3-20. Yoongi

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Yoongi estaba haciendo lo posible por mantener la calma. El tener a los chicos y a Jungkook en la habitación, volvía fácil recordar la misión. Sacar toda la información que pudieran de Carlos respecto a cualquier mierda turbia que estuviera ocurriendo detrás de "Helping Hearts". Pero lo único que quería hacer era golpear al hombre hasta que se le hundiera el cráneo. Este hombre era responsable –al menos, en parte– del secuestro y la muerte de su hermana. Lo pagaría con su vida.

Heeseung le entregó a Yoongi la antorcha. Cuando una llama blanca y caliente brotó del extremo, todo el cuerpo de Carlos se convulsionó casi contra su voluntad, sus músculos se curvaron lejos del fuego. El olor a orina y sudor agrio impregnó el espacio mientras Carlos perdía el control de su vejiga. Nunca hablaban de eso, de cómo una persona puede llegar a tener tanto miedo que pierde el control de sus funciones corporales. Era un subproducto desafortunado de la tortura, esperado pero desagradable de todos modos.

—¿Voy a tener que usar esto, Carlos? —preguntó Yoongi con recelo.

—Vamos, hombre —dijo Carlos, su voz subiendo una octava.

Yoongi inclinó la cabeza.

—Lo que ocurra después depende de ti. Sólo necesito algunas respuestas.

Era extraño torturar a alguien con público. Podía sentir el calor de la mirada de Jungkook, podía ver a Sunghoon y a Heeseung observándolo atentamente, no con miedo sino con ansia de conocimiento, como si Yoongi estuviera dando una clase magistral de tortura.

La mirada de Carlos se clavó en la antorcha que tenía en la mano.

—¿Respuestas a qué?

—Vamos a empezar por algo sencillo, ¿Que le pasó a Min Yeji? —Preguntó Yoongi.

—¿Quién? —preguntó Carlos, luciendo genuinamente confundido.

—¿La chica que tiraste al río y a la que le faltaba un riñón? —espetó Hueningkai.

Yoongi había olvidado que Hueningkai estaba allí. Era tan silencioso. Era uno de sus muchos talentos. Nadie lo veía venir. Yoongi miró por encima de su hombro para ver a Hueningkai de pie casi hombro con hombro con Jungkook. Verlos a los dos juntos era como un puñetazo a su corazón.

La atención de Yoongi volvió a Carlos cuando una leve sonrisa brotó y murió en los labios del hombre como si reviviera algo tan grande que no pudo evitar la sonrisa en su rostro.

—Oh, ella. Fue un placer deshacerse de esa perra. Fue problemática desde el momento en que la atrapamos.

Todo el cuerpo de Yoongi se calentó al instante, su visión se volvió de un rojo intenso y palpitante al escuchar sus palabras. No recordaba haberse movido, pero debió hacerlo porque Carlos gritaba y tenía una mancha carbonizada justo debajo de las costillas. La piel ya se estaba poniendo negra.

A Yoongi no le preocupaba el ruido. Esta era una zona industrial. Había muy poca gente a estas horas de la noche. Cualquier cosa que hicieran aquí era ahogada por la música que sonaba en la parte delantera de la casa.

Unas suaves manos le quitaron la antorcha de las manos a Yoongi.

Yoongi miró a Jungkook. Cualquiera que fuera la expresión que tuviera en su rostro hizo que la mirada de Jungkook se ablandara.

—Yo me encargo.

Yoongi dudó hasta que Hueningkai alargó la mano y lo agarró del brazo, jalándolo hacia él antes de rodearlo con ambos brazos, apoyando la cabeza en su hombro.

Carlos parpadeó con los ojos hinchados en su dirección y Yoongi pudo ver cómo las piezas encajaban en su sitio.

—Son su familia, ¿Eh?

M.N. (1-7) pt 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora