3-7. Jungkook

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No importa cuántas veces Jungkook observara a Taehyung hacer lo que hacía, nunca se volvía menos extraño o fascinante. No es que Jungkook no creyera en los dones de Taehyung. No había manera de refutar la evidencia. Taehyung definitivamente sabía cosas que no podría saber si no fuera por algún tipo de habilidad psíquica.

Pero a diferencia de su hermano Jooheon, a Jungkook le había costado un poco más de tiempo adaptarse. Si Jungkook tuviera que señalar algo –aparte del entusiasmo por asesinar– que mostrara cuán diferentes eran Jooheon y él, sería el cómo habían procesado la psicometría de Taehyung. Jooheon, con su coeficiente intelectual fuera de lo común, no solo había aceptado las habilidades de Taehyung sin inmutarse, sino que las había utilizado a su favor en varias ocasiones.

Jungkook, sin embargo, no lo había hecho. Había pensado que Taehyung estaba intentando estafar de alguna manera a Jooheon o engañándolo para que revelara los secretos de toda la familia. Menos mal que no era así o todos habrían acabado en prisión porque Jooheon le había vomitado toda la información a Taehyung desde el primer día.

Algo así como había hecho él con Yoongi. Sin embargo, esto era diferente. Yoongi y él habían matado juntos. Bueno, Yoongi había matado a Trevor, pero Jungkook lo había ayudado e instigado. Si uno hubiera sido atrapado, el otro podría haber terminado en la cárcel también. La destrucción mutuamente asegurada garantizaba la lealtad. Al menos así era en la casa de los Jeon.

Jungkook mantuvo sus ojos en Taehyung, sin saber qué esperar, pero no se veía capaz de ignorar a Yoongi. Había cierta tensión en su postura, una energía que irradiaba de él. Apenas estaba aguantando. Incluso Jungkook podía verlo. Si Jungkook se acercaba y lo tocaba, si intentaba incluso darle una sola pizca de bondad, eso enviaría a Yoongi al límite. Así que, en cambio, hizo lo único que se le ocurrió hacer: se puso de pie a su lado... por si acaso.

Taehyung contuvo el aliento, esa señal reveladora de que había hecho algún tipo de conexión con lo que fuera que estaba dentro de él. Apretó los párpados con más fuerza, e inclinó la cabeza como si estuviera intentando ver mejor.

—Hay un hombre con ella, llevándola a algún lado. Él tiene una mano alrededor de la parte superior de su brazo, no está forzándola sino... controlándola.

—¿Qué aspecto tiene? —Preguntó Jungkook.

—Más de metro ochenta. Cabello castaño, ojos castaños. Tiene un mentón afilado.

Una piel mala. Tiene letras o una palabra tatuada en el pecho, pero su camisa lo oculta de mi vista. Hay otro en su cuello. Una rosa con espinas ensangrentadas. Y en su mano, pero está demasiado distorsionado como para distinguirlo. Pareciera hecho en casa o como una especie de trabajo de cárcel —Se quedó en silencio, inclinando la cabeza hacia el otro lado—. Ahora, ella está en una habitación de hotel o en un sótano. Apesta a yerba y sudor agrio. Ella no está sola. Hay otros. Chicas a medio vestir, chicos con tatuajes. ¿Quizás es una fiesta en una casa? Otra chica le está inyectando heroína. No se siente coaccionada, pero tiene un gran hematoma en la cara.

Los hombros de Yoongi se enderezaron, su barbilla sobresalió hacia adelante, haciendo su furia palpable.

Jungkook volvió a mirar a Taehyung.

—¿Puedes ver algo más? ¿Algo que pueda ayudar? ¿Algo más cercano a la hora de su muerte?

—Podría probar. Realmente no puedo controlar lo que veo, pero lo intentaré — Respiró hondo y dejó salir el aire, cerrando los ojos con fuerza. Entonces, de repente Taehyung pareció... cambiar. Sus dientes chocaron con fuerza mientras escalofríos sacudían su cuerpo. Su piel se tornó de un color gris verdoso.

M.N. (1-7) pt 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora