3.5-9. Jungkook

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La llamada de su madre vino unas horas antes del amanecer.

—Vayan al almacén y esperen por más instrucciones —dijo ella, luego colgó.

Espera por más instrucciones. Ya ni siquiera sonaba como su mamá. Sonaba como su asesora. Su decepción era obvia, y él entendía por qué. Ella había sacrificado todo por él, y sin importar cuanto amaba su trabajo, esto se tenía que sentir como una cachetada en la cara para ella.

¿Volvería a sentirse orgullosa de él, o esto lo había arruinado a sus ojos para siempre? Si él pudiera sentir arrepentimiento, ¿La haría más proclive a perdonarlo? Tenía que arreglarlo, pero tendría que ser más tarde. Después de que terminaran esto.

Jungkook miró a Yoongi acurrucado a su lado. Dormía tan plácidamente, con los labios rojos entreabiertos mientras roncaba suavemente. Jungkook no pudo evitar bajar la cabeza para rozar la boca floja de Yoongi. Yoongi emitió un sonido feliz en el fondo de su garganta, los labios se separaron para Jungkook, incluso en el sueño. Algo cobró vida en el interior de Jungkook cuando hizo rodar suavemente a Yoongi sobre su espalda, profundizando el beso, la polla endureciéndose cuando la lengua de Yoongi se deslizó sobre la suya.

Joder.

Yoongi era tan receptivo, tan abierto, dejando que Jungkook tomara lo que quería, dejando que se tragara cada gemido. Jungkook había estado esperando toda su vida para esto, para que Yoongi fuera sólo suyo. Creía que Jungkook no era egoísta, pero se equivocaba. Jungkook quería cada parte de Yoongi: su cuerpo, su corazón, su alma. Quería que los pensamientos de él consumieran a Yoongi de la misma manera que los pensamientos acerca de Yoongi lo consumían a él.

Pero para que eso ocurriera, Yoongi tenía que curarse, tenía que hablar con alguien más cualificado que Jungkook para procesar toda la mierda que el universo había vertido sobre él. Pero ningún terapeuta le quitaría a Yoongi. No ahora, no después de todo. Aunque no volver a ver a Jungkook fuera lo mejor para Yoongi.

Jungkook no albergaba impulsos asesinos, nunca había anhelado desatar las partes más oscuras de sí mismo en el mundo entero, pero si había oscuridad en él, una necesidad profunda y palpitante de ser el centro del universo de Yoongi. Su único punto de atención.

¿Lo convertía eso en una mala persona? Yoongi era todo su mundo. Y Jungkook mantendría a Yoongi a salvo. Pero no podía hacerlo si él no estaba allí. Ya había perdido dieciocho años con él. Eso era suficiente. Nunca más.

Cuando las manos de Yoongi se extendieron a ciegas, Jungkook rodó encima de él, acomodándose entre sus muslos separados, gruñendo cuando se dio cuenta de que Yoongi ya estaba duro. Balanceó sus caderas contra las de Yoongi, sonriendo cuando sus párpados se abrieron, sus brazos se alzaron para rodear el cuello de Jungkook.

—Hola —dijo Yoongi, con la voz áspera por el sueño, tirando de Jungkook hacia abajo, juntando sus bocas, mientras envolvía sus piernas alrededor de su cintura, encerrando sus tobillos justo por encima del culo de Jungkook.

Tenían que ponerse en marcha. Su madre estaba esperando a que llegaran al almacén, pero Yoongi se revolcaba contra él, emitiendo pequeños y desesperados sonidos que iban directamente a la ya tensa polla de Jungkook. Nunca hubo duda de qué camino elegiría.

Profundizó el beso, acercando a Yoongi, meciéndose contra él con intención. Yoongi gimió en su boca y se levantó para recibir cada movimiento de sus caderas, hasta que el áspero contacto de la piel con la piel se convirtió en un suave deslizamiento, facilitado por el sudor y el líquido pre seminal. Los movimientos de Jungkook se volvieron frenéticos hasta que ya no se besaban, sólo respiraban contra los labios del otro.

M.N. (1-7) pt 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora