5-1. Jungkook

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Jungkook apagó la luz de su escritorio y se pasó las manos por la cara. Junhui le había enviado un mensaje de texto diciendo que su padre quería verlos, solo a ellos, mañana por la noche. Eso nunca significaba algo bueno. Forzó su cerebro, tratando de pensar en lo que podrían haber hecho para que su viejo se enojara. Cumplían con sus asesinatos y seguían las reglas como siempre. Que él supiera, nadie había flotado en el río ni había sido desenterrado en un terreno baldío. Pero, claramente, Jicheol tenía algo en mente.

Junhui le había pedido que se reunieran en el club, pero definitivamente estaba en un período de sequía. Jungkook nunca había tenido dificultades para echar un polvo. Era atractivo y rico y tenía una copia al carbón de sí mismo que siempre estaba dispuesto a compartir. Pero, en los últimos meses, sus acciones en ese aspecto se habían desplomado de forma misteriosa. Los tipos que alguna vez habían estado muy interesados lo evitaban, lo miraban mal, y algunos habían comenzado algunos rumores francamente viciosos y –con suerte–, falsos sobre su... destreza en la cama. Alguien estaba difamando su nombre, pero, hasta el momento Jungkook no había encontrado el punto de filtración. Y en cuanto lo hiciera, planeaba follarlo y redimirse.

Se sacudió el pensamiento, reuniendo sus bocetos y guardándolos en la caja fuerte, antes de dirigirse hacia la salida. El lugar estaba desierto excepto por los de seguridad y limpieza. Todas las luces del techo estaban apagadas, todo el edificio estaba iluminado únicamente por las luces del generador. Siempre había un silencio ensordecedor a esta hora de la noche. O debería haber sido de esa manera, de cualquier forma.

En cambio, se escuchó el sonido de juramentos suaves y alguien murmurando por lo bajo en un idioma que Jungkook no hablaba.

Mandarín, tal vez, o quizás cantonés. Yoongi. ¿Por qué Yoongi seguía en el edificio tan tarde? La mayoría de los internos se habían ido alrededor de las ocho, incluso los que estaban siendo pagados. Pero allí seguía él, en la trastienda maldiciendo sobre una línea azul mientras tiraba de un hilo a través de la tela.

Como siempre, Jungkook se quedó sin aliento y una extraña sensación se instaló en su estómago al mirarlo. Yoongi era... un enigma. Delicado, esbelto, con cabello negro como la tinta que caía sobre unos profundos ojos marrones, a menos que lo llevara atado lejos de los ángulos afilados de su rostro. Como hacia ahora mismo. Era descarado, furioso y letal, teniendo o no un arma.

Las pautas de la compañía establecían que todos los empleados debían usar al menos una pieza de ropa de Gemini, pero, como de costumbre, Yoongi había ignorado la política en su totalidad, optando por algo que parecía una falda escocesa de cuero y una blusa verde de seda que hacía que su piel dorada y bronceada brillara. Pero, a diferencia de otros días, se había puesto un feo cárdigan raído sobre el atuendo. Lo había notado esa mañana, pero Yoongi estaba de tan mal humor que no había preguntado al respecto. Él era... espinoso.

Pero algo lo estaba molestando. Por lo general, Yoongi caminaba por Gemini como si fuera el dueño de la empresa, hablándole a todos – incluyendo a Jungkook–, como si respondieran ante él. Jungkook había recibido cientos de quejas sobre el pasante que aparentemente no conocía su lugar. Pero, a Jungkook no le importaba realmente lo que hiciera Yoongi.

Debería, eso es lo que hacían los adultos. La forma responsable de actuar.

Debería llevarlo a un lado y reprenderlo verbalmente, pero eso no funcionaría. Yoongi simplemente le daría a Jungkook una mirada, esa que lo hacía parecer como si conociera algún secreto que pudiera destruirlo, y luego se iría. Jungkook solo reprendió a Yoongi cuando sabía que eso lo irritaría. Porque un Yoongi furioso, era la versión favorita de Jungkook.

Jungkook golpeó suavemente el cristal. La cabeza de Yoongi se sacudió hacia arriba, nivelando una mirada fulminante mientras observaba a Jungkook por encima de su nariz. Arrogante era la configuración predeterminada de Yoongi. En su mente, él era realeza y el resto del mundo eran campesinos. Y Jungkook amaba jodidamente eso de él.

M.N. (1-7) pt 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora