Nieve en la playa

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- ¿Por qué, de todo lo que pudo haberte regalado, Meg eligió un anillo?

-No sé, puedes ir a preguntarle. No sé por qué te molesta: es un anillo bonito.

- ¡Todos me preguntan con quién te vas a casar!

-Entonces todos son tontos, porque los anillos de compromiso van en el anular...

-...No puedes culparlos por asumir que es un anillo de compromiso: esos se usan en la mano izquierda- Aria disimuló su risa al escuchar a los hermanos discutir mientras Annie buscaba cachivaches para sus manualidades. Para variar, Finnick no exageró al decir que los Cresta se peleaban entre ellos a la mínima provocación a pesar de ser tranquilos con la mayoría de las personas-. ¿Qué te dijo Odair al respecto?

-Nada. No es el tipo de persona que habla de lo que uso a menos que sea un cumplido. ¿Y a quién le importa si la gente piensa que me voy a casar? No es cierto.

- ¡A mí sí me importa! - insistió, haciéndola poner los ojos en blanco.

-Vale, detente ahí: Annie puede estar aquí todo lo que quiera, pero si sigues fastidiándola, tendré que pedirte que te vayas- Aria intervino, tomando el lado de Annie al instante, quien articuló un silencioso "gracias" mientras continuaba buscando cuentas y otros adornos para hacer pulseras. Marlowe frunció el ceño, pero no dijo más-. Gracias, Cresta. ¡Hola, Donna! - tanto Annie como Marlowe se giraron para confirmar que se trataba de su Donna, amiga a quien no veían desde hacía casi un año-. Aquí están las dos peinetas que encargaste: estoy segura que Kiara y Sofía las amarán.

- ¡Marlo, Annie! ¡Qué bueno es verlos! - los saludó con un abrazo, ajena a los pleitos entre ellos apenas minutos antes de su llegada-. Y gracias, Aria, ¡se ven preciosas! Seguí tu consejo de moda, Annie: ¡y pensar que muchas en el barrio alto se pierden de estas hermosuras al no venir aquí! - comentó mientras sacaba su monedero para pagar las peinetas, las cuales Annie notó, eran pequeñas versiones muy similares a la suya, aquella que había sido su amuleto durante sus juegos, con la diferencia de que estás tenían algunos detalles en colores coral y verde mentolado respectivamente-. Espero no te moleste: muchas adoramos tu peineta, y mis hermanas no fueron la excepción...-Annie, quien al instante se había tensado al recordar todos los problemas que su maldita peineta le había ocasionado, se forzó a calmarse y esbozar una sonrisa antes de responder.

- ¡Para nada! Déjame adivinar: la coral es para Kira y la menta es para Sofí- Donna asintió con una sonrisa: su amor por sus hermanas menores era evidente para cualquiera, y esa era una de las cualidades que Annie siempre encontró adorables en su amiga-. ¿Cuántos años tienen ya?

-17 y 15: creo que solo yo las sigo viendo como unas niñas. El tiempo pasa volando, ¿no creen? - ambos hermanos asintieron, reflexionando la verdad en sus palabras.

-Bueno, con 17 y 15 si siguen siendo unas niñas, y unas muy afortunadas por tener una hermana mayor como tú- Donna se sonrojó antes de agradecer las palabras de Marlowe. A Annie le quedaban claro dos cosas: su hermano no había superado del todo su enamoramiento con Donna y, al igual que ella, parecía no tener un tipo al enamorarse, sino que lo único en lo que Donna se parecía a cualquier otra chica de la que Marlowe haya gustado era en ser bella-. Ahora, me pregunto, ¿por qué no te compraste una tercera peineta a juego? Si no recuerdo mal, a las tres les gustaba combinar- Annie también había sentido curiosidad al respecto, pero su prudencia le impidió preguntarlo antes. Las hermanas Gaspar eran conocidas por usar accesorios a juego, pero en tonos diferentes. Era un tanto extraño, pero lindo.

-Porque las conseguí con mis ahorros y, como Annie bien recordará, nunca he sido buena ahorrando, por tanto, no era mucho- explicó con simpleza, su sonrisa intacta mientras guardaba sus adquisiciones en su bolsa-. Se verán muy lindas con ellas...

Contracorriente | La Historia de Annie Cresta y Finnick OdairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora