La pista de CL era más una corazonada que una pista. La madre de Eric Sievers era agente de bienes raíces. Las propiedades se compraban y vendían rápidamente en el mercado inmobiliario actual, pero dos propiedades habían permanecido vacantes durante mucho más tiempo del debido. ¿Quizás David se había equivocado?
Tal vez sus padres sabían exactamente en dónde estaba. ¿Quién no ayudaría a su hijo a esconderse de un asesino?
Era posible que hubiera algo no comercializable en las casas, pero cuando CL llamó a la madre de Sievers y se hizo pasar por una posible compradora, esta accedió a mostrarle la casa en Maple, pero dijo que la de Bliss estaba en proceso de renovación. Ahora, sentados al otro lado de la calle de la casa de estilo artesanal, estaba más que claro que no estaban realizándole ninguna renovación externa.
Tampoco había indicios de cambios en el diseño interior. Sin trabajadores, sin suministros apilados fuera de la casa. Tal vez los trabajadores tenían el día libre, pero Jungkook no creía que fuera eso. La casa de dos pisos con su pintura blanca, persianas negras y puerta roja, estaba en completo orden. No había ni una brizna de hierba fuera de lugar.
La propiedad en cuestión era el sueño húmedo de la mayor parte de la clase media estadounidense. No había forma de que hubiera permanecido vacía en el mercado durante tanto tiempo, ni siquiera por renovaciones. A través de los binoculares que sostenía Jungkook, todo estaba quieto en el interior, pero tampoco es que se pudiera ver mucho a través de las ventanas oscuras.
—Creo que CL tiene razón —dijo Jungkook—. Creo que aquí es donde lo encontraremos.
—¿Por qué piensas eso? —preguntó Yoongi, mirándolo con interés.
—Solo hay cortinas en las ventanas de abajo y no hay persianas. ¿Quién deja las cortinas así cuando se mudan?
—¿Gente apresurada? —Dijo Yoongi, encogiéndose de hombros—. No creo que sea la pista que crees que es. Jungkook le pasó a Yoongi los binoculares.
—Mira más de cerca. La casa está en venta, pero no hay ningún cartel de "se vende". No hay caja de seguridad en la puerta. ¿Por qué una agente de bienes raíces no querría tener un letrero? ¿Por qué no querrían que otros agentes inmobiliarios mostraran la casa? Es claro que su hijo se esconde allí.
—Sí, quizás.
Jungkook se encogió de hombros.
—Tal vez no, pero creo que deberíamos ir a comprobarlo.
No había razón para esperar. No era como si este chico, Eric, fuera un fugitivo. Solo era un muchacho universitario asustado, escondiéndose de sus fantasmas.
—Vamos a revisar... —repitió Yoongi.
Jungkook asintió.
—Sí. Vayamos por atrás y veamos si podemos ver algo por las ventanas.
—Y ¿Si hay cámaras?
Jungkook puso los ojos en blanco.
—No las hay. Las hubiésemos visto.
La mano de Yoongi se agitó.
—¿Qué pasa si nos ve por la parte de atrás y trata de salir corriendo por el frente? De acuerdo, ese si era un buen punto.
—Claro. Ve por la parte de atrás y yo me quedaré en la puerta principal. por si acaso.
Yoongi lo miró con dureza, subiéndose las gafas por el puente de la nariz.
—Y ¿Si tiene un arma?
Jungkook se rio de las pequeñas líneas de expresión entre las cejas de Yoongi.