Finnick estaba acostumbrado a los paseos de la vergüenza desde hacía años.
En el Capitolio eran parte de su rutina, y a pesar del nombre, su cinismo los había convertido en un paseo más por las mañanas, pasando de largo de las miradas de los transeúntes. En cambio, en el 4 era otra cosa, aún más en su isla, donde las miradas desaprobatorias de todos eran algo nuevo.
Parecían esperar al menor motivo para apuñalarlo.
¿Desde cuándo les importaba tanto lo que él hiciera o dijera? ¿Quién les dijo que tenían derecho a juzgarlo? ¿Por qué no se hacían de la vista gorda, como cuando Snow comenzó a venderlo a los 14 años?
-Rompiste la primera regla que me explicaste que había aquí. Estoy de tu lado, ¿pero por qué tenías que ser tan cruel? – Marisol Lee, su ex tributo y vencedora de los 68º Juegos del Hambre, le explicó con simpleza mientras pescaban la cena. Él fue su mentor a los 17, ella tenía 18.
A pesar de ser él el menor, él fue su mentor, así que quién le debía respeto a quién era difícil de establecer.
-No fuí cruel...
-...Lo fuiste. ¡Sus padres murieron hace menos de un mes y los tachaste de crueles frente Panem entero! Y a ella de loca. Lo esté o no, es asunto privado, no del mundo...-empezó a reclamarle, indignada.
- ¿Acabaste? – trató de irse, pero ella jaloneó de él para que la viera a la cara.
- ¡No me hables así! – exigió, harta de su actitud ególatra-. Nadie aquí espera algo bueno de nadie, menos de ti, pero al menos nos gusta pensar que nos cuidamos la espalda, que somos aliados...
-...Tú cuida tu espalda. Lamento ser yo quien te lo diga, Sol, pero nadie dará un duro por ti, menos en esta isla. Si estás viva es porque lo conseguiste manchando tus manos, hiciste lo que tenías que hacer en la arena. La vida es tu nueva arena, ¿entiendes? Y tener aliados es una ilusión...
- ¡Para ti lo será! ¡Eres un tonto! ¡Con razón estás solo! – Finnick se sorprendió por la declaración de la morena. No que él no supiera que era en parte la verdad, pero nadie se lo había dicho de frente.
-Yo nunca estoy solo, ese es el problema...- esa era la otra parte. Siempre había alguien vigilándolo, juzgándolo, viendo que cometiera un error para aprovecharse...-. ¿Y desde cuando tanta empatía por los novatos?
- ¿Cómo no quieres que le tenga lastima? ¡La pobre estaría muerta de no ser por Mags, que le da de comer!
- ¿De qué hablas? - la chica rió con sorna, claramente irritada.
- ¿No te has enterado? Nadie ha tenido el placer de ver a Annie en estas semanas. Es más, la única señal de vida que da son sus gritos en la madrugada. Hicimos junta vecinal y todo para adelantar su bienvenida, y para checar cómo arreglar lo del ruido para poder dormir...
-...No bromees con eso...
-¡No estoy bromeando! La pobre debe escucharse hasta el puerto, se quedará afónica a ese paso. A veces grita llamándote, la pobre. Ha de creer que le importas...
-... ¿Me llama?
- ¿Estás sordo? Si, te llama, pero tú no estabas, y quizás era lo mejor. Nada más porque sé que lo que careces de vergüenza lo tienes en corazón, si no hasta pensaría mal. No sé qué hiciste para que te creyera confiable...Aunque creo que ya no lo hará...
Finnick tuvo que contenerse para no salir corriendo rumbo a los Cresta a pedir perdón en ese instante, su corazón contrayéndose de imaginarlo. Sabía que había tomado una decisión esa noche de la entrevista. Debía distanciarse. Ellos lo querrían lejos.
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Contracorriente | La Historia de Annie Cresta y Finnick Odair
FanficLa vida de Annie se quiebra cuando su nombre sale el día de La Cosecha. No tiene nada a su favor. Nada, excepto él: Finnick Odair, su mentor. ⚠️Advertencia: Esta historia contiene temas sensibles como representaciones gráficas de violencia, sexual...