🌊067🌿

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Había pasado largas horas de aquella mañana. Kiri, Rotxo y Tuktirey jugaban en el rió, ya sea salpicando agua entre ellos o chapoteando y capturaban peces con sus manos. A pesar de ser un reto difícil no lo lograron con mucho éxito.

Neteyam, recostado sobre unas rocas musgosas al río, observaba con detalle la cuerda de canción de Ao'nung, un diente de ilu, algunos percebes, el detalle del urdimbre de cáñamo trenzado en diversos colores de la cuerda, desde el color aguamarina hasta el tono rosáceo del inicio de la cuerda. Le pareció un diseño muy peculiar, no era como su cuerda de canción, distintas formas de decorado y el amarre que lo sujetaba todas las cuencas. Pero había sido interrumpido de sus pensamientos por Rotxo.

—¿Ya terminaste de admirar la cuerda de canción, Neteyam?. —Preguntó Rotxo, risueño ante la situación de observar a Neteyam atrapado en la admiración de la cuerda.

—¿Eh?, oh. No es nada, nada Rotxo. —Neteyam y btw to pasar desapercibido pero para Rotxo ya fue muy claro.

—Al distraído de Ao'nung se le ha olvidado, ¿cierto?. —Preguntó.

—Cazábamos a un pez, Ao'nung al cazarlo se cayó, yo al intentar sujetarlo caí. De seguro la cuerda se separó de su taparrabo por la caída. —Explicó Neteyam, dando detalles a Rotxo sobre la caída hacia el río por un pez que no quería ser cazado. —En cuanto regrese, lo devolveré.

—Eres un buen na'vi, Neteyam. —Sonrió Rotxo por la honestidad del Omatikaya.

—¿Qué tarea realizará Ao'nung el día de hoy?. —Preguntó el Omatikaya con cierta curiosidad.

—No estoy muy seguro, el jefe Tonowari me mando a llamar a Ao'nung para que lo cubriera. —Respondió Rotxo. —El saldrá durante unos días junto a la tsahìk.

—¿Y el por qué?. —Volvió a preguntar.

—Creo que irá a alertar a los demás clanes sobre la "situación", no quiere arriesgar a su hijo y decido que tomará el puesto por estos días. —El tono de voz de Rotxo cambió un poco en mencionar sobre la "situación" que pasaría sobre si esos "demonios" podrían estar cerca. —Eso es lo que tengo pensado en darte como respuesta, amigo.

—¿Que clase de "situación"?. —Neteyam preguntó un poco desconcertado pero ya tenía en la cabeza una idea de lo que podría referirse esa palabra.

—Los demonios, no quiero mencionar sus nombres... en solo recordar me provoca escalofríos. —Frotó sus brazos con nerviosismo.

—Con eso está bien, Rotxo. —Nuevamente se giró para que mirada observara el cielo, esta vez no lo miraba con vehemencia si no con preocupación.

Esa inmensa preocupación de que las personas del cielo puedan amenazar incluso a los clanes del mar. No solo en el bosque, desde su huida para esconderse de Quaritch, ellos estarán dispuestos a buscarlos y amenazar a quien sea que trate de ocultar su paradero. El atentado ya había inculcado demasiado temor en los Metkayina que estarían dispuestos en tomar el riesgo por protegerse y proteger a los clanes vecinos de las personas del cielo.

Neteyam solo en observar a sus hermanas felices le bastaba para decirse a sí mismo que todo estaría bien. Sin embargo el hecho de pensar que realmente hay más personas que tienen el afán de pensar que todo está bien no es muy creyente, tenía miedo que "su guerra", lleguen a cobrar vidas inocentes y destruir todo aquello que les plazca. El Omatikaya mordía sus uñas con intranquilidad, necesitaba una distracción aunque sea basada en el dolor físico para abandonar la idea de las personas del cielo, aquella preocupación lo hostigaba tanto a él como a sus padres, no quería que todo vuelva a ocurrió como ocurrió en el bosque.

✨𝓜𝓪 𝓝𝓮𝓽𝓮𝔂𝓪𝓶✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora