EXTRA XV. ¡SORPRESA!

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Eustace tenía una sola tarea:
─Padre, quiero una nueva locomotora ─mantener a Kenta ocupado.
─¿Locomotora? ─miró con curiosidad a su hijo. ¿Qué no el pequeño príncipe estaba construyendo ahora barcos a escala?
─Ha salido un nuevo modelo de la compañía: "Ferrocarril". La réplica exacta de una locomotora a vapor de mil novecientos setenta y tres ─Tanaka sonrió.
─Por supuesto, podemos pedirle a Noah que lo consiga más tarde ─luego volvió la vista de nuevo en frente, mirando con entusiasmo el camino.
─Padre, la cosa es... Que son de edición limitada. Se trataron de doscientas sesenta y cinco unidades construidas entre mil novecientos setenta y tres, y mil novecientos ochenta y cinco. "Ferrocarril" es la única compañía que ha sacado a la venta algunos pocos modelos, ninguna otra marca de juguetes les ha prestado atención, son en verdad una joya.
─¿De verdad es urgente? ─era sábado por la mañana y el alfa había tenido que ir a visitar a su padre (se había cambiado los días de visita), ahora iba de regreso a casa, era un día especial, estaba ansioso.
─Es que es un producto que solo estará a la venta hoy ─insistió el beta─. Solo se han fabricado noventa modelos ─Tanaka alzó la ceja.
─¿Solo noventa?
─Solo los afortunados lo conseguirán.
─No creo que todos estén tan interesados. ¿Por qué no vamos mañana? Hoy es... ─el astuto príncipe puso una expresión triste y agachó la cabeza. Los guardaespaldas, en los asientos delanteros, sonrieron con alegría, cómplices de lo que intentaba ese joven amo.
─Entiendo ─sonrió débilmente y se giró a la ventana─. De todas formas ni siquiera logré conseguir el modelo anterior a ese ─suspiró─. Padre tiene mejores cosas que hacer, más importantes ─se encogió de hombros─. Por supuesto que no tiene tiempo para armar tontas locomotoras conmigo.
Kenta ahogó un grito, y luego de sentir debilidad por todo el cuerpo, golpeó la ventanilla que los separaba del conductor y los guardaespaldas.
─A la juguetería ─el chofer no dudo en cambiar de dirección mientras decía algunas palabras de afirmación─. Conseguiremos los otros modelos también ─sonrió.
Eustace entonces se giró, dedicó una hermosa sonrisa a su padre y entusiasmado soltó un fuerte:
─¡Sí!

+.+

─¡Locomotoras del setenta y tres! ─gritaba un empleado joven a los oídos de un hombre mayor.
─Setenta y tres ─razonaba el viejo sobándose la mejilla, parecía que los gritos eran escuchados como susurros en sus orejas─. Las damiselas ─recordó el viejo─. Fueron una serie de locomotoras, construidas en Japón durante el setenta y tres, y el ochenta y cinco ─asintió─. Como esta es una juguetería enorme nos llegaron noventa cajas ayer ─fundada en mil novecientos treinta y cuatro: "Longing of children" es una juguetería de alto prestigio, espaciosa, y descomunal. Se dedica principalmente a la creación de miniaturas históricas del pasado y presente, realizadas desde cero completamente a mano, y con la intención de vender aún juguetes de madera a los niños. En su interior aún se exponen y conservan juguetes históricos y viejos en muy buenas condiciones, completamente a venta pública, son auténticas obras coleccionables. Pero actualmente se ha adaptado a los juguetes del presente. Con un edificio entero a su completa disposición, hay departamentos de peluches, figuras a escala, juegos de magia, muñecas, libros, reimpresiones y juegos de estrategias. Su meta es llegar a ser: la mayor distribuidora de grandes sueños─. Pero quince fueron repartidos en nuestras sucursales en Kyoto, Osaka y Nagoya. Las restantes fueron vendidas ya... No queda ningún modelo ─negó con la cabeza y suspiró─. Lamento que el presidente haya venido en vano. Si nos hubiera contactado ayer, a primera hora de la mañana, nos habríamos permitido reservar un ejemplar para usted.
─¿No tienes ninguno?, ¿Quién se las llevó? ─se preocupó el director.
─Bueno, como se tratan de ejemplares limitados los clientes suelen contactarnos por adelantado. Solicitan un sistema de apartado. Funciona muy bien ─explicó el joven chico─. Ingresan en nuestra página de internet y pagan el producto en línea.
─Suelen apartarlos incluso antes de que el producto llegué a la tienda ─exclamó el viejo impresionado─. No sé cómo lo hacen.
─También, algunos coleccionistas suelen venir a primera hora, por las madrugadas, pero no es como que logren llevarse nada. Al final todos los productos ya han sido comprados antes de ocupar un espacio en el aparador.
─Los compradores solo vienen a recogerlos y se van ─se rascó la nuca y se quejó─. Los repartidores ni siquiera han confirmado la entrega aquí y ellos ya han apartado el producto ─el viejo negó con la cabeza, los clientes, algunos de ellos, sí que daban miedo.
─¿Qué me dice de las locomotoras anteriores?, ¿Tiene alguno?
─Ninguno. Los aficionados a las locomotoras son avariciosos ─continúo el joven─. "Ferrocarril" solo ha sacado cinco locomotoras, todas con cantidades limitadas. Papá quería la segunda locomotora para él...
─Pero me ofrecieron tanto dinero por el que al final solo lo vendí a alguien más ─volvió a negar el hombre mayor.
─Lo siento ─se disculpó el chico.
─¡¿Qué?! ─gritó el abuelo.
─¡Estoy pidiendo disculpas, papá!, ¡Al señor Tanaka!
Eustace rió, en realidad no deseaba ninguna de esas locomotoras, sí, eran inusuales, especiales, pero no era algo que llamara su interés. Sabía muy bien que los productos estaban agotados en tiendas, también sabía que era mejor reservar y comprar el producto por línea, lo hacía siempre, no era un novato en el tema.
─Eustace ─lo llamó su padre.
─Muchas gracias por todo ─respondió el príncipe a los trabajadores.
─El joven amo es un comprador regular. Sin duda alguna lamentamos profundamente no haber pensado en usted ─se disculpó el viejo.
El joven Tanaka negó con las manos con una sonrisa encantadora, esperaba que esta distracción fuera suficiente.

NAVEGANTE DE LAS ESTRELLAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora