CAPITULO XXIX. NAVEGANTE DE LAS ESTRELLAS: FELIZ CUMPLEAÑOS

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Eran unas horas antes del cumpleaños de Yota, y Kenta había invitado a comer al omega para celebrar.
Mientras Shinseki esperaba en la mesa del restaurante pensaba:
<<Solo han pasado cuatro meses desde que he estado acostándome con el joven amo. ¿Cómo es que esto paso?... Sin mencionar que no hace mucho que empezamos a salir>>, se atormentaba el chico.
Y es que aún recordaba las palabras del médico:
"Estas en el primer mes del embarazo, ¿No es eso fantástico?, por eso había confundido esa pequeña barriga con gases intestinales. Debes suspender el consumo del inhibidor de ahora en adelante, te daré uno que es mucho más flexible cuando un omega se encuentra en etapa de gestación, que aunque no funciona como el otro, mantendrá seguro la salud del bebé. Debo decir que no lo esperaba en absoluto, tenías problemas con tu ciclo de celo y ahora estas embarazado. La fertilidad de un alfa extremo de verdad que es impresionante."

El ayudante de cocina estaba asustado. La primera vez que se embarazo todo el mundo lo había abandonado. El hecho de que fuera el día de su cumpleaños solo aumentaba las posibilidades de ser dejado a la deriva de nuevo. No quería perder a Tanaka, lo amaba, ambos habían estado intimando demasiado, no era como si pudiera olvidar los días que había vivido con aquel joven presidente.
<<¿Y si le disgusta?>>, seguía pensando.
Aquel alfa extremadamente dominante era el director de una reconocida empresa, por supuesto que no tenía tiempo para hijos, y mucho menos para formar una familia, sin mencionar que podría no estar dispuesto a recibir a un adolescente que no era su hijo de sangre.
Cuando el atractivo hombre llegó, el omega se puso nervioso, su pareja estaba igual de perfecto que siempre. El director tomó lugar en la mesa con una sonrisa en el rostro, luego comenzaron a hablar sobre temas de la empresa y sobre el hospital mientras comían, (pero Yota se estaba obligando a comer, cada trozo de esparrago estaba provocándole arcadas suaves), y de vez en cuando también mencionaban a Eustace, (quien había rechazado la oferta de cenar en ese restaurante de lujo solo porque quería dar privacidad).
La incomodidad se volvió algo natural, y eso a Kenta no se le escapó.
─¿No te ha gustado la comida? ─preguntó cuando abordaban el coche de regreso a casa.
─No, no es eso. La comida fue deliciosa ─mintió─. Es solo que, últimamente, he estado todo el tiempo en la cocina que ya nada me impresiona.
─Entonces traerte aquí fue todo un error. Debiste habérmelo dicho, pudimos haber ido a otro lugar ─dijo preocupado.
─No, no, es que, extrañamente, lo único que me satisface ahora es un poco de pastel ─sonrió.
─¿Sí? ─cuando el auto por fin se puso en marcha el alfa se centró en su teléfono celular, y el ayudante de cocina agradeció por eso porque no quería hablar más sobre el tema.
Había pasado alrededor de cuarenta y cinco minutos y aún no habían llegado al departamento, y es que el muchacho ya quería llegar para poder echarse directo en la cama. Se asomó por la ventana, y pronto se dió cuenta que el camino le resultaba desconocido.
─Kenta ─se alarmó─. El conductor se ha equivocado de camino, esta no es la dirección ─Tanaka también miró por la ventana y mostró una sonrisa brillante.
─No, este es el camino correcto ─lo corrigió─. Todavía tengo algo que enseñarte.
─Pensé que... íbamos a casa ─susurró con tristeza.
─¿No quieres ir? ─en cuanto vió que su amante estaba al borde de las lágrimas, su sonrisa se fue─. Lo lamento, debí de haberte preguntado primero. Es tu cumpleaños así que quería que fuera una sorpresa pero, después de todo, fue un error. Le diré al chofer que regrese ─estaba a punto de oprimir un botón para hablar con el conductor pero el omega lo detuvo.
─¿No me abandonaras? ─el presidente se quedó inmóvil. Estaba confundido─, ¿No me estás llevando a un lugar desconocido para deshacerte de mí, no es así? ─<<¿El joven amo ya sabe que estoy embarazado?, ¿Cómo lo supo?>>.
En lugar de responder, el alfa tomó en sus brazos a su pareja y le besó la frente.
─Jamás ─habló con una voz seria─. Haría cualquier cosa por tí, pero si me pides que me aleje, ten por seguro que esa sería la única cosa que no podría concederte. Eres mi omega, te tengo clavado en el pecho. Si me deshago de tí no sería muy distinto al suicidio. Porque te amo ─después de eso lo beso suavemente mientras le acariciaba la mejilla─. Nunca sería capaz de abandonar algo que me es tan magnífico ─Yota por fin sonrió, esperando que esas palabras no estuvieran vacías.
─Está bien... vamos. Vamos ahí ─sus ojitos comenzaron a brillar, y Kenta fue atrapado, entonces pensó que estaba dispuesto a convertirse en un esclavo si ese lindo omega se lo pedía.
<<Tan lindo>>, pensó y se sonrojo.

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