🌊034🌿

4.4K 574 189
                                    

El camino pudo ser corto en dirección a las cuevas marinas, si no hubiera aparecido la lluvia antes que el Omatikaya diera por inicio su camino. Neteyam se cubrió con una hoja de palmera que había encontrado en el suelo durante su camino a las cuevas. Había hecho un largo recorrido por toda la aldea hasta llegar a su destino. Había llegado a unas gigantescas rocas cubiertas por vegetación y algunos enormes percebes apegados a estas rocas, se encontraban cerca de la orilla del mar, el agua chocaba con estas rocas probando estruendos y pequeñas olas se formaban, repitiendo el mismo patrón una y otra vez. Al adentrarse a esta cueva era oscuridad profunda, la única luz que podría iluminar la obsoleta cueva era la bioluminiscencia de algunas plantas y en el techo de esta.

Neteyam entró a la cueva en pasos lentos, gracias a esta oscuridad permitió a la bioluminiscencia de su cuerpo alumbrarlo al igual de ayudarlo un poco al caminar, el chico miraba todo a su alrededor de esta lúgubre cueva, a pesar de lucir aterradora era muy enigmática por dentro, encontrando todo tipos de maravillas en su interior, Neteyam empezó a tocar algunas plantas que encontraba cerca, entre todas se encontraban; flores, hojas, manglares, corales terrestres, una que otra diminuta criatura que se encontraba por ahí, era maravilloso y un entorno nuevo para el Omatikaya, riéndose por el comportamiento de estos seres vivos a sus toques, al dar cada paso hacia eco de en la cueva, no tardó mucho en escuchar ruidos provenientes del fondo de las rocas, a lo que se acercó con curiosidad esperando que su respuesta sea acertada, su mente tenía en claro que era Ao'nung en que se encontraba ahí.

Al caminar más cerca pudo notar una silueta que no pudo dudar y no había necesidad de averiguarlo, trabando de que perfectamente se trataba del Metkayina, quien se encontraba vinculado a una planta similar a una palmera, a lo cual esta brillaba con más intensidad sobre su bioluminiscencia que las demás plantas que se encontraban a su alrededor, cortaba frutas de esta palmera con su daga y no había notado que el Omatikaya se encontraba cerca de él.

-Ao'nung. —Habló en voz baja, lo que provocó eco en todo el lugar.

Ao'nung al escucharlo volteo a su dirección, al voltear su rostro Neteyam quedó horrorizado con lo que veía. Ao'nung tenía pequeñas heridas todavía abiertas con sangre seca sobre estas ellas, un moretón sobre su mejilla que era notorio por su distinguido morado verdoso, al igual hacia conjunto con su labio partido y el color rojizo cubría el lóbulo del ojo, dando a entender que el golpe fue muy duro.

-Hola Neteyam. ¿Que estas haciendo aquí?. —Preguntó Ao'nung con una leve sonrisa pero le provocaba dolor al realizar estas muecas.

-Ao'nung... ¡por Eywa!, ¿que te pasó?. —Tomó suavemente las mejillas del Metkayina con ambas manos.

-Agh. —Ao'nung se quejó por el ardor ante el contacto de las manos. —Estoy bien solo fueron ligeros golpes, estoy bien, las heridas fueron debido a una caída. —Mintió.

-Esto no fue por una caída. —Neteyam no lo soltaba, continuaba tomándolo de la cara.

-Auch. —Se quejó por el ardor que sometía a Ao'nung. —Ya te dije que estoy bien. ¿Tam?. [¿Okay?]. —Posó sus manos sobre la cintura del Omatikaya pero esta vez era alejarlo un poco de él.

-No, no Ao'nung, no estás bien. Te golpearon por algo que no hiciste. —Dijo Neteyam con preocupación, además del coraje que sentía no podía contenerse y tomó fuertemente la cola neuronal del Metkayina, quien se encontraba conectada a la planta, interrumpiendo su conexión. —¡¿Por qué carajos te culpaste Ao'nung?!. ¡¿Por qué?!.

Ao'nung solo soltó un leve gruñido por el dolor del jalón, pero no sabía cómo responderle, tampoco estaba molesto con Neteyam, lo hizo para que él Omatikaya no tuviera un castigo peor o lo castigaran de una forma física, en cambio él recibió lo peor sin la culpabilidad de nada, absolutamente nada que ver en esta situación.

✨𝓜𝓪 𝓝𝓮𝓽𝓮𝔂𝓪𝓶✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora