-Disculpe, señor Odair, pero el acceso está restringido hasta nuevo aviso.
-Necesito verla...- trató de calmarse al notar el nudo en su garganta, todavía conmocionado por las mil y un emociones que había sentido la última media hora.
-Pues sugiero que lo hable con un superior, que yo solo acato órdenes. Además, la paciente está inconsciente de todos modos...- la enfermera hablaba sin mirarlo, claramente distraída en otros asuntos.
- ¿Inconsciente? – repitió, asustado.
-Perdió mucha sangre, además, no se dejaba atender. Lo mejor fue sedarla...-eso último lo agregó con claro resentimiento, y entonces reparó en sus brazos arañados... ¿Habría sido Annie? -. Mire, puedo asegurarle que la señorita Cresta saldrá lo antes posible, pero para eso los doctores necesitan trabajar tranquilos. Vuelva con un permiso o hasta que las visitas sean permitidas...- Finnick no tuvo de otra más que irse, pues no quería que llamasen a seguridad e hicieran una escena. Aquello no era normal en lo absoluto...
¿Y si la mataban? Sería tan sencillo de justificar al público, después de todo. "Hicimos todo lo que pudimos. Murió desangrada...". Nadie, ni siquiera él, podría demostrar lo contrario, y todo quedaría en una tragedia....
No. Si habían perdonado la vida de otros menos dóciles, ¿Por qué no habrían de perdonar la de una inofensiva vencedora?
-Señor Odair- escuchó a la enfermera llamarlo. Por unos instantes fue optimista, y creyó que la mujer había cambiado de opinión. Claro que no fue el caso-. Me comunican que entregue esto...- sacó de un cajón una bolsa de plástico transparente, donde se veía claramente su collar, manchado de sangre, junto a la pulsera de Wade, en el mismo sanguinolento estado-. Venía con ella...
-Gracias. Buen día- los guardó en su bolsillo y regresó al piso 4, dejándose caer en la cama exhausto. No descansaría hasta corroborar que Annie estuviese a salvo, pero su cuerpo necesitaba dormir un poco.
Despertó en la mañana por el ruido de la alarma, sintiéndose igual de cansado. Y creía que antes había tenido problemas para dormir...
Miró su celular, solo para encontrarse con llamadas perdidas de Aria y River durante la noche. Sintió el pánico formarse en su interior, y haciendo un de-tin-marin, le marcó a Aria. Después de un rato, por fin respondió.
-Buenos días...- la escuchó bostezar tras el teléfono, aliviándolo un poco.
-... ¿Todo bien? ¿Qué pasó?
-Eso queríamos preguntarte... ¿No han dicho nada de la trampa? - lo dijo casi susurrando, y sospechó que su madre, Laura, estaría durmiendo al lado.
-Aún no. No creo que lo hagan...- no dirían nada, solo los castigarían. Y eso era lo que temía. Tenía que insistir en el hospital.
-...Ojalá. Cuídate. Regresa apenas te dejen... ¿Cuándo crees que sea?
-Yo me voy hasta que coronen a Annie. Y eso será hasta que le den de alta...
-Pobre. Yo no lo vi, pero mamá dijo que muchas cosas la golpearon en el agua. Lo que no duele mientras nadas, duele apenas sales...- Finnick recordó la imagen de Annie luchando contra el maremoto con amargura. Era una chica fuerte, sí, pero desearía que jamás lo hubiese probado de ese modo.
-...Se pondrá mejor. Y, como tú dices, ojalá sea pronto- escuchó un trueno desde el otro lado, preocupándose. Debía haber sido uno muy fuerte como para haberse colado en la llamada-. ¿Debería preocuparme por ustedes?
- ¡No! Tu preocúpate por tu vencedora. Los huracanes y tormentas por estas fechas son esperados...
-...Vayan a mi casa, ¿Si?
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Contracorriente | La Historia de Annie Cresta y Finnick Odair
FanficLa vida de Annie se quiebra cuando su nombre sale el día de La Cosecha. No tiene nada a su favor. Nada, excepto él: Finnick Odair, su mentor. ⚠️Advertencia: Esta historia contiene temas sensibles como representaciones gráficas de violencia, sexual...