—No podemos volver a hacer esto —murmuró Yoongi contra los labios de Jungkook, incluso aunque estuviera envolviendo sus piernas alrededor de su cintura.
—Fuiste tú quien decidió ponerse el mismo traje que tenías puesto la primera noche que estuvimos juntos —dijo Jungkook, agarrando el culo de Yoongi y arrastrándolo contra él para que pudiera sentir su polla haciendo fuerza contra su cremallera—. Sabías lo que iba a pasar, gatito.
—Eso no es cierto —dijo Yoongi, batiendo sus pestañas a Jungkook—.Sólo quería lucir bien para mi último día.
—Te ves como el sexo todos los días, gatito. Pero esto... esto fue un ataque estratégico, y nunca me convencerás de lo contrario.
Yoongi inclinó la cabeza, con la respiración entrecortada cuando Jungkook hizo esa cosa de la lengua contra su oreja.
—A estas alturas, George probablemente haya presentado algún tipo de denuncia por indecencia contra nosotros.
—Si George no quiere mirar, puede ir a hacer sus rondas nocturnas —gruñó Jungkook, con las manos ya metidas bajo la falda de cuero que llevaba Yoongi, con los ojos desorbitados cuando se dio cuenta de que no había nada que deslizar—. ¿Has estado desnudo bajo esto todo el tiempo?
Yoongi enhebró sus manos en el pelo de Jungkook, guiando su boca donde quería, gimiendo mientras lamía a lo largo de su clavícula.
—Síp.
Jungkook emitió un bajo gruñido en el fondo de su pecho.
—¿Mientras yo daba notas de diseño al personal?
Yoongi lo arrastró para darle otro beso sucio.
—Sí.
Jungkook rodeó con una mano la longitud de Yoongi, masturbándolo lentamente.
—¿Mientras estaba con los compradores corporativos?
—Ajá. Estaba tan jodidamente duro viéndote allí. Tú en ropa formal debería ser ilegal. Tu culo se ve tan bien en esos pantalones.
—Sólo dices eso porque elegiste este conjunto.
—Escogí este conjunto para poder mirar tu culo —replicó Yoongi.
Jungkook rodeó el cuello de Yoongi con una mano, empujándolo hacia atrás en el escritorio.
—Y ¿Esperas que crea que no sabías que esto iba a pasar?
Yoongi ya se estaba subiendo la falda, haciéndole saber a Jungkook exactamente lo que esperaba.
—Oh, sabía que pasaría. Sólo que no pensé que sucedería en tu escritorio, en tu oficina hecha de vidrio, con tres cámaras apuntando hacia nosotros.
Jungkook se rió.
—Cuatro. Hay uno en la estantería de allí, pero es sólo para mí.
—¿Sólo para ti? —dijo Yoongi, gimiendo cuando Jungkook jaló sus caderas casi por completo del escritorio.
Jungkook pasó su lengua a lo largo de la conexión donde se encontraban el muslo y la pelvis de Yoongi.
—Sí, para cuando no estés. Así puedo escabullirme y masturbarme mientras nos miro.
—Existen las videollamadas, ¿Sabes? —recordó Yoongi, y luego emitió un ruido de frustración cuando la lengua de Jungkook parecía estar en todas partes menos donde él quería.
—Oh, no tengo duda de que tendremos muchas de esas. Pero, a veces, me gusta ser un espectador. Hay algo tan excitante en sólo escucharnos follar.
—Deja de provocarme —gimió Yoongi.