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Net, Neteyam—. La voz de Kiri realzaba un eco en el despertar de su hermano mayor—. Net.

—Está despertando—. Comentó Rotxo en observar demasiado cerca a Neteyam.

Net—. Kiri utilizaba un objeto reflector para usar la luz del sol, así para que Neteyam siguiera la luz al descubrir—. Neteyam, regresa con nosotros.

La luz reflejada en sus ojos emitía la indolora pero incomodidad en no poder ver con claridad debido a esa luz que su hermana utilizaba, haciendo que sus pupilas se contrajeran y así la luz no lastimara sus ojos.

¿Kiri?—. Preguntó Neteyam con voz cortante.

Despertó, Tsahìk Ronal, ha despertado—. Dijo Rotxo con alivio en ver a su amigo Omatikaya con bien, avisando a la Tsahìk por su despertar—. Tsahìk.

Cuando Neteyam ha despertado por completo, observó a sus alrededores, pudiendo observar a su hermana Kiri, a Rotxo y a Ronal, encargada de curarlo mientras seguía inconsciente por los golpes de aquella pelea. Neteyam había correspondido al abrazo de Kiri, el ardor de las heridas tanto en su rostro como en su pecho.

Se separó del abrazo para así no lastimar a su hermano e infectar sus heridas que continuaban abiertas. Ronal se acercó con los demás, un cuenco con agua y un paño de alga fibrosa para limpiar el resto de sangre seca cubriendo las heridas, además de llevar consigo un cuenco más pequeño cuyo contenido era un ungüento de corteza y vendajes de algas, en su otra mano tenía un caparazón que servía como taza, humo sobresalía y un olor un tanto desagradable a hierbas: era un té medicinal.

Sentándose a un lado de los jóvenes, agregando algunas hojas sobre el té y probándolo con su dedo tanto en sabor como en temperatura.

Ten, tómalo, te sentirás mejor—. Ordenó Ronal al Omatikaya, incitando a que tomara el té.

Gracias, Tsahìk—. Agradeció Neteyam por él té pero también por la ayuda de la Tsahìk en curarlo.

Neteyam tomó el té con el cuidado de no quemarse por su alta temperatura, el té no era del todo agradable pero no quería menospreciar la hospitalidad y la ayuda de Ronal, continuó tomando el té y las preguntas no se hacían esperar.

¿Qué fue lo qué te pasó, Net?—. Preguntó Rotxo a Neteyam.

Mas bien, ¿como terminaste así?—. Preguntó Kiri.

Neteyam no estaba del todo seguro si responder con la verdad, temía que lo culparan o no creyeran a sus palabras. Afortunadamente el ardor le hizo un favor no hablar nada y solo quejarse a ese sucumbido dolor.

Auch, auch—. Neteyam apretó sus labios con fuerza y cerrar sus ojos para ser soportable el dolor—. ¡Auch!.

El causante de ese dolor fue hecho por el ungüento que Ronal le aplicaba en sus heridas, al parecer aquel ungüento era efervescente y provocaba ardor sobre las heridas abiertas y entrar contacto con la carne debil. Para relajarse tomaba el té, no le interesaba quemar su lengua, necesitaba sentir algo más para no concentrarse en el dolor de sus heridas.

Yo usaría baba de hueva de Kyüm—. Sugirió Kiri a la Tsahìk sobre el nivel de ardor.

Ah, ¿enserio?. ¿Quien es la Tsahìk?—. Ronal miró a la Omatikaya con severidad.

Eres la... permiso ma Rotxo—. Apartó suavemente al Metkayina de su camino para dirigirse a Ronal—. Eres la Gran Madre pero la baba es mejor y más eficaz.

—Auch—. Neteyam tomó el té con rapidez.

Ronal solo continuó en aplicar más el ungüento sobre las heridas de Neteyam, provocando más ardor y que este se quejara aún más.

✨𝓜𝓪 𝓝𝓮𝓽𝓮𝔂𝓪𝓶✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora