EXTRA V. COMO UNA PROSTITUTA

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Shimizu Naoko es su verdadero nombre, pero sentía que "Leonor" le era más apropiado. Naoko es una mujer que creció siendo huérfana, al cumplir la mayoría de edad fue expulsada del orfanato, viéndose obligada a trabajar en las calles.

Sato Hanako fue impulsada a abandonar su hogar cuando sus progenitores se enteraron que había quedado embarazada de un estudiante de medicina joven y torpe.

Kutaragi, por otra parte, solo recordaba que había tenido una infancia feliz y divertida mientras esas dos mujeres se hacían cargo de sus necesidades básicas.

A Reiko jamás le avergonzó su madre, y mucho menos decir a que se dedicaba. Para el joven y futuro médico, su madre era una heroína en la vida, es decir, Hanako no robaba, y no asesinaba, contrario a todo eso, ella misma elegía sacrificar su cuerpo para alimentarlo, a los ojos del beta, Dios debía darle un trono en el cielo a su madre.

Reiko tenía dieciséis en ese entonces:
─¿Sabes que es lo que quiero para ti? ─la mujer era una señorita peligrosa─, un hermoso castillo brillante ─sonrió.
─Yo lo conseguiré para mamá.
─Con alfombras rojas limpias, estatuas traídas de Europa y... un hombre guapo ─rió─. Y millonario ─dijeron al unísono.
─No lo sé, madre, creo que nunca tendría que elegir entre un hombre rico y el amor de mi vida ─habló el adolescente mientras exhalaba humo por la boca.
─¿Qué?, ¿Por qué?
─Porque el amor de mi vida sería millonario ─rieron.
─¿Quieres un poco más? ─la dama le permitía a su hijo beber.
─Si quiero ─ambos ya estaban ebrios.
Entonces Hana sirvió un poco de sake en el vaso de plástico del beta.
─La última vez que bebí a gusto con alguien... fue con Margot ─sonrió ante el recuerdo─. Pero de repente desapareció ─suspiró mirando al suelo.
─Mamá, ¿Crees que haya muerto?, ¿Crees que alguien la mató? ─esas eran preguntas normales y cotidianas.
Um... seguramente.

Las prostitutas tienen una imagen que la sociedad les ha pintado erróneamente, ellos vivían cegados por su propia ignorancia, y no veían lo que era realmente importante.
Las trabajadoras de la noche solo buscaban sobrevivir. Eran las que se encargaban de mantener el control dentro de la sección del mundo reservado para los depravados e inadaptados de la humanidad, para los inhumanos. Y aún así, parecían no importarles a nadie.

─Escuché que Catherine fue hallada dentro de un costal de arroz ─le dió un gran trago a su bebida y continúo─. La encontraron hecha pedazos.

Mujeres llenas de belleza y atractivo, pero no significa que ejercieran su profesión porque les gustara o lo disfrutaran.

─Al menos ya no tendrá que preocuparse por pagar el alquiler ─bromeo y luego se encogió de hombros.
─Espero que Dios no cobre mucho por quedarse en el cielo ─la compadeció Reiko.

¿Qué podía hacer la comunidad? Solo quedarse calladas, ¿Qué oportunidades tenían frente a unos hombres elegantes, "de buen corazón", y con finos trajes? Ninguna, ¿Cómo podían hacer escuchar su voz cuando vivían metidas dentro de una bolsa de basura dadas por muertas?

Ellas son las víctimas. Ellas están atrapadas. Y los más privilegiados se atrevían a llamarlas "putas".

─¿Dónde está Leo? ─cambio de tema la mujer.
─¿No lo recuerdas? Paso toda la noche con ese cliente del auto bonito ─<<Bien por ella>>, pensó y siguió bebiendo.
─¡Ay, es cierto! ─se quejó─, ojalá le hubiera robado a ese tipo ─necesitaba el dinero─. Solo... imagina cuanto me hubieran dado ─aventó su cigarrillo, que ya se había acabado, y abrió ambas manos delante de sus ojos─. Hubiera podido cobrar diez cifras ─exagero─, ¡Ah!
─¿Por qué no vas con Mori?
─Ah, ese viejo ─habló con coraje─, ya no quiere acostarse con nadie desde que se encapricho con la prometida del líder ─se retorció─. Ahora solo me queda ofrecer mis servicios con el líder del clan del sur... No hay clientes ─e hizo un puchero.
─Mamá, no puedes. Tu trabajas para el jefe Zu ─negó con la cabeza─. No puedes.
─Ah, ese también es un maldito ─volvió a retocerse─. ¡Nos recluta como trabajadoras y aún así nos cobra el alquiler!, ¡No es justo!, ¡Ojala se muera! ─luego de suspirar, y saber que era peligroso, se atrevió a decir─: Iré con el jefe del sur. Esta noche espero llevar mucho dinero a casa ─sonrió, necesitaba pagar la escuela de su hijo.
─¡Oigan, ¿Qué hacen ustedes aquí!
─Maldita sea, es la policía ─madre e hijo se levantaron del suelo y salieron corriendo, huyendo lejos... oh, bueno, no exactamente, porque fueron atrapados en poco tiempo.
─¡Es tú culpa! ─dijo Hana acusando a su hijo.
─¡No es cierto!, ¡Yo te seguí a ti!, ¡Corriste en círculos! ─en realidad era culpa del alcohol.
─¡Es tu culpa!
─¡No, es tuya! ─entonces estallaron en risas.
Seguían acusándose mutuamente mientras eran obligados a abordar la parte trasera de la patrulla.
Hasta que uno de los dos policías preguntó:
─¿Es una prostituta? Eso es ilegal, ¿Lo sabía?
─Ah, ay no ─negó el adolescente tocándose la cabeza─. Jaqueca.
─¡Y tú!, ¿No crees que eres muy chico para beber?
─Chico... chico ─murmuraba enfocando al uniformado─. Chico ─observó la entrepierna del oficial─, ¡Sí es muy chico!
─¡JA! ─y los borrachos volvieron a enloquecer de la risa mientras el tipo se avergonzaba.
Malditas basuras ─susurró el hombre decidido a cerrar la puerta del coche para enviar a ese par de tontos tras las rejas.
─¡Ah, no, espera! ─los frenó la mujer antes de que los dejaran atrapados─, ¿Conocen al jefe Zu?
─¿Eh?
─Es-es em.. es el jefe, mi jefe.
─Nuestro jefe ─coincidió Reiko.
─¿El jefe Zu? ─dudo el otro oficial.
─¡Sí!, hombre, se supone que tenía asegurada toda esta zona. Se alió con este político... am, ¿Cómo era? ─Hanako le dió un golpe a su hijo en el brazo.
─Ah... ─trató de recordar─, ¡MAKOTO! ─saltó alegre por ser de ayuda.
─¡Así es, de ese estamos hablando! ─luego de unos segundos de incomodidad, los policías se encogieron de hombros.
─Ah, ya veo ─habían escuchado sobre algo así─. No vuelvan a beber en público. Tengan cuidado ─y los dejó ir.

Pero luego de la muerte de Hanako, su adolescencia cambio por completo, su padre, un hombre que apareció de repente, ya no era más un ayudante de medicina torpe y descuidado, ahora era un médico que tenía todas las cualidades de un médico cirujano, un hombre que tenía un profundo temor por quedarse solo. Tomó a Reiko con todos los derechos que tenía un padre, alejándolo del terrible ambiente de la clase baja, y de la oscuridad que se tragaba a los más jóvenes dentro del mundo de la prostitución.
Aquel hombre no era un tipo malo, pero, de vez en cuando, descargaba sus inseguridades y corajes sobre su hijo.
Durante el tiempo en el que Leonor y Reiko estuvieron separados jamás se perdió el contacto, y fue así que cuando la prostituta envejeció demasiado como para ejercer, Kutaragi la ayudó a mudarse al complejo de departamentos en el que solía vivir, pagaba dos alquiles porque se lo podía permitir, y porque, así, ya no se sentía preocupado por Leonor. Una vez que Leo comenzó a sacar provecho de sus dones especiales, ella misma pudo sustentarse.
La gente suele decir que ser una prostituta es trabajo fácil, pero no cualquiera está dispuesto a ofrecer su cuerpo a completos desconocidos.
Para ser una prostituta se necesita valentía y honor, pero sobretodo, no se necesita ser una persona de mucho pudor.  

NAVEGANTE DE LAS ESTRELLAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora