XV

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—Ya que yo no pienso irme, y tú tampoco tienes a dónde ir, y tendremos que pasar tiempo juntos sí o sí, podríamos hablar.

Rose lo miró por un momento, antes de continuar con la cena. Adrián estaba sentado en una de las sillas de la cocina, y Kyle en su coche de bebés, mordiendo un trozo de manzana, atento a lo que hiciese su progenitor.

—Sí, supongo que tienes razón. ¿De qué te gustaría hablar?

—No lo sé, cuéntame de tí.

—Soy la tercera de cuatro hijo, mis padres se llaman George y Tina, y antes de irme a vivir sola para estudiar, vivía con mis padres y mi hermano menor, Teoh.

—Mm, entiendo. ¿Tenías novio?

—No, había roto con él unos meses antes de irme de casa. No le parecía la idea de que estudiara en la universidad, para él era una pérdida de tiempo.

—Hay humanos que son muy básico, hasta involucionados.

—Es por eso que terminamos. Vivía en una ciudad bastante pequeña, alejada de la capital. Allí no tenía mucho futuro, y trabajar en un tienda no era mi proyecto de vida.

—¿Y qué estabas estudiando?

—Odontología.

—Mm, suena bien.

—¿Y qué hay de tí?

—Fuí creado en un laboratorio, no sé que más podría contarte —pronunció con una sonrisa divertida.

—¿En dónde estuviste todo este tiempo?

—Anduve por todo el país, esparciendo mi semilla —sonrió mirando a Kyle, que lo observaba con el ceño fruncido—. Estuve en el nacimiento de algunos de mis hijos, y luego decidí regresar aquí, para saber cómo estaban tú y Kyle.

—¿Qué hay de todos esos niños que nacieron? ¿Cuántos hermanos tiene mi hijo?

—No lo sé con exactitud, ya que muchos aún no han nacido y están por nacer. El problema radica en las humanas, que mueren durante el parto, y los niños también.

—Mi parto fue muy complicado —pronunció secándose las manos, para tomar a Kyle en brazos y besar suavemente una de las mejillas del bebé, y que él se abrazar a ella, balbuceando—. Pudimos haber muerto ambos también.

—Pero nació, y estuviste sola.

—Pero fueron horas muy complicadas con dolores terribles. Ya a lo último no tenía más fuerzas ni para respirar, y creo que recordé en el momento más crucial lo importante que era el agua para Kyle, sólo entonces el pudo nacer.

Adrián observó a Kyle, que estaba abrazando a su madre, sin soltar el trozo de manzana.

—No entiendo porque se comporta como un bebé humano, cuando su desarollo mental es el de alguien superior.

—No sé a qué te refieres, pero Kyle es un bebé.

—¿Me dirás qué nunca te ha hablado? Él no es un bebé, mucho menos un niñito. Tiene el cuerpo de un bebé humano, pero no lo es.

—Lo que yo no entiendo, Adrián, es porque tú detestas a mi hijo, TU hijo —repitió frunciendo el ceño—. Él nació de tí después de todo.

El castaño miró divertido a Rose y luego al niño.

—Es muy simple, él piensa que es mejor que yo, y nadie, es mejor que yo.

***

Era una completa mierda la vida de humanos. Estaba todo el día encerrado en esa casa, cómo cuando estaba en el laboratorio, a diferencia que no estaba conectado a máquinas continuamente.

Pero de todos modos no era libre.

Era madrugada una vez más, y él no podía dormir. Afuera, en las grandes ciudades, aún seguían con la excusa de la enfermedad que se estaba volviendo una nueva pandemia.

Y no terminarían con el circo hasta que lo encontraran, por lo que sabía, que aunque estuvieran alejados, no podrían quedarse mucho tiempo allí.

Quizás debía buscar una nueva casa mucho más alejada de la civilización, cuánto menos contacto con los humanos tuvieran, mejor.

Salió de su habitación y se fue a la cocina a prepararse algo para tomar, soprendiéndose de encontrar a Rose, que se estaba haciendo un sándwich.

—Me desperté con muchas ganas de comer un sándwich de jamón y un batido de plátanos —le contó, al verlo entrar a la cocina—. ¿Quieres también?

—Claro —le dijo tomando asiento.

—No creo que pueda hacer el batido, ya que no quiero despertar a Kyle —sonrió.

—Hazlo, él no se va a despertar, confía en mí.

—No quiero que controles a mi hijo.

—Sólo prende la licuadora y ya.

Rose lo miró con desconfianza, e hizo lo que él le había dicho.

—¿Qué te quita el sueño a ti? —le preguntó sirviendo en dos vasos el batido, luego de terminarlo.

—Estoy aburrido, la vida de encierro no tiene sentido. Y sólo pienso en todo lo que viví, lo que hice... Y no está bueno eso.

—¿Te arrepientes de las cosas que hiciste?

—No siento empatía ni culpa, Rose, no puedo sentir tal cosa.

—Entonces dudo que seas muy evolucionado cómo dices. Sí, es verdad que tienes habilidades únicas que te hacen superior a un humano normal, ya que puedes utilizarla para adaptarte a cualquier medio donde vivir. Pero, sin empatía y consciencia, no eres un ser evolucionado.

—¿No? ¿Entonces que soy? —le preguntó divertido.

—El producto del egoísmo y vanidad humana —le dijo mirándolo con lástima—. No eres más que los deseos egoístas, arrogantes, malintencionados de mi especie. Te hicieron con el afán de creerse superiores a las demás especies con las que coexistimos desde nuestros orígenes. Cómo siempre, el humano sólo quiso sentirse más que su supuesto Dios. Pero Adrián, si no puedes sentir empatía, si no tienes consciencia, no eres más que escoria, no tienes valor alguno, no eres más de lo que te crees superior, porque eso es lo que nos diferencia de los animales, además de la capacidad de razonar.

...

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