3-17. Jungkook

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Cuando fueron a la cafetería a la mañana siguiente, Benny no estaba allí. Yoongi dijo que ese era su lugar habitual, que el personal a menudo le daba las sobras de la noche anterior y los clientes charlaban y le compraban ocasionalmente una taza de café.

Consideraron esperarlo, pero Yoongi admitió que era probable que estuviera durmiendo una resaca debajo de algún paso de peatones, en donde muchas otras personas sin hogar acampaban.

Jungkook había experimentado la pobreza, había vivido en condiciones horribles antes de que Jicheol lo encontrara y decidiera convertirlo en su primer sujeto de estudios. Pero el remolque podrido en donde había pasado los primeros ocho años de su vida, no se parecía en nada al tramo sin hierba debajo del paso elevado donde más de una docena de tiendas estaban agrupadas.

No eran tiendas de campaña reales. Eran sábanas y mantas arrojadas sobre una cuerda resistente que se extendía a lo largo del paso de peatones. A algunas las habían cubierto con lonas para proteger a los ocupantes del clima, pero otras no. Un pequeño grupo de personas estaba sentado afuera, alrededor de un fuego aún más pequeño mientras trataban de protegerse del frío de una mañana temprana de otoño.

El cambio de estaciones nunca pareció un motivo de celebración. Era simplemente ciencia. Algo inevitable. Pero, para estas personas, el clima era un motivo de preocupación, algo a lo que sobrevivir. Había pasado tanto tiempo desde que Jungkook tuvo que preocuparse por su supervivencia, que era casi como si su pasado le hubiese sucedido a otra persona.

Yoongi se acercó a una mujer que tenía a un niño pequeño envuelto en una gran chaqueta y una gorra tejida hasta las orejas.

—Hola, ¿Has visto a Benny?

Ella no le respondió, los miraba con cautela mientras acercaba al niño más hasta su cuerpo, apuntando su barbilla hacia las tiendas. Un hombre con una vieja chaqueta del ejército y un gorro marrón estaba sentado frente a ellos, mirándolos a los dos con sospecha.

—¿Quién quiere saber?

—Mi nombre es Yoongi. Solo quería preguntarle sobre algo. No estoy... No estamos aquí para causar ningún problema.

El hombre miró fijamente a Jungkook casi como si pudiera sentir que era un depredador, o tal vez simplemente no supiera por qué un tipo como él estaría pasando el rato debajo de un paso de peatones. Jungkook había tratado de vestirse con jeans y un suéter, pero sus jeans costaban trescientos dólares y su suéter era de cachemira. Yoongi se había reído, diciendo que todo él gritaba que venía de dinero. Eso no se sintió como un cumplido. Él se sentía un estúpido y frívolo, estando parado en este lugar.

Finalmente, el hombre dijo:—La lona púrpura a la derecha —Mostró un cuchillo—. No empieces nada y no sucederá nada.

—Anotado —le aseguró Jungkook.

Cuando llegaron a la lona púrpura, Yoongi gritó:—Oye, Benny. ¿Estás ahí? Es Yoongi. Nos encontramos algunas veces en la cafetería. Ayer hablaste con mi amigo Jungwon. ¿Puedo hablar contigo un minuto?

Al principio, hubo silencio, pero luego se oyó un susurro y una voz dijo:—¿Quién es tu gente?

Yoongi y Jungkook intercambiaron miradas confusas.

—¿Nuestra gente? —Preguntó Yoongi.

—Tus padres. Tu gente. ¿Quién te crio?

—Antonio y Mei Min —dijo Yoongi, una vez más dándole a Jungkook una mirada de "qué carajo".

La solapa de la tienda se abrió de golpe, y un hombre grisáceo de mediana edad con un mechón de pelo blanco y un diente delantero faltante salió protegiéndose los ojos del sol como si fuera un vampiro. Jungkook podía ver el por qué. Las pupilas y el iris del hombre estaban oscurecidos por cataratas graves no tratadas. No había forma de que pudiera ver más de un pie delante de él.

M.N. (1-7) pt 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora