—Oh, joder. Eso es. Dios, tu boca debería ser ilegal —gruñó Jungkook, escuchando a Yoongi dar arcadas y balbucear mientras se lo introducía más profundamente en su garganta—. Joder, he echado de menos esto. No puedo creer que me hayas hecho esperar veinticuatro horas para verte.
Yoongi gimió, largo y bajo, enviando vibraciones que lo estremecían.
—Voy a correrme —advirtió Jungkook, con la cabeza golpeando la pared, los ojos en blanco mientras la garganta de Yoongi se convulsionaba y tragaba cada gota.
En cuanto se recompuso, tiró de Yoongi hacia arriba, desabrochándole los pantalones y metiendo la mano en su ropa interior, abriendo los ojos cuando su mano encontró un desastre pegajoso.
—¿Te has corrido sin tocarte, Lois? Dios, eres tan jodidamente perfecto. ¿Tanto te gusta chupármela?
Yoongi enterró su cara en la camisa blanca de Jungkook.
—Cállate. Es el día de nuestra boda. Ya estaba excitado. Solo con verte con ese esmoquin se me puso dura, y cuando me arrastraste hasta aquí, supe que no duraría más de un minuto o así.
—Tan jodidamente caliente —susurró Jungkook, limpiando una gota de semen en el labio de Yoongi.
—¿Crees que ya nos están buscando? —dijo Yoongi, mirando su reloj.
Jungkook se encogió de hombros.
—No creo que importe. No es que puedan empezar sin nosotros.
—¿Estás seguro de que quieres hacer esto? —preguntó Yoongi, con la mirada repentinamente inquieta.
Jungkook frunció el ceño, tirando del cabello de Yoongi hacia atrás.
—¿Qué? ¿A qué viene esto? ¿Alguna vez has sabido que haga una sola cosa que no quiera hacer? ¿Alguna vez?
Yoongi negó con la cabeza.
—Me refiero a que decir que nuestro. noviazgo fue un torbellino sería un eufemismo. Nuestra relación se basaba en el sexo y el chantaje. Todo sucedió tan rápido. No quiero que sientas que tu padre te obligó a tomar una por el equipo.
Jungkook le sonrió y pasó sus pulgares por los pómulos de Yoongi.
—¿Estás borracho, Lois? ¿Empezaste a tomar sin mí? Porque el único momento en que empiezas a dudar de nosotros –o de mí– es cuando has bebido.
Yoongi suspiró, su voz vacilante.
—Estoy sobrio. Solo quiero que no te arrepientas de esto.
Jungkook ladeó la cabeza.
—¿De qué me iba a arrepentir? Tenemos una vida increíble. Tenemos sexo alucinante. Somos jóvenes. Estamos calientes. Somos ricos —Besó su frente—. He encontrado al único hombre del planeta al que no le importa que sea un asesino y, sobre todo, que mi hermano viva con nosotros para siempre. Somos una maldita pareja de poder, Lois. Tu canal de YouTube está arrasando. Mi firma es tan exitosa como siempre. En serio, ¿Qué hay que lamentar?
—Todas esas cosas son ciertas, pero ninguna tiene que ver con... los sentimientos.
Las cejas de Jungkook se juntaron.
—Te digo que te amo todo el tiempo.
—Sí, pero tú me dices que amas a los bollos suizos con el mismo nivel de fervor —le recordó Yoongi.
—Duh, porque lo hago. Un hombre puede amar más de una cosa. No anula la otra —Yoongi le dirigió una mirada plana—. De acuerdo, si tuviera que elegir entre tú y una caja de Little Debbie's, definitivamente te elegiría a ti. Pero los dos dan el toque justo —dijo con una sonrisa, dándole a Yoongi un profundo beso.