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Ao'nung no paraba de sonreír al ver a los niños riendo y divirtiéndose al nadar sobre las nobles criaturas, Ao'nung se sentía libre y feliz además de no sentirse presionado, esta es una de las mejores tareas que ha realizado a lo largo de sus entrenamientos para la jefatura, ayudar a los más pequeños a montar y pescar. Uno de los niños jaloneaban la cola del Metkayina para que los acompañara a jugar con ellos, por un inicio el chico se negaba pero después de tanta insistencia aceptó.

El chico llamó a su corcel acuático, este se acercó para que lo montara, al momento de realizar el vínculo todos los niños empezaron a huir en manera de juego, Ao'nung tenía que atraparlos así que comenzó a seguirlos debajo del agua. Los Ilu's eran demasiado rápidos en su natación pero se divertían a ser perseguidos y dar vueltas en círculos sobre las rocas y corales más altos, Ao'nung estaría su mano para alcanzarlos incluso si no podía se divertía de todos modos, era momentos que parecían infinitos bajo el agua, todo el grupo de niños mandala a todas las direcciones evitando que el chico los atrapara soltando risas a través del burbujeo y las señas que comunicaban su disfrute en el juego. Todos salieron del agua ya que era la hora de los Siguientes deberes labores para el chico, pero no cabe duda que había disfruta el inicio del día con los niños.

Pasaron largas horas de ayuda comunitaria, Ao'nung solo se enfocaba en eso, en servir a su pueblo y sentirse orgulloso al ver a su padre felicitándolo por su esfuerzo, cosa que lo ponía feliz. Era hora de llevar recursos y alimentos a todas las chozas de la isla y por supuesto le tocaría llevar una cesta de frutas, algunas dagas de ónix y comida recién hecha para la choza de los Sully, un poco nervioso pero seguro fue en dirección hacia la choza.

Neteyam por su parte ya había terminado con todos sus quehaceres, toda la choza se encontraba ordenada y limpia, la fruta picada tal como su madre pidió, sintiéndose aliviado de haber cumplido. Se encontraba recostado en su hamaca con la mirada al techo y sus pies alzados al aire, no tenían otra cosa mejor que que hacer que esperar hasta el día siguiente para que su castigo terminara y salir al exterior, había cerrado sus ojos por un momento pero escuchó unos cánticos muy bajos que atravesaron sus orejas, se levantó impresionado al escuchar estos misteriosos pero hermosos sonidos provenientes de un lugar desconocido. Buscaba a sus alrededores en busca de ese sonido, pero al ver que era imposible saber de donde surgían estaba a punto de darse por vecino, sin embargo el sonido empezó a escucharse más cerca y Neteyam pudo notar de donde venía, se fue acercando más hasta sentir un leve cosquilleo bajo sus pies, decidió bajar un poco y entrar en contacto con la arena ahora es cuando más potente ese cántico pero este era como si palpitara bajo sus pies, asustado pero sorprendido por esta extrañeza. La curiosidad lo reflejo, acostándose y pegando su oreja sobre la arena, quedando sorprendido por este sonido tan hermosos que provenía desde la profundidad de la tierra.

Sin darse cuenta había quedado dormido durante unos largos minutos, y severos golpecitos y risas que le sonaron familiares lo hicieron despertar.

-Despierta dormilón. —Ao'nung le lanzaba pequeñas conchas mientras sonreía.

-¿Ao'nung?. —Preguntó entrecerrando los ojos y sacudiendo la arena que quedaba en su oreja.

-Hola Teyam, veo que disfrutabas de la arena. —Dijo sonriendo.

Neteyam se había sonrojado al escuchar su nombre de otra forma, Teyam, un nombre que solo sus hermanos lo decían de manera amigable.

-Hola Ao'nung, ¿qué haces aquí?. —Preguntó sacudiendo la arena que quedaba en su cuerpo.

-Eso mismo me preguntaste ayer. —Ao'nung rodó los ojos pero no se encontraba molesto, se encontraba de muy buen humor. —Te traje esto para ti y tu familia.

✨𝓜𝓪 𝓝𝓮𝓽𝓮𝔂𝓪𝓶✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora