🌊018🌿

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Los días pasaban muy rápidos, unos eran cálidos y fríos, templados y tempestuosos, pero esto no era problema para los na'vi quienes ya estaban acostumbrados a estos climas. En especial los días lluviosos era una fobia para Neteyam tan solo el hecho de recordar aquel día tormentoso en el cual el y Ao'nung por poco mueren ahogados algo peor pero mucho peor al recordar a Ao'nung en estado tan grave y no saber qué hacer, afortunadamente todo eso quedaba como un recuerdo más, gracias a las visitas que el Omatikaya realizaba al Metkayna eran diarias notando como poco a poco se estaba recuperándose de sus quemaduras hasta que su piel quedaran solo cicatrices y dejando que estas recuperen un poco de color.

Ao'nung disfrutaba de la compañía de Neteyam, podía pasar horas sin aburrirse cualquier plática es interesante, cada que entraba venía acompañado de pescados asados para merendar y algunas frutas. Una vez les llegó la noche y Neteyam se había quedado dormido en su choza y Ao'nung lo llevó a la suya en silencio con la molestia de no toparse con Lo'ak y así Neteyam despertaba en su hamaca sin haber notado el momento de llegar. Ao'nung al guardar reposo se recuperó más rápido, lo cual eso significaba que podía regresar a sus actividades diarias sin ninguna sensación de ardor en su cuerpo.

El Metkayna tenía una larga lista de tareas que debía realizar los cuales consistían en lo básico; pescar, montar a un nuevo corcel ya que el anterior falleció ese día del accidente así que no tenía de otra que conseguir otro con la ayuda de su padre para seguir con el entrenamiento de domarlo en el cual salía a la perfección, prácticas de lucha con lanzas en el cual salía con raspones y algunos cortes en su cuerpo pero no eran nada graves, acompañar a sus padres en secciones y rituales en el cual debe cumplir con muchas restricciones y obligaciones que tiene que saber cuando llegue el momento de convertirse en Olo'eyktan. Su padre era el encargado de entrenarlo y enseñarle todas las reglas que debe de llevar un gran líder y Ao'nung hacia sus mejores esfuerzos para que su adre estuviera orgulloso de él, cada vez que lo lograba se ganaba una felicitación por parte de su progenitor y eso lo ponía feliz, pero en cambio de que no lo lograba obtener los resultados que esperaba solo podía ver la cara de cansancio y parecía ser decepción en el rostro de su padre.
Con estos asuntos no tenía mucho tiempo de convivir con sus amigos y con los hermanos Sully en especial con Neteyam quien lo veía de lejos para no interrumpirlo en sus entrenamientos y esperando el día en que cumpla su promesa de llevarlo al lugar sagrado de que tanto adoraba ver en persona.

Era un día nublado pero sin rastros de que pueda haber una tormenta, un poco que asuste a Neteyam al recordarle ese día. A Ao'nung al no recordar nada de ese día no le asustaba para nada por lo qué pasó de desapercibido, como era tradición de los Metkayna el hecho de tatuarse conforme va pasando sucesos en su vida y como el accidente de Ao'nung era ya un suceso en su vida era la hora de tatuarse sobre ese momento arriba de las cicatrices donde anteriormente se encontraban sus quemaduras. El dolor de los piquetes de la aguja con tinta clavándose en su pie era algo irredimible y más para alguien como Ao'nung.

-Auch, oye más despacio. —Exclamó Ao'nung molesto ante el dolor punzante sobre su piel por la aguja.

-Le sugiero que no se mueva joven, esto provoca más dolor si se mueve momentáneamente. —Respondió el tatuador quien continuaba con su trabajo.

Ao'nung lo único que lo mantenía distraído del dolor era sus manos, movía sus dedos entre sí para entretenerse al igual que morder sus labios fuertemente para tensar sus músculos y disminuir el dolor de los piquetes que estaba en proceso.

-¿Ya está listo?. —Preguntó Ao'nung con insistencia con que terminará rápido.

-Todavía no joven Ao'nung. —Respondió el tatuador sin hacer contacto visual con el chico y solo enfocándose en su trabajo.

✨𝓜𝓪 𝓝𝓮𝓽𝓮𝔂𝓪𝓶✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora