2-10. Yoongi

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Tal como el día anterior, Jungkook se había ido antes de que Yoongi se despertara, pero había una nota en su almohada que decía: "Revisa tu teléfono". Yoongi se estiró hasta que sus articulaciones tronaron, y una sonrisa se le formó mientras que se giraba para agarrar el teléfono y desconectarlo del cargador.

Encontró un mensaje de texto de Jungkook. Adjunto había una foto de Yoongi, tumbado, con los brazos, las piernas torcidas y la boca abierta. Jungkook le había puesto:


Te ves sexy cuando estás durmiendo.<<


La sonrisa de Yoongi se ensanchó.


>>No me odies por ser hermoso.

¿Almorzamos más tarde?<<


>>No puedo. Tengo una reunión con Brenner. ¿Cenamos?


Los tres puntos bailaron.


Tengo un compromiso más temprano esta noche. Pero, puedo ir después. ¿Postre?<<


Jungkook era todo el postre que le importaba a Yoongi en esos momentos.


>>Definitivamente.

Que tengas un lindo día.<<


Yoongi miró fijamente al techo durante unos buenos cinco minutos con una sonrisa tonta en su rostro. Brenner era el jefe del Departamento de Psicología y las reuniones con él eran tan emocionantes como ver CSPAN, si a CSPAN le gustara coleccionar muñecas antiguas. Había un viejo refrán que decía que solo los locos entraban en psiquiatría. Con eso probablemente estarían hablando de Brenner.

Después de ducharse y cambiarse, fue a la cafetería de abajo y se encontró con Chaeyoung en su lugar habitual. Hoy su cabello estaba tinturado de morado. Parecía genuinamente emocionada de verlo. -Hola, Yoongi.

-Hola, Chaeyoung.

Yoongi imaginaba que la tranquilidad de la tienda era aburrida. El Starbucks que acababa de abrir a una cuadra de distancia, se había robado el ajetreo matutino de la pequeña cafetería, lo cual le venía genial a Yoongi y a los demás habitantes del edificio, pero no para los propietarios.

Ella se giró y comenzó a hacer el pedido de siempre sin que él especificara. -Vi a tu novio esta mañana. -molestó, lanzando una mirada maliciosa por encima del hombro.

Yoongi sintió que sus mejillas se ruborizaban. -Él no es mi novio. Chaeyoung resopló. -Ni se te ocurra decirle eso.

Yoongi rio disimuladamente. Jungkook era persistente. Y dulce y encantador. Y un asesino. Era preocupante cómo ese detalle le molestaba cada vez menos con cada minuto que pasaba. Jungkook era un buen hombre. ¿Alguien de verdad podía decir eso de alguien que admitía que disfrutaba de torturar a la gente? ¿Acaso Yoongi estaba empujando sus líneas de la moral hacia la oscuridad, todo para justificar su enamoramiento de un asesino serial? ¿Importaba? Habían pasado tres días y Yoongi estaba demasiado perdido como para importarle de verdad.

-No importaría si se lo dijera. Él es bastante terco. -admitió Yoongi, incapaz de ocultar lo mucho que le gustaba esa parte de Jungkook.

Chaeyoung le entregó a Yoongi su taza de café y su panecillo con chispas de chocolate. -Lo sé. Él ya pagó tu desayuno y me dio una propina de veinte dólares por dártelo descafeinado, incluso aunque no lo hayas pedido.

M.N. (1-7) pt 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora