Prólogo: Dr. Jeon Jicheol

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SUJETO: Jungkook


Este niño sería su hallazgo más joven del momento. Su primer sujeto, al que Jicheol había nombrado Jaejoong, tenía ocho años cuando había sido adoptado. Era un niño superdotado, un imitador nato, con la capacidad de encender y apagar su personalidad como si fuera un interruptor de luz. Era fascinante.

El niño detrás del cristal era mucho más joven. Apenas cuatro años. Estaba acurrucado en una esquina, con los audífonos puestos y un grueso libro sobre sus rodillas. Estaba dolorosamente delgado y pálido y tenía cabello castaño oscuro que cubría sus grandes ojos. Jicheol lo sentía por él. Parecía tan pequeño en la gran habitación, iluminado sólo por la pequeña lámpara que tenía a su lado.

Jicheol se sentía reacio de traer a otro niño tan pronto, pero consideraba necesario para el estudio tener sujetos de varias edades, para ver cómo se desenvolvería cada uno con las herramientas que les daría.

Inicialmente, había pensado en adoptar a uno solo, pero todo buen experimento significaba tener un grupo grande de sujetos. Dado que Jicheol estaba haciendo esto sin el ojo vigilante de un comité de revisión, no podía tener la cantidad de sujetos que le gustaría. Por lo menos, no sin recurrir a mantener a los chicos bajo llave y candado. Y él no haría eso. Quería que estos chicos pensaran en él como a un padre, un confidente, no como al director de una prisión. No era un supervillano. Comprendía el potencial que se escondía detrás de ese vidrio, y sólo funcionaba con paciencia y cuidado.

La puerta detrás de Jicheol se abrió y apareció un hombre de pelo blanco como la nieve y con barba. —Dr. George Stryker. —dijo en lugar de un saludo—. Siento haberlo hecho esperar.

—Dr. Jeon Jicheol. —dijo Jicheol, extendiendo la mano.

El viejo médico la estrechó. —Sé quién eres. Tenemos conocidos en común. Por eso llamé.

Su proyecto era altamente secreto, pero había un pequeño número de personas en el redil, las que tenían los contactos que Jicheol necesitaba. Personas que querían que su experimento tuviera éxito para poder recrearlo, y otras que lo observaban, esperando su fracaso. Pero a Jicheol no le importaban esas personas. Eran un medio para conseguir un fin. Él sabía que tenía razón sobre estos chicos. Sus sujetos de investigación.

Sus hijos.

—¿Cómo se llama? —preguntó Jicheol, señalando con la cabeza al niño que estaba más allá del cristal.

—Según su certificado de nacimiento, Isaiah. Pero no responde a él. No responde a muchas cosas, si te soy sincero. Pero teniendo en cuenta cómo fue encontrado, no es de extrañar.

El latido del corazón de Jicheol se aceleró. Esta parte era siempre la más dura: escuchar sus pasados, sobre todo cuando tenía que dejarlos atrás. —Cuéntame.

—Lo encontraron durante un control de bienestar a la madre. Ella sufría de esquizofrenia severa. Alucinaciones auditivas y visuales. Pero durante un tiempo, estuvo estable con su medicación, razón por la que se le permitió quedarse con su hijo, pero con supervisión programada durante el primer año de su vida para asegurar que acatara con la medicación. Pasado un poco más del año, claramente dejó de tomarla.

—¿Y nadie se dio cuenta?

—El niño no tenía edad para ir al colegio, así que no había nadie que se diera cuenta. Sus vecinos estaban preocupados por su comportamiento, pero ni siquiera sabían que tenía un hijo.

La mirada de Jicheol se desvió hacia el otro médico. —¿Abusaba del niño?

Stryker suspiró. —Según los diarios de la mujer, ella creía que el niño era un changeling.

M.N. (1-7) pt 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora