Jungkook desarrolló las clases restantes en piloto automático. Por suerte, sólo estaba enseñando clases de física de nivel uno en esa tarde. Podría hablar sobre la evolución del tiempo y la ecuación de Schrödinger mientras dormía. Pero no estaba durmiendo. Pasó toda la conferencia recordando la sensación de la lengua de Yoongi deslizándose en su boca, la dura longitud de él presionado contra la cadera de Jungkook, cómo Yoongi tuvo que físicamente despegarse de Jungkook.
Terminó su última clase temprano por veinte minutos, metiendo sus auriculares en sus oídos antes de salir hacia la llovizna. Se levantó el cuello de su chaqueta, pero no pensó en abrir el paraguas al tomar un atajo por el patio en dirección al aparcamiento, con sus pensamientos todavía firmemente en Yoongi.
Jungkook nunca había tenido a nadie sintiendo un real deseo hacia él antes. El sexo era puramente transaccional. Lo necesitaba de esa manera. Si había un intercambio de bienes y servicios, Jungkook no tenía que preocuparse de ser espeluznante o raro. Les pagaba para que pasaran por alto todas sus absurdas idiosincrasias, las cuales tenía muchas.
No se daba ese lujo con Yoongi. Tenía que querer a Jungkook como fuese. Su beso parecía sugerir que estaba abierto al menos a una relación física con él, si no emocional. Jungkook carecía de los requisitos necesarios para una pareja amorosa, pero necesitaba que Yoongi entendiera que su cerebro ya había decidido su destino. No había forma de decir eso sin sonar como un psicópata.
Excepto, que él era un psicópata.
Era un psicópata y Yoongi estaba loco. ¿Quizás eso los hacía perfectos el uno para el otro? Aun así, no quería arruinar esto antes de que empezara. Y si alguien iba a arruinarlo antes de que empezara, sería Jungkook.
Estaba casi en el estacionamiento cuando una mano lo tocó en el brazo. Bianca. Se quitó los auriculares de las orejas. —¿Qué hay de nuevo?
Ella empujó un mechón de pelo oscuro detrás de su oreja, con un tono estorbado. —¿Te vi salir de la oficina del Agente Especial Pantalones-Locos durante el almuerzo luciendo un poco despeinado?
Jungkook levantó una ceja, una extraña ráfaga de adrenalina llenándolo ante el casual insulto de Bianca hacia Yoongi. —No lo sé. ¿Lo hiciste?
—Lo digo en serio. —dijo Bianca, sonriendo y dándole un empujoncito.
Jungkook no le devolvió la sonrisa, pero hizo todo lo posible para no dejar que el verdadero él floreciera. —Yo también.
Bianca puso los ojos en blanco y se rio. —¿En serio? Escúpelo. ¿Cómo es él? ¿Está tan fuera de sí como dice la gente? ¿Estás tratando de enrollarte con él? ¿Ese es tu tipo? ¿Candente y loco?
Sí.
—¿Enrollarme? —dijo Jungkook, cerrando sus ahora temblorosas manos en puños.
Ella permaneció ajena al calor que ascendía bajo su piel.
—Sí, tú, autómata —bromeó—. ¿Estás tratando de liarte con él?"
—¿Por qué te importa exactamente? —preguntó Jungkook, sin intentar ocultar su creciente molestia, a pesar de que su padre le hubiese advertido contra ello.
Bianca se encogió de hombros. —Asumimos que eras asexual, pero tú y el Capitán Loco en realidad podrían encajar.
—No. Lo. Llames. Así.
Los ojos de Bianca se abrieron de par en par ante la helada advertencia en su tono. —N- No me di cuenta de que eran tan... cercanos. Me disculpo.
Jungkook tuvo que contenerse. Si su padre pensaba que no podría manejar una relación con Yoongi, no le permitiría quedarse con él. Respiró hondo, obligándose a mantener una expresión serena. —No. Lo siento. No dormí mucho anoche. Me quedé mirando la disertación de un estudiante y, claramente, no me di cuenta de lo cansado que estaba hasta ahora. Te veré más tarde, ¿de acuerdo?