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Tal y como fue ordenado, Ao'nung acompañado de Rotxo y su hermana, Tsireya, debían tomar el camino hacia a una isla, cuyo territorio había pertenecido a un clan que hoy se encontraba extinto desde hace muchos años. Ahora solo era una aldea en ruinas. Él trabajó para el Metkayina era recolectar lo que fuera servible para el clan, ya sea provisiones o lo que fuera útil.

Ao'nung algo molesto llamó a Ngusawrä de mala manera, no estaba de humor para ir a una aldea abandonada solo por provisiones que ya sería difíciles de encontrar. En otro punto se encontraba molesto consigo mismo y con su padre. Tratar de explicarle que Payakan no era como todos creían, al ver sus recuerdos y saber lo que realmente sucedió con los Tulkun y los na'vi que participaron en esa sádica batalla contra las "personas del cielo", ya era una misión que fracasaría. Al estar aferrado en la creencia de Payakan es el "asesino" de aquella batalla y revelar sobre los verdaderos sucesos era obvio que no lo podía creer y Ao'nung y Neteyam por más que se esforzaran jamás lograrían recapacitar a Tonowari y a Ronal.

Ao'nung tomó algunas pequeñas lanzas y su lanza para asegurar la seguridad, ya estaba listo, vinculado con su corcel acuático, lanza mano y todo lo necesario para ir en búsqueda a la aldea abandonada, solo esperaría a su hermana y a Rotxo, quienes ya se habían tardado del tiempo en que debían llegar.

-No los estaré esperando. —Dijo Ao'nung con cansancio y molestia. —¡Tsireya, Rotxo!.

Los ya mencionados salieron del marui, Rotxo se despidió de su madre y Tsireya ya estaba en camino, con unas pequeñas lanzas en mano y una pequeña bolsa colgada sobre su pecho.

-No te enojes Ao'nung, ya estamos aquí. —Rotxo golpeteó los hombros del Metkayina para tranquilizarlo de su coraje.

-Pensé que nunca vendrían. —Refunfuñó. —Los estoy esperando.

-Ao'nung, fue muy mala idea hablar de Payakan enfrente de nuestro padre. —Tsireya se escuchaba seria y preocupada por la discusión que provocó junto a Lo'ak y Neteyam a sus padres. —Sabes que no lo debiste hacer.

-Ahora no quiero hablar de eso, Tsireya. —Rodó los ojos. Ao'nung no tenía la suficiente paciencia para seguir con el tema de Payakan. —Pero lo que dije y lo que dijeron ellos es cierto, yo lo vi, pero claro, son oídos sordos. —Refiriéndose a Lo'ak y Neteyam. —Súbete.

Tsireya no hablo más y se subió atrás de Ao'nung, sujetándose fuertemente de las riendas de la montura del corcel acuático para evitar caerse desde su lugar. Rotxo llamó a su ilu y espero a que correspondiera a su llamado. No tardó mucho en que la criatura llegara en donde se encontraba los tres jovenes Metkayina, Rotxo inició el vínculo con en ilu y ajustó un poco el arnés para mejor sostenibilidad. Todos ya se encontraban listos para partir. Afortunadamente el eclipse ya estaba llegando a su fin y la luz del sol poco a poco iluminaba la isla.

-Vámonos. —Ao'nung movió un poco su cabeza de lado, indicando que el camino comenzó. —Ne'eo. [Hacia adelante].

Ngusawrä emprendió el nado al igual que el ilu de Rotxo. Ao'nung conocía el camino donde llevaba a la aldea abandonada, sin embargo el camino lo llevará a un largo rato de inconmensurables minutos de aburrimiento y molestia al llegar allá, pero eso no es lo que esperarían tiempo después al llegar allá.

Por otro lado, Neteyam se encontraba sentado sobre las ramas de un manglar cercano al mar. Su mirada gacha y el semblante decaído demostraban la presión excesiva y el fallo de hablar con él Olo'eyktan sobre la verdad de Payakan, además de la inmensa culpa que sentía, pero lo que más lo hundía en pesadumbre era no despedirse de Ao'nung, tenía que cumplir con un deber, casi parecido a un castigo, una oportunidad que hubiera obtenido si es que su padre no lo hubiera sacado a jalones a él y a Lo'ak del marui de los jefes del clan.

✨𝓜𝓪 𝓝𝓮𝓽𝓮𝔂𝓪𝓶✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora