que no... no, no, no me gusta ─las palabras escogidas no fueron las mejores para definir como se sentía, pero era algo similar.
─¿No te gusta? ─preguntó ofendido. Comenzaba a irritarse─, ¿Qué no te gusta? ─repitió.
─Espera, ¡Alto! ─el encargado se levantó deprisa, y corrió hacia el secretario para tomarlo por la cintura─, Raiden, suelta ─le pidió amablemente─. Tengo que ir al trabajo.
─¿Acaso no lo recuerdas? Tú agujero me apretaba con fuerza ese día ─Tarō tragó saliva.
─No hables sucio ─pidió avergonzado.
─¿Lo olvidaste? Mi pene dentro de tí ─sonrió, y entonces su dedo índice hizo presión entre las nalgas del omega─. No tendría ningún problema si lo has olvidado porque podría hacerte recordar ─su rostro mostraba picardía pura, era como ver el rostro del pecado.
─¡Shiraishi!
─Me aseguraré de hacerte sentir bien.
─Raiden, voy a vomitar...
─¿Qué? ─¿Acaso eso fue una grosería?
─Raiden ─protestaba poniendo su mano izquierda sobre su boca. El alfa quería seguir con su charla pervertida, ignorando la falta de su omega pero, el secretario empujo al encargado del templo con todas sus fuerzas y salió corriendo directo al baño, donde la puerta se cerró en un fuerte estruendo.

+.+

─¿Aún le duele? ─el sustituto del presidente de BBS se había tomado la hora del almuerzo para poder acudir al médico.
─Un poco ─contestó apretando el algodón sobre su brazo─, ¿Tengo alguna clase de enfermedad? ─sonrió preocupado, pero el hombre de bata blanca negó con la cabeza.
─El análisis de sangre no siempre se trata sobre algo malo ─comentó─, ¿Es usted un omega dominante, no es así? ─el secretario asintió─, ¿De qué familia? ─este viejo médico solo quería confirmar sus sospechas.
─Hatoyama ─contestó serio.
─Ah, la familia Hatoyama ─se sobó la barbilla─, ¿Acaso es usted hijo del director Hatoyama?, ¿El que tiene la empresa de comercio electrónico? ─Tarō asintió─, ¡Oh, ¿De verdad?!, ¡Conozco a tu padre!, ¿No me recuerdas?, Cuando eras pequeño solían traerte aquí conmigo cuando enfermabas.
─Ah... yo, no lo recuerdo, disculpe.
─Es así, eh, pero que cosas... Ya no importa, escuche que este año tu padre obtuvo un aumento del veinte por ciento en sus ventas, ¿Es eso verdad?
─Eso escuché ─sonrió tímido.
─Eh, sin duda es así, ¿Qué tal la está pasando tu padre?
─En realidad no lo sé. No tenemos mucho contacto desde que cumplí la mayoría de edad ─sonrió incómodo, ¿Qué le interesaba a ese viejo?
─Ay, estos muchachos de ahora, siempre se olvidan de sus padres cuando sus alas ya están lo suficientemente fuertes ─suspiro─. Bueno, no importa más, ¿En qué estaba?
─Los análisis de sangre ─le recordó.
─Ah, sí, estas embarazado ─pero que falta de profesionalismo, eso fue muy espontaneo─. Tendríamos que hacer un ultrasonido para confirmar pero, sinceramente, no creo equivocarme.
─¿Qué? ─eso no podía ser verdad─ no ─negó de inmediato─, mi pareja él... no... eyaculó... dentro ─explicó con vergüenza.
─¿Sí?, bueno, estoy muy seguro de que lo estás, ¿Usaron preservativos? ─la mente del dominante se llenó de recuerdos, y la respuesta fue:
─No, no lo hicimos.
─Bueno, es bien sabido que el alfa libera líquido pre-seminal durante una erección, y aunque es muy raro y casi nada probable, es posible que este líquido contenga espermatozoides, causando así una posible taza de embarazo aún si no se produce una eyaculación completa dentro de un omega. En realidad, y si me permite ser honesto con usted, no recomiendo este método anticonceptivo para estos días, es demasiado antiguo, y aunque tenga el ochenta por ciento de eficacia, como comprenderá, algunas veces... ─se encogió de hombros, mirando un punto perdido detrás del omega─ pues... bueno ─rió.
Las palabras se amontonaban en la mente de Hatoyama:

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