Cuando Yoongi se levantó de la cama más o menos a las siete, llevó a cabo su rutina matutina normal con una media sonrisa tonta que simplemente se negaba a desaparecer. Jungkook había sido una distracción agradable y sorprendente del sándwich de mierda que había sido su día. Yoongi nunca había pensado realmente que la pizza y los orgasmos mutuos serían suficientes para hacer a un lado las imágenes que había vislumbrado ese día en la morgue, pero de alguna manera, concentrarse en Jungkook había sido suficiente.
Por un tiempo.
Tan pronto como abrió la puerta de su dormitorio, la realidad lo golpeó de lleno en el diafragma. Un Hueningkai malhumorado estaba sentado y acurrucado en el sofá con un par de pantalones negros fluidos y una túnica floral transparente, tenía los ojos enrojecidos y la cara empapada de lágrimas mientras miraba en la computadora portátil de Yoongi.
—¿Qué estás haciendo, hermanito? —Preguntó Yoongi, siguiendo el aroma del café hacia la cocina.
Cuando se volvió para mirar a Hueningkai, con café en mano, descubrió que la boca de este estaba apretada en una dura línea mientras lo observaba con ojos entrecerrados.
—Planeando el funeral de nuestra hermana, a diferencia de ti, que decidiste echar un polvo... otra vez —Cuando Yoongi no dignificó la búsqueda de información de su hermano con una respuesta, continuó:—Era tu novio al que sacaste de aquí a las dos de la mañana, ¿No es así?
Yoongi respiró hondo y soltó el aire, recordándose a sí mismo que Hueningkai lo estaba atacando porque estaba herido.
—No es mi novio y sí, era él. ¿Qué querías que hiciera? ¿Sentarme a revolcarme por algo que ya sospechábamos durante años? Estabas abajo bebiendo y jugando videojuegos. ¿Te juzgué por eso? No. Sé que tu configuración predeterminada es la de juzgarlo todo, pero bájale un poco. Ella también era mi hermana.
Hueningkai puso los ojos en blanco, tomando un delicado sorbo de lo que Yoongi estaba seguro era té verde.
—Es cuestión de orden. Estaba abajo jugando videojuegos porque tu novio es demasiado ruidoso en la cama. No podía aguantarme más sus gemidos: "Oh, Dios. Oh, joder. Más". Ciertamente dudo que te merezcas de todo eso.
Yoongi no pudo evitar la sonrisa que se extendió por su rostro, lo que solo hizo que Hueningkai pusiera los ojos en blanco otra vez mientras que resoplaba con burla.
Jungkook sí había sido un poco ruidoso. Había sido jodidamente caliente. Realmente había hecho todo lo que Yoongi le había pedido, le había rogado, y se había rendido tan fácilmente. Quiso que Yoongi se hiciera cargo –lo había necesitado para quitarse la presión de encima–. Yoongi sospechaba que tratar de curar a los enfermos mientras buscaba venganza por los vivos, probablemente sería algo agotador para alguien como Jungkook. Él necesitaba poder apagar su cerebro y no pensar.
Eso estaba bien para Yoongi. Felizmente dejaría que Jungkook jugara a la princesa de las almohadas si eso lo hacía feliz. Encontraba la receptividad de Jungkook hacia él, casi tan caliente como su mismo toque. Además, gay o no, Jungkook parecía amar a Yoongi dentro de él, y llegar a experimentar a Jungkook corriéndose desde lo más profundo de su cuerpo, eso era más que suficiente para él.
—Asco. Estás pensando en follar con él ahora mismo, ¿No es así? Hombre, pero ¿Qué te pasa?
Yoongi se sacó los pensamientos sucios.
—Cállate.
Como remontada sabía que no era del todo genial, pero no sabía que otra cosa decir. Nunca antes había dejado que nadie ocupara tanto espacio en su cabeza. Todo en Jungkook parecía exigir toda la atención de Yoongi. Él nunca había sido el primero en nada para otra persona. Cualquier otro día, habría salido corriendo y gritando en la dirección opuesta. Él no desfloraba vírgenes, aunque solo fuera de la variedad de sexo gay. No deseaba volverse el experimento de nadie.