Contracorriente | La Historia de Annie Cresta y Finnick Odair

Necesitas un amigo

Finnick, a pesar de saber mejor que eso, decidió dejar la residencia Price una vez que se aseguró de que Cece estuviera profundamente dormida (o hecha polvo, no sabía ni le importaba): no estaba de humor para tratar con la familia incestuosa y malvada que lo había comprado años atrás...

-Eso no es incesto, Finnick: eres un dramático.

- ¿Qué persona normal compartiría amante con sus hermanos? Sin contar que antes lo fui de su padre. ¿Besarías a alguien que estuvo con Gloss? ¿O peor? Porque yo no solo los beso, ¡ojalá!

-Por lealtad, no- concedió Cashmere risueña por las muecas de los rubios-. ¿Besarías a uno de mis amantes, hermanito?

- ¡Ni loco! ¡Viejos espantosos! ¡Y los "normales" de casa están igual o peor! - Finnick solo rio mientras Cashmere le devolvía el insulto, recordando más a mocosos que a los adultos hechos y derechos que eran: la "virtud" rejuvenecedora de las riñas entre hermanos, supuso.

Sí, el "respeto" era un concepto que parecía extraño, ajeno, en la casa de los Price, a quienes lamentablemente pertenecía. Tomó un taxi de regreso a su casa, ignorando los comentarios tontos del conductor sobre las manchas de lápiz labial en el cuello de su camisa. Cecelia tenía poca o ninguna paciencia, y para su mala suerte, siempre se notaba. Una vez que llegó comenzó a desvestirse para darse una ducha, ya que se sentía sucio por sus actos y la suciedad de las calles. Parecía no acostumbrarse a nada de eso. Se estaba volviendo cansino.

No sabía qué fuerza le hizo comprobar su registro de llamadas y mensajes de voz, pero cuando lo hizo, el resultado fue inquietante...

-Odair, ¿dónde estás? ¿Está Jo contigo?

-Odair, escucha: no la encuentro. No te encuentro. Por favor, si estás con ella, dímelo. Estoy preocupado.

-No está aquí: no la veo Habló con Snow y le dijo que no. Ella no se veía bien. No tengo idea de dónde puede estar. ¿Dónde estás?

- ¿DÓNDE MIERDA ESTÁS ODAIR? ¡LO PROMETISTE!

-Mierda- murmuró entre dientes mientras trataba de llamar devuelta, pero no lo dejaba. "Maldita sea". Además de los desesperados intentos de Blight por dar con una seña del paradero de Johanna, tenía 3 llamadas perdidas de Nikias Price, el hermano mayor de Cece y Trixie. No tenía tiempo de lidiar con ese hombre malvado: en lugar de responder, Finnick fue a cambiarse rápidamente para comenzar a buscar a Johanna, dispuesto a vagar por el Capitolio y más allá para poder encontrarla. Al fin y al cabo, la gente no desaparecía sin más: o ella se había largado de la fiesta a voluntad, o alguien se la había llevado...

Finnick temía el segundo escenario, por más que fuera el más probable.

Antes de que pudiera salir del apartamento, sin embargo, el timbre del teléfono lo sobresaltó y la curiosidad lo venció mientras caminaba hacia adentro para ver quién podría estar tratando de comunicarse con él. Nuevamente, era el teléfono de Nikias.

"Qué raro", pensó, pues el hombre, a diferencia de sus hermanas, no era tan insistente. Aquello era extraño, sospechoso incluso dadas las circunstancias de esa noche, y por temor a errar por omisión Finnick respondió la llamada. Apenas escuchó la voz, Finnick no supo si se arrepentiría de lo que hizo o no. Solo se centró en la voz...