Todo el mundo estaba preparado. Sus elegantes prendas lucían perfectas y bien acomodadas, pero la familia Tanaka era de las que se preocupaban por una simple pelusa en el hombro.
Yota, sentado en una silla hermosa de tela, y con detalles que resplandecían como oro, acomodaba la ropita del pequeño Yasu.
Ya era una costumbre, pues para conmemorar, se tomaba una fotografía familiar cada que el más pequeño de la familia cumplía su primer año de vida.
Eustace estaba alzando el cuello en lo alto mientras un empleado le arreglaba el broche turco que su padre le había regalado en su juventud, esta vez, la joya resplandecía en la parte izquierda, adornando la zona del pañuelo de forma perfecta, parecía de la realeza. Sora y Ren, ya unos adolescentes, no se preocupaban demasiado, estaban teniendo una plática animada mientras la servidumbre alistaba los últimos detalles de sus trajes. El joven Kei, por otra parte, jugaba con la rosa natural que se asomaba de su bolsillo del pecho, su padre le había dicho que no la tocara pero la flor olía tan bien que le daban ganas de comérsela. Los gemelos no estaban presentes aún, seguramente estaban aprovechando los últimos minutos que les quedaban para esconderse del mayordomo y sus subordinados. Las gemelas estaban admirando sus vestidos, de vez en cuando una hallaba un defecto en el vestido de la otra y lo arreglaba, ambas prendas eran negras con detalles en rosa, lo que hacía juego con sus largas cabelleras negras y sus resplandecientes ojos verdes. Y finalmente estaba el gran león, esta vez había optado por un traje verde olivo con detalles en el chaleco y pañuelo, también tenía una flor asomada del bolsillo derecho, olía al fragante aroma de una rosa recién cortada, el alfa jugueteaba con el cabello de su conejo, el cual estaba un poco alborotado por la forma en la que Yota había perseguido a Yuki por los pasillos para convencerlo de que se pusiera el traje.
El equipo de fotógrafos, especializados en tomar retratos familiares: "perfectos, naturales y únicos", tenían preparado todo un sistema de iluminación de calidad, además, sus equipos fotográficos eran enormes, ellos no dejaban de alardear de que aseguraban una calidad inigualable, que ningún otro estudio podría replicar lo que ellos ofrecían. Así pues, colocaron la silla de la señora en medio de la sala de estar ─por supuesto que ya todos los muebles habían sido removidos de antemano─, él bebé estaría en brazos de su madre, durmiendo o sentado, mostrando cualquier expresión, en realidad no importaba, era un bebé, no podías pedirle una posición única, ni ordenarle una. El señor de la casa debería estar junto a su esposa, descansando su mano izquierda sobre el respaldo de la silla, demostrando su complicidad y lealtad. Eustace, siendo el hermano mayor, debería de acomodarse hacía la izquierda. Justo a su lado debería de ir Sora. Rei y Kei fueron acomodados hacia la derecha, justo a lado de su padre. Los gemelos, luego de recibir un regaño por parte de su padre para que se comportaran y dejaran de jugar con los empleados, fueron puesto en el suelo, a ambos lados, no les dieron una pose en específico, por lo que Yuki se sentó con las piernas extendidas sobre el escalón y con los brazos echados hacía atrás, recargando todo su peso. Pero Yuri, siendo un poco más timido y conservador, se sentó sobre el escalón y presionó sus rodillas contra su pecho, pasó ambas manos frente a sus pies y trató de esconder el rostro. Finalmente Kimiko fue acomodada a la derecha y Kumiko a la izquierda. Podrá parecer un orden fácil y ordinario, pero los expertos sí que se las vieron difíciles con una familia tan grande, además de que las personalidades de cada uno también eran un reto que se tenía que superar.
La sesión duró cuatro horas, no era cosa fácil tomar fotografías "perfectas" cuando había niños involucrados: a veces algunos salían parpadeando, haciendo gestos raros o graciosos, algo en el fondo no resultaba estético, o alguna de las niñas quería ir a hacer pipí. Los profesionales pedían que los clientes pusieran otros gestos además de sonreír, que movieran un brazo o un pie, que se ocuparan la mano con algún objeto significativo, que dejaran de reírse de la caída de una lámpara mal puesta, y que dejaran de burlarse por la caída de un asistente de iluminación.
No había sido tarea sencilla hacerle una fotografía a la familia Tanaka, todos ellos eran atractivos pero eran demasiado naturales.
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NAVEGANTE DE LAS ESTRELLAS
Roman d'amourTanaka Kenta es un alfa extremadamente dominante, ha heredado la empresa de su padre recientemente y lo ha hecho de maravilla. Es un hombre con las virtudes de un ángel y el aspecto de un rey, y nunca se ha enamorado. Durante una visita al hospital...