CAPITULO VI. NO SON PROBLEMAS DEL CORAZÓN

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Tarō levantaba la vista de vez en cuando y miraba a su izquierda, hace una hora que se había mantenido haciendo lo mismo, y fue todo ese tiempo en el que se encontró con el mismo hombre atractivo observando, con el ceño fruncido, la pantalla de su teléfono celular. Podía ver que algunas veces escribía, y otras veces solo miraba.
─Pregúntale sobre su día ─dijo por fin mientras no dejaba de escribir en la computadora. Al hombre al que se dirigía no era otro más que a Tanaka Kenta, además solo eran ellos dos en la oficina. El alfa volteó a ver a su amigo con confusión─. Al omega. Pregúntale sobre su día ─repitió.
─¿Sí? ─aquel día del supermercado sí que había sido una coincidencia. Hatoyama se había burlado de su jefe sugiriendo que fuera a comprar fresas frescas para la comida, normalmente Kenta mandaría a un empleado a buscarlas pero aquella vez se vio involucrado su orgullo, así que a paso acelerado había tomado un auto y se había dirigido al supermercado, nadie imaginaba que de verdad eso resultaría. Cuando el alfa regresó a su mansión había contado todo lo acontecido a su secretario.
─Por supuesto.
─¿No es demasiado directo? ─el atractivo omega dominante estaba irritado por la situación, ¿Cuántas veces había escuchado eso? Incluso cuando el secretario había sugerido, en algún punto del día, el poder llamar a Yota, Kenta se atrevió a decir: "¿No es eso demasiado?", ¿Por qué no podía simplemente llamarlo? Era un hombre guapo y seguro de sí mismo (bueno, o eso solo cuando no se trataba de involucrar a Shinseki), con la capacidad de seducir a cualquier omega en el mundo, es por eso que Tarō no lo entendía, incluso ahora ese director estaba comportándose como un niño, ojalá no se le hubiera ocurrido la brillante idea de ayudar a su empleador.
─¿Quieres saber que es ser directo? ─el omega se levantó de su silla y miró a su jefe con una mirada amenazante─. Quiero obtener una cita contigo, llevarte a una tierna noche de bodas, lograr que des a luz a mis hijos y vivir una buena vida ─dijo con una voz ridícula─. Eso, señor Tanaka, es ser directo.
─Oh, Ta-chan ─el alfa rió, rió como no tienes idea. El sonido de esa felicidad había inundado toda la oficina, la risa de un hombre tan guapo hacía que hasta el ambiente fuera similar a la sensación de libertad─. Eres adorable cuando te enojas ─mencionó cuando logró recobrar la compostura─. Definitivamente no va contigo ser un hombre enfadado ─Kenta se levantó del escritorio y se marchó sin decir nada más.
Tarō, que ahora encendía su enfado, opto por tomar venganza. Se dirigió a la zona de trabajo del presidente y tomo su teléfono celular, y es que el alfa dominante no llevaba su móvil a todas partes junto a él, además, confiaba lo suficiente en su secretario como para dejarlo sobre la mesa, sin ningún tipo de vigilancia o contraseña. Lo que no sabía es que ahora ese omega se dirigía justamente al apartado de mensajes para enviar algún texto a aquel ayudante de cocina que había estado perturbando la mente de su empleador.
Pero cuando hizo click en el chat este ya estaba iniciado.
─¿Qué aún no había enviado ni un primer mensaje?
La pantalla del móvil mostraba lo siguiente:

Tanaka Kenta:

Me tomé la libertad de enviar un primer mensaje para poder informar que de ahora en adelante visitare a Ichiro cada domingo.

Shinseki Yota:

Buenos días, joven amo. Por supuesto, puede hacer lo que crea más conveniente. Estaremos esperando su visita.

Tanaka Kenta:

Por favor, esperalo, ¿Cómo ha estado Ichiro?

Shinseki Yota:

Su salud mejora cada vez más. Ha estado especialmente emocionado sobre usted. También comentó algo privado.

Tanaka Kenta:

¿Sí?, Quisiera saber que fue.

NAVEGANTE DE LAS ESTRELLAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora