CAPITULO XLVII. SIN LLEGAR A ESE EXTREMO

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─El primer día que fui a visitar a mi hijo, yo traía ropa sencilla, por eso no tenía nada fino ─Ino se puso la mano en el pecho─. Así que, al día siguiente fue difícil gastar el dinero en esas tiendas de elite. De inmediato comenzaron a tratarme mal, pero le dije a la mujer que cerrara la boca, que pusiera todas las cosas en las bolsas y que pronto tendría más para poder volver a su tienda. Las cosas ahí eran muy finas, pero el personal era muy descortés ─negó con la cabeza de forma dramatica─. Pero una vez cambie mi imágen ─se tocó el cabello, aquella estética prestigiosa le había cobrado una cantidad exagerada, pero habían hecho un excelente trabajo─, ellos terminaron alabándome, ¿No suelen decir que como te ven te tratan? No lo creía hasta ahora, ¿No dicen también que la moda no va con la clase social? Ya creo que no es así ─Ino podía hacerse pasar por una mujer de clase alta ahora.
─Por qué no mejor guarda silencio ─pidió irritado el joven Atwood. Ya llevaban más de dos horas en el auto y se había vuelto insoportable.
─¿Disculpe? ─se ofendió la mujer.
─Es decir, ¿No se cansa? ─incluso John había terminado su cuarta paleta de caramelo─, su boca debe de haberse quedado seca ─rió─. Por favor, no puedo evitar pensar que solo balbucea.
─Ah ─la dama se quedó estupefacta─, ¿Cómo te atreves? ─estaba realmente ofendida─. Presidente Tanaka, ¿No dirá algo?
─Sí ─aceptó de buena gana el alfa extremo─. Cierre la boca ─también estaba fastidiado─. Te lo ordeno, mujer. Ya cierra la boca ─retiró la mirada de la ventana, por primera vez, desde que el auto había partido.
Observó con atención a Ino.
─¿Ya vas a empezar? ─se emocionó el diablo, pero Kenta no le contestó.
─Señorita Yamaguchi ─continúo─: Le seré sincero ─sonrió─, estoy seguro de que usted no se tragó toda esa mierda del agradecimiento, ¿Cierto? ─se encogió de hombros─. Sería una idiota si es que fue de ese modo, y es que... Una rata como usted no me agrada en absoluto ─se pasó la mano por el cabello y luego tomó su caja de cigarrillos, sacó uno y lo encendió─. Por lo general no hago nada para involucrarme con personas de su clase, pero, últimamente, usted está teniendo contacto con algo sumamente importante para mí ─inhaló y exhaló la nicotina, esa imagen, de un tipo guapo convirtiéndose en el malo, la asustó, tragó saliva, aquellos hermosos ojos verdes estaban mirándola fijamente, brillaban por el enojo, ese tipo tenía el poder de cerrar su boca con solo observarla─. Detesto cuando una rata ronda por la madriguera de un indefenso conejo. Verá, Yota es alguien muy amable y hermoso, es alguien puro con quien solo yo puedo hablar ─exageró─. Así que le estoy pidiendo, amablemente, que se aleje de mi familia ─y una vez más se llevó el cigarrillo a la boca.
La mujer decidió tragarse su temor.
─¿Cree que me asusta?, ¿Cree que tengo miedo? ─sonrió encantadora y tocó suavemente la rodilla de Tanaka─. ¿Sabe? Mi hijo es idéntico a mí, ¿Por qué sentir la asquerosidad de un hombre cuando tiene a una dama elegante con su mismo rostro y grandes senos? ─estaba insinuándose, en su mente, todavía era joven y hermosa─, aún puedo dar a luz a muchos niños, soy muy fértil ─Kenta rió─, ¿Por qué no se lo piensa, presidente?, Siempre podemos dejar de lado a ese niño que llama esposa. Todo el mundo sabe que los omegas son repugnantes y asquerosos ─el empresario tomó la mano de Ino, la acarició y luego le tomó la mejilla.
─¿Tienes grandes pechos, mujer? ─preguntó con una voz seductora.
La beta se sintió atraída de inmediato, se acercó al alfa y espero el beso en sus labios, pero... ¡PLAF!
─No vuelvas a tocarme ─el león le dió un golpe en la mejilla─. Y te equivocas completamente, mi esposa no se parece en nada a una sucia zorra como tú.
John salió de su sorpresa y estalló en carcajadas.
─¡Y pensar que Tanaka si golpea a las mujeres! ─se burló.
Luego del aturdimiento:
─¡Malditos hijos de puta! ─estalló la mujer─, ¡Malditos bastardos!, ¡Le diré a la policía sobre todo esto!, ¡Maldito alfa! ─se retorció en su asiento. Parecía tener la intención de saltar sobre el extremo en cualquier momento así que, los dos guardaespaldas la inmovilizaron de inmediato─, ¡Ah!, ¡Suéltame!, ¡Suéltame!
─Es alguien molesta ─siguió John─. Y es tan fea. Sin duda es una beta muy fea... Sus senos son más pequeños que mis bolas ─rió.
─¡¿Y tú quien eres?!, ¡Eres solo un maldito sirviente!, ¡Cierra la boca!, ¡Cierra la boca! ─se calmó de repente y le pareció buena idea burlarse de Atwood─. Eres solamente un perro faldero, já, ¿Quién te tiene miedo a ti? ─la serpiente se quedó mudo, sus labios dejaron de ir de oreja a oreja y fulminó a Ino.
─Puedo hacer que tus senos sean extirpados, mujer. También que tu vagina sea sustituida por un pene y que tu rostro sea completamente desfigurado así que, yo que tú, tendría mucho cuidado al escoger palabras ─la dama se quedó congelada, esos ojos rojos eran aterradores. John luego volvió a sonreír─. Eso es lo que esperaba, eres realmente considerada, bruja.
─De todas maneras ─comenzó de nuevo el presidente de BBS─, quiero que dejes a mi esposa en paz ─estaba pensando en ser generoso pero:
─Después de esto le diré a todos que el presidente tiene un amante, que sin duda alguna tiene hijos por todo Japón y que... Y que su esposa fue violado a los trece ─la señorita no se lo dejó facíl─. Maldito alfa de mierda ─rió, todavía sentía que podía tener el control, así que escupió en dirección al alfa, la saliva cayó en el zapato derecho y reluciente de Tanaka.
─Ya veo ─suspiró, esa mujer no cambiaría─. No pensé que sería fácil, así que vine preparado ─sacó el sobre que su secretario le había entregado─, Todo eso... ¿Fue lo que le dijiste a mí esposa?
─¿Y que más da?
─Bueno, realmente estoy interesado.
─Quizás le dije que inventaría un par de cosas.
─Sí, ya sé a qué te refieres ─suspiró y se rascó la frente.
─¿Preocupado?
─Sí, demasiado ─el diablo volteó a mirarlo, pero luego de ver una sonrisa encendida en el rostro de ese hombre volvió a sacar otro caramelo─. Tuve un encuentro con su esposo esta mañana, y, para no perder el tiempo, le diré que: Lo lamento tanto.
─¿Qué quiere decir? ─ella imaginó lo peor.
─Ah, no te preocupes, no está muerto. Pero él se ha divorciado de ti.
Ino rió nerviosa.
─¡Ajá!, ¿Quieres que te crea?
─No lo hagas, en realidad no me importa, pero solo dejame decirte que fue mucho más fácil de conseguir de lo que creí. Había pensado en pedírselo con una pistola en la cabeza pero, al final, mi personal solo tuvo que decir: "Por favor". Es un tipo inteligente ─explicó─. El señor Shinseki sin duda alguna aún puede salvarse de la ira de Dios ─abrió el sobre y exhibió un par de papeles.
─No, no ─sonrió asustada─, no lo creeré.
─El siguiente punto es que me devuelvas la cantidad exacta de lo que estuviste robándome.
─¿Y eso qué? Claro que no lo haré.
─Me lo robaste así que tienes que devolverlo ─repitió─. Taiki trató de ayudarte, así que vendió su casa en aquel pueblo, me parece que lo compraron a un precio barato, pero aun así me dió lo poco que consiguió por ella. Aunque también debo de admitir que eso solo cubre una cantidad minúscula, pero, algo es más bueno que nada, ¿No lo crees?
─¿Qué? ─le estaba diciendo que se había quedado sin nada.
─¿Acaso estas sorda?
─No, no, no... ¡El dinero era de Yota!
─Es exactamente como lo has dicho, es de mi esposa. Si ese dinero pasó a ser de alguien más, no es otra cosa más que un robo, así que, irás directo a prisión ─Atwood estaba asimilando todo con lentitud, ¿Qué era todo eso?, muy aparte de que estaba confundido, lo que había escuchado... ¿No era todo demasiado perfecto?, se dijo a sí mismo que sí hubiera sido él definitivamente la habría asesinado, pero Tanaka... Ese alfa había planeado todo para que ella sufriera, matarla sería fácil y rápido, no se retorcería.
El ser humano definitivamente no está preparado para sobrevivir solo, y Ino lo supo tarde. Ni casa, ni esposo... solo se tenía a sí misma.
─No, no es así ─temblaba la mujer en su agonía.
─Seré piadoso ─apagó el cigarrillo en un cenicero que había cerca y suspiró─: ¿Estas dispuesta a aceptar una escapatoria?
─¡Sí! ─respondió de inmediato.
─Eres libre ─el brillo de la esperanza apareció en los ojos de la dama─. Solo limpia la saliva de mi zapato ─sonrió.
─¿Sí? ─eso era algo sencillo.
─Sí, claro, ¿Lo harás? ─la madre biológica de Yota asitió─. Bien ─la rata fue liberada del fuerte agarre de los guardaespaldas y se agachó, sacó un pañuelo de su bolsillo pero ─: Oh, no, por favor, no seas ridícula ─negó con la cabeza─. Hazlo con tu lengua.
─¿Qué? ─susurró.
─Si tengo que repetirlo entonces no habrá trato ─Ino empezó a respirar pesadamente del enojo, deseaba golpear a Tanaka pero se tragó el sentimiento. Se inclinó sobre el calzado y luego puso su lengua─. ¿Crees que puedes hablar sobre lo que le sucedió a mi esposa como si fuera un maldito chisme de televisión? ─su lengua limpió la saliva, pero también sintió el sabor de la grasa de zapato─, nadie nunca se había atrevido a amenazarme de esa manera, o mucho más importante ¿Cómo te atreves a pronunciar el nombre de mi omega?, ¿Acaso no te da vergüenza? ─la mujer levantó la cabeza y miró al alfa, pero de inmediato volvió la vista hacia abajo, el rostro de ese hombre era sombrío y despiadado, sus ojos no eran diferentes a los de la furia de Dios─. Puedes usar tu pañuelo ─pasó el trozo de tela para limpiar la humedad restante─. Ahora vuelve a tu lugar ─y obedeció─. En la penúltima hoja ─siguió explicando mientras volvía a guardar los papeles─, encontrarás una dirección, se trata de una organización que se encarga de dar alojo a las personas abandonadas, ahí mismo puedes conseguir un empleo y darme tus ganancias cada mes para tratar de saldar tu deuda.
─Pero, pero... usted dijo que era libre.
─Sí, eso dije ─ante la confusión de la mujer el león puso los ojos en blanco─. Creo que eres estúpida, hice una afirmación, pero jamás dije que le perdonaría la deuda ─se encogió de hombros y seguió─: ¿Sabes? Yo... no te preparé una mochila. Lo lamento ─Ino no lo entendió.
<<¿Una mochila?>>, se preguntó pero ya no quería abrir la boca.
Media hora después llegaron a una ciudad abandonada, los recibió un guardia que detuvo el coche por completo, entonces John bajó la ventana del auto y entabló una conversación animada.
─No pueden entrar aquí ─les advirtió severamente.
─¿No podemos? ─se asomó el pelirrojo─, ¿Por qué?
─Necesitan un permiso especial para poder entrar, si no tienes ninguno entonces no hay forma. Es peligroso, la última vez después de ese gran terremoto y ese tsunami, la planta nuclear fue destruida y aún existe riesgo de radiación. Es peligroso ─indicó mientras movía la mano para decirles que se marcharan.
─Ya veo ─respondió John─. ¿Dónde obtienes un permiso?
─Estación de policía ─respondió vagamente─. Por favor, váyanse. De lo contrario habrá problemas.
Ino, quien había estado todo el tiempo ocupada preocupándose por la situación, no se había puesto a pensar, ni un solo instante, a qué lugar se dirigían.
Su corazón dió un brinco en cuanto se lo cuestionó. Luego recordó la amenaza de la serpiente: "Puedo hacer que tus senos sean extirpados, mujer."
<<¡MIERDA!>>, su cabeza tomó eso como un sinónimo de: <<Me van a asesinar>>.
─¡AYÚDEME!, ¡AYÚDEME! ─comenzó a gritar presa del pánico─, ¡ESTOY SECUESTRADA!, ¡LLAME A LA POLICÍA!, ¡A LA POLICÍA! ─el guardia abrió los ojos de par en par y sacó un arma.
─Deténganse ─las personas dentro del auto se quedaron quietas, incluso los guardaespaldas dejaron de intentar dominar a la señorita.
─No, no, en realidad no es lo que... ─quiso intervenir el dueño del club de Week, pero:
─¡Silencio! ─el héroe encendió su radio─. Puerta principal llamando a puesta oeste ─claro que necesitaría apoyo para el rescate─. Puerta principal llamando a puesta oeste ─repitió─, ¿Hay alguien ahí? ─la beta sonrió ante su victoria, ya quería ver a Tanaka acusado de secuestro, quería burlarse en su cara pero fingió llorar─. Hay un intento de secue...
─John Atwood ─lo interrumpió─. Ese es mi nombre ─sonrió y por fin se movió─, ¿Quiere ver mi identificación? ─preguntó cuando el hombre vaciló.
Pero, ¿Qué estaba pasando?
El trabajador recibió la tarjeta del diablo, que tenía una fotografía pequeña, su nombre y firma.
El rostro alarmado del tipo se desvaneció.
─Lamento haber molestado al joven amo Atwood ─y en su lugar apareció una cara complaciente para su amo. La situación dejo de ser tensa.

"Aquí puerta oeste, ¿Qué sucede?, cambio."

Se escuchó el radio, pero para la desfortuna de Ino el guardia contestó:
─No es nada. Me he confundido, olvídalo, cambio.
─¿Podemos entrar? ─siguió alegremente el alfa dominante─, solo tardaremos un par de minutos.
─Sí, sí, por supuesto. Lamento haber levantado mi arma hacia el joven amo ─el empleado hizo un par de cosas en un aparato inteligente y las rejas se abrieron. El sujeto hizo una reverencia y─: Que tenga un excelente día ─y es que, ya era de madrugada.
La ventana volvió a cerrarse, y mientras sucedía la rata volvió a chillar.
─¡¿QUÉ?!, ¡AYÚDEME! ─pero fue en vano, el guardia no hizo caso de sus gritos y el auto volvió a moverse.
John no tardó en reírse.
─¿Creíste que tendrías oportunidad? ─la señaló como si fuera un fenómeno de circo─, tu cara de victoria pareció resplandecer solo un par de segundos. Que idiota.
─No te secuestramos ─agregó Kenta de repente─, debes recordar que tu subiste al auto por tu propio pie, en ningún momento nos pediste salir, y si quieres hacerlo eres libre, nadie te lo impedirá, pero el auto no se detendrá ─negó con la cabeza─, señorita Yamaguchi.
─¿A dónde me llevan? ─lo comprendió de inmediato, aquellos sujetos ricos eran demasiado, nadie la ayudaría.
─Mi amigo es parte de un equipo de futbol americano reconocido en el club. Es un político y es un gran admirador de mi hermano menor ─explicó el demonio sin siquiera preocuparse por responderle a la mujer.
─¿De quién?
─Mi hermano, el corredor, Caín ─Tanaka asintió─, le prometí un autógrafo.
─Vaya.
─Ese político me aseguro que solo dijera mi nombre y que me dejarían entrar, no sé qué les ha dicho pero supongo que está bien.
─Oigan, les pregunt... ─la ignoraron de nuevo.
─Es un lugar restringido y aun así hemos conseguido entrar fácilmente ─suspiró─. Casi pienso que me habías engañado ─la serpiente rió.
─Nunca rompo mis promesas ─se sobó el cuello─. Además, realmente necesito información de ese beta.
─Es la madre de Yota, así que si utilizas lo que te diré solo para hacerle daño, te mataré ─lo amenazó─. Estoy confiando en tí solo por esta vez.
─No es muy ético de tu parte intercambiar información de ese beta por algo como esto ─se burló─. No tienes derecho a decirme eso, es tu familia después de todo.
─Esto solo se trata de una excepción, es un asunto de suma importancia.
─¿La madre de Yota? ─quiso intervenir de nuevo la mujer pero...
─¿Sí? ─pero solo estaba hablando sola.
─Además, pensé que te negarías, puedes obtener información por tu cuenta después de todo, me sorprendió que estuvieras dispuesto a ayudarme.
─Ya sé, apuesto a que te sorprendió escuchar mí: "quiero algo a cambio".
─En realidad no, más bien, me alivió.
─Entiendo ─guardó silencio de repente─: Ya lo hice.
─¿Qué cosa?
─Ya lo investigué. Pero lo único que parece es su historial académico, eso no me sirve de nada.
─¿Es así? ─se burló y el auto se detuvo─. Continuemos con la charla de camino a casa. Ahora, señorita Yamaguchi ─la llamó y la mujer tragó saliva, estaba demasiado asustada para moverse, imaginaba el peor de los escenarios posibles─, baja del auto.
─¿Qué? ─¿Acaso había escuchado bien?, ¿No estaban a punto de matarla?
─¿Qué fue lo que le dijiste a mi esposa en ese momento? ─Ino estaba confundida.
─No entiendo...
─Puedes demorar el tiempo que quieras ─sonrió─. Estaremos esperándote ─la garganta de la beta se secó, y sus ojos estaban tan abiertos, que por varios segundos, no parpadeo─. Lamento que no haya regalo de navidad, pero, no estamos en esas fechas ─se puso la mano en la barbilla y luego sacó su billetera─. Pero tengo un par de billetes ─pero no se los entregó, en su lugar, el mismo abrió la ventana del auto y arrojó el dinero, junto con el sobre amarillo, hacia afuera, como si se tratara de basura─. Sé muy bien que le gusta tomar aquello que no es suyo, pero no le gusta que le paguen con la misma moneda, así que será mejor que salga antes de que el viento le robé el dinero, quizás los necesite más tarde ─Ino se movió de prisa─. Ah, sí, casi lo olvidaba, respecto a éste acontecimiento ─la rata se quedó rígida─. Cuando llegué a algún lugar poblado quizás querrá informar a las autoridades, o como acostumbra usted, a los periodistas, pero lo cierto es que no puedo hacer nada al respecto, se trata de su libertad de expresión así que no me molestaría, en absoluto, que se lo gritara al mundo entero. Pero, entonces tendré que llamar a mi abogado y creame que un abogado de oficio no es de las mejores opciones, ya que... Son muy fáciles de comprar ─asintió y recordó─: Ah, sí, también nos quedaremos con sus compras de ayer ─entonces sí, Ino bajó del auto, la puerta se cerró, y cuando el auto de Tanaka se perdió en la distancia solo se vió rodeaba de oscuridad y de soledad.
Las lágrimas de dolor y de humillación se deslizaron por sus mejillas.

Estaba sola.

Bajó la mirada hacia el camino terroso, se agachó y tomó el sobre amarillo que ya estaba sucio por el polvo, luego agarró dos billetes, pero cuando quiso agarrar el tercero, y último, el viento se lo llevó.

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