CAPITULO LVIII. BLANCO O NEGRO, EL PERRO SIEMPRE ES PERRO

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Eventualmente, Kenta, había cedido a la petición de su hijo.
─¿Eso es lo único que tienes para ofrecer?, ¿Una galleta de chocolate? ─solo que aún no entendía porque tenía que estar con su joven príncipe en el interior de la casa de Yamamoto.
─Lo cierto es que no se ven apetecibles ─lo apoyo Eustace. No iban a tomar las galletas de dudosa procedencia.
─No tengo dinero para comprar agua de mineral ─respondió el recesivo con molestia─, y tampoco tengo lo suficiente como para contratar a un chef personal que haga galletas para mí.
─Bueno, yo sí ─bromeó Tanaka.
─¿Qué es lo que hacen aquí? ─preguntó señalando al par de hombres que tenían un ejército de guardaespaldas cuidando sus movimientos.
─Vine a hablar sobre Ishii, ¿Acaso no puedo hacerlo? ─el joven amo sonrió con encanto, parecía que estaba aprendiendo a hacer negocios.
─¿Qué con esa sonrisa estúpida?
─¿Quieres que te ayude sí o no? ─dejó de sonreír de inmediato y puso una expresión seria.
─¿Me ayudaras... a mí?
─Papá dijo que podía hacerlo, es solo que... no le digas a mamá, está muy enfadado luego de lo que paso la última vez ─se encogió de hombros, y Jirō volteó a ver al gran alfa, quien solo estaba sentado en el sofá, a un costado del beta, observando el desastre que era su departamento. Tan sucio y tan pequeño. Desagradable─. Puedo darte dinero, pero tampoco mucho. Además debo asegurarme de que lo gastes en algo que valga la pena, ¿Necesidades básicas? ─sugirió observando el montón de latas de cerveza que había en el suelo─, y claro que en Ishii, comida, educación... ese tipo de cosas... ¿Qué pasa con lo del empleo?
─¿No decirle a tu madre? ─dijo ignorando la pregunta anterior.
─Probablemente se enfadé con papá y conmigo ─negó con la cabeza y mostró repulsión absoluta─. Si no hubieras hecho todo aquel espectáculo, tal vez, también te hubiera apoyado. Actualmente él... le ordenó a todos los empleados que jamás te dejen entrar de nuevo en casa, sí vas ahí, terminaras en la estación de policía.
─Es un omega muy cruel ─se rió.
─Por lo que sé ─continúo el joven ignorando la frase─, la mujer escapó con un alfa adinerado, ¿Verdad?
─Yo era una de sus parejas destinadas. Nos conocimos hace seis años, era cuestión de tiempo para que comenzáramos a percibir el cambio de recesivos a dominantes, pero, sin más... ella se fue porque la espera era menor con...
─El enlace de los colores de la muerte ─terminó el presidente, como odiaba hablar de ese tema.
─Sí, así es, pero ella... no creo que se haya ido por ese tipo de enlace.
─¿Qué es lo que dices?
─Trabajábamos en la misma compañía. La note distinta en las últimas semanas pero ignoré las señales, pensé: "los omegas sí que son complicados", pero hace poco me confesó, en una nota, que se había estado relacionando con el director ejecutivo... Ella es una mujer alfa dominante vieja, no creí que se atreviera pero... esa mujer tiene mucho dinero ─suspiró─. Decía que estaba cansada de tener paciencia y vivir en la pobreza. No regresó a casa. Al día siguiente intenté hablar con ella, pero discutimos en la oficina, y un par de horas después me despidieron porque fui acusado de abuso sexual.
─Entonces ¿dices que ella se marchó porque encontró a alguien que tiene dinero?
─Sí.
─¿Qué enlace crees que tienen ellas?
─No lo sé, yo creí que yo era el carnal pero... ¿me habré equivocado?
─Lo cierto es que es difícil encontrar el enlace espiritual ─asintió Kenta─. ¿Y qué me dices de buscar empleo? ─lo interrogó con enojo─, este departamento tiene la apariencia de que su inquilino permanece tranquilo bebiendo bebidas alcohólicas en el sillón.
─Eso tiene un porque, señor Tanaka ─soltó el recesivo en ataque─. La directora de mi antigua empresa se encargó de desprestigiarme en cada compañía en la que pudiera pensar. No hay nada para mí.
─¿Y qué sucede con Ishii? ─intervino de nuevo un preocupado hermano mayor.
─No tengo dinero así que ha dejado de ir a la escuela. Los materiales que luego requieren lo profesores son costosos y, creo que, es mejor si no va, ya era una molestia después de todo ─Eustace pensó que no había ser en la tierra que amara a Yamamoto por la persona que era, después de todo, su antigua esposa había preferido el dinero. Tal vez su hijo le tuviera cariño, pero por la forma en la que Jirō hablaba de él, parecía no preocuparle su bienestar, tal vez ese alfa era el problema─. Lo cierto es que es un rarito. Los niños lo molestaban y él no se defendía, era una vergüenza.
─¿Rarito? ─una verdad absoluta era que los padres se sentían con el derecho de buscar los defectos en sus hijos, exponerlos sin miedo y recalcarlos con rudeza. Las inseguridades nacían en casa más que en cualquier otro lado. ¿Podía realmente un padre hablar de su hijo de esa forma?
─Parece lento, además su nariz es fea. No se comunica y come demasiado, me preocupa que se vuelva obeso.
─¿Lo has llevado al médico?
─Oh, no, no, ¿con que dinero?. La última vez que fue, me parece... ya fue hace un tiempo, Yuko lo había llevado entonces.
─Entonces también te daré dinero para eso ─aseguró el joven príncipe. Suspiró cansado y tocó la rodilla de su padre. Ambos elegantes hombres se levantaron del viejo sofá─. Recibirás una transferencia de la cuenta de mi padre ─Yamamoto soltó una sonrisa de felicidad─. Así que asegurate de enviarme un mensaje de texto con los datos de tu cuenta bancaria. ¿Ya tienes mi número? ─el hombre negó con la cabeza, entonces, un guardaespaldas, que hasta entonces se había mantenido quieto, se movió velozmente y sacó una tarjeta de presentación del interior de su saco, la extendió en dirección al perro y este la tomó─. Tiene mi número personal y también el de papá.
─Estaremos monitoreando tus movimientos así que, por favor, no hagas nada irrazonable ─lo amenazó el león, lo despidió con una sonrisa pero antes de cruzar la puerta dijo─: De camino aquí pasamos por una tienda de pan, el olor que desprendía el lugar era exquisito. Había un cartel, decía que se solicitaba un cajero.

NAVEGANTE DE LAS ESTRELLAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora