Jungkook siguió a Gabriel Vélez cuando salía de la comisaría y comenzaba su larga caminata por el estacionamiento. Lucía como un policía. No había otra forma de decirlo. No vestía ningún tipo de uniforme, pero su mandíbula cuadrada, sus músculos abultados y su corte de pelo alto y ceñido simplemente gritaban fuerzas del orden.
¿Cómo diablos era este el tipo de Yoongi? Parecía que vivía de batidos de proteínas y esteroides. Jungkook miró a Yoongi de reojo. ¿Era eso lo que le gustaba a Yoongi? ¿Ratas de gimnasio?
Jungkook se fijó en los vaqueros descoloridos de Vélez, unas zapatillas extrañamente blancas y un suéter negro tan ajustado que debió haberlo comprado en la sección infantil. Alcanzó a vislumbrar su propio reflejo en el cristal del espejo lateral del Bronco, con la mano flotando hacia su estómago plano mientras revisaba sus aburridos pantalones de vestir negros y su camisa blanca. Luchó contra el impulso de arremangarse o... algo. Cualquier cosa para que se pareciera menos a un –¿Cómo lo había llamado Yoongi esa primera noche?– Un vendedor de seguros.
Para su crédito, Yoongi parecía menos que entusiasmado por ver a su ex novio. Se apoyó en su camioneta, con las manos metidas en los bolsillos. Cuando Vélez se acercó, Jungkook sintió que se movía más cerca de Yoongi hasta que sus cuerpos se tocaron desde el hombro hasta la cadera. Yoongi sonrió con satisfacción, girando la cabeza para pasar la nariz por su cuello hasta que sus labios se apoyaron en su oreja.
—¿Reclamando lo que es tuyo, Pecas? —murmuró.
Jungkook resopló por la nariz mientras su polla se movía en sus pantalones.
—Te odio tanto.
—Eso explicaría por qué el sexo es tan caliente —bromeó Yoongi—. Pero no creo que me odies. ¿No es así? —Presionó un beso detrás de la oreja de Jungkook a la vista de su ex—. ¿Me vas a romper el corazón, Pecas?
—¿Podemos centrarnos en interrogar al Sr. Universo allí? —Jungkook murmuró con los dientes apretados.
Yoongi soltó una risita en voz baja justo cuando Vélez los alcanzó. Su mirada se dirigió a Jungkook, su boca formando una línea dura que trató de cubrir casi de inmediato sonriendo con demasiados dientes.
—¿Quién es éste? No dijiste que ibas a traer... a alguien.
Algo se aflojó en Jungkook cuando Yoongi le dio un empujoncito con el hombro.
—No es solo alguien, y ¿Por qué iba a decirte que no vendría solo? Como dije por teléfono, solo necesito algo de información.
—Sí, pero solo pensé... —comenzó Vélez antes de fruncir el ceño, como si estuviera tratando de resolver un problema matemático complejo, que, para él, probablemente era algo más que una simple suma. Se aclaró la garganta, sus hombros retrocedieron mientras miraba a Jungkook—. Entonces, ¿Quién eres?
—Su novio. ¿Quién eres tú?
Su irritación era obvia.
—Un... amigo, supongo.
Yoongi resopló.
—Hablando de amigos. ¿Cómo esta tu novio? —Yoongi preguntó, con expresión en blanco—. ¿Siguen viviendo juntos?
Vélez se sonrojó, cambiando su peso de un pie al otro.
—Oh, sí. Él está bien. ¿Qué información necesitas? —preguntó.
Yoongi sonrió, como si hubiera esperado el rápido cambio de tema.
—¿Alguna vez has oído hablar de un tipo que se hace llamar Scar? ¿Solía dirigir la pandilla 4Loco cuando su líder estaba cumpliendo condena?