"—¡Ay es un imbécil! ¡Hizo todo lo que le dije que no debía hacer! ¡Maldito inútil!"
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—¿Qué tienes? —le inquirió Kyle caminando hacia su hermana.
Ariadna estaba sentada en el jardín de su hogar, mirando hacia el cielo, perdida en sus pensamientos hasta que su hermano mayor había llegado.
—Nada, sólo... Pensaba en algunas cosas.
—Sabes que podría entrar en tu mente y saber lo que realmente te ocurre si quisiera, pero prefiero que seas honesta y me lo cuentes.
—No tienes porqué saber todo lo que ocurre —pronunció en un tono molesto, frunciendo el ceño.
—No, pero si es referente a tí, si debe saberlo.
—Ya no soy una niña, Kyle, ya puedo cuidarme por mi misma.
—Lo sé —le dijo sentándose a su lado—. A veces... Olvido que ya no eres pequeña y frágil. Olvido que ya no estamos en peligro, que ya no nos están persiguiendo, que Adrián no es más una amenaza, y que finalmente podemos vivir en paz y tranquilos.
—Pues intenta recordarlo, Kyle, todos están rehaciendo su vida, esta es una nueva oportunidad de hacer las cosas bien y vivir mejor que antes.
El castaño observó a su hermana, inexpresivo, y negó levemente con la cabeza.
—No voy a cumplir la finalidad por la cual Jaden nos creo, pero tanto tú, como el resto de nuestros hermanos, son libres de formar familias, Ariadna... Es algo que no puedo prohibirles o negarles.
—Pero Kyle, tú también-
—No —la interrumpió—. Yo no tengo deseos de formar una familia, de casarme o tener hijos. Así como estoy, vigilando a la nueva humanidad desde mi lugar, estoy bien. Mientras Áaron siga siendo la imagen del líder, yo puedo controlar todo desde el anonimato, sin exponerlos a ustedes.
Ariadna respiró profundo y miró hacia abajo, jugando con sus dedos.
—Hace días no sé nada de él, desde que lo eché de casa.
—¿Hablas de Sirio?
—Sí...
—Recuerda que él no es ni siquiera como nosotros, Ariadna, ni como Jaden quizás, creo que es algo mucho más evolucionado y poderoso. Y aunque cuando se me presentó a mí, dijo que venía a ayudar, no puedo confiar en él. Es imposible confiar en algo que no sabemos que es o cuales son sus verdaderas intenciones, por algo vino aquí luego de que Jaden se fuera.
—No creo que él sea malo, pero de algún modo, él me dijo algo... Qué me dejó pensando, Kyle.
—¿Qué cosa?
—Creo que nos conocemos desde antes, y sé que es ilógico —se apresuró a decir al ver la expresión de su hermano—. Pero antes de que perdiera sus recuerdos, yo tuve una especie, de... No sé cómo llamarlo ¿Visión? ¿Recuerdo? No lo sé, pero sé que éramos ambos hablando.
—Y seguramente él te provocó eso, para que creyeras que era verdad. Recuerda que es un ser superior, él puede hacer lo que quiera con tu mente.
—Tal vez —murmuró.
Kyle la tomó de una de sus manos, captando su atención. Su hermano no solía tener ese tipo de contacto físico con nadie.
—Sabes que entre nosotros existe una conexión directa, no importa donde estés, yo siempre llegaré a tí para ayudarte. Te dejaré vivir tu vida, no voy a interferir como te dije, pero si ese tipo te hace daño, no dudes que yo también estaré en ese momento para detenerlo, y hacer que se arrepienta por ello.
Ariadna sonrió con ternura y lo abrazó, acariciando suavemente su espalda.
—Eres un buen hombre, Kyle, permítete sentir, encuentra una buena chica para ti también, y-
—Y nada, mi deber es otro, ya te lo dije. No te preocupes por mi, yo no tengo ese tipo de necesidades, y así como estoy, estoy bien.
***
—Semanas después—
Observó esa enorme casa y caminó tranquilo hacia ella, observando el hermoso lugar donde la habían construido, alejado de todo. Era un campo lleno de flores y diferentes tipos de árboles.
Se notaba que el jardín que estaba cerca de su casa estaba muy bien cuidado, y ya podía ver por quien.
Una bonita castaña estaba cortando las hojas y ramas secas de las platas, ignorando completamente que alguien se estaba acercando a ella.
—Asi qué tú serás la gestante de Serkei.
Laila se giró rápidamente al escuchar la voz de un hombre que no conocía detrás de suyo, y al verlo, bajó la cabeza, creyendo que quizás sería algún representante de las naciones humanas.
—Buen día, señor ¿Qué se le ofrece?
Vega arqueó una ceja, sin creer que los humanos pudiesen ser tan sumisos, además de atractivos. Era una humana realmente hermosa, de largo cabello castaño lacio hasta su cintura, y enormes ojos azules.
La tomó del rostro sin delicadeza alguna y le levantó la cabeza para poder observarla bien, causando que se estremeciera por su contacto.
—¿Cuál es tu nombre?
—L-Laila, señor —pronunció bajito.
Su imagen era realmente imponente.
Se inclinó hacia abajo, tomándola del rostro con ambas manos, y Laila abrió los ojos aturdida por la cercanía de él.
—Serkei te ha escogido como su gestante, pero aún no estás embarazada. Si no hay feto, ella no puede venir a la Tierra.
—¿Qué?
—No creí que las humanas fueran tan hermosas, o quizás sea este cuerpo que me genera este tipo de sensaciones tan primitivas —murmuró mirando sus labios—. O tal vez sea algo instintivo.
Y antes de que Vega pudiera besarla, Laila lo tomó del rostro con ambas manos, quemando su piel.
—No me toques —pronunció seria, sin soltarlo, mientras el rubio intentaba desesperado alejarla de él, antes de empezar a gritar de dolor—. Mi mecanismo de defensa se activa cuando seres como tú intentan interferir en mi verdadera función —le dijo en un tono sin emoción alguna y la mirada vacía, perdida—. La nueva especie humana comienza conmigo.
Lo soltó y Vega cayó arrodillado en el suelo, tomándose del rostro con dolor. Laila observó aquello y su mirada recuperó su brillo, asustada al verlo de ese modo ¿Qué le había pasado?
—Señor ¿Qué le ocurre? ¿Está bien? ¡Cielo santo! ¡Tiene heridas muy graves en el rostro! Déjeme-
Y antes de que ella pudiese volver a tocarlo, desapareció del lugar, dejándola aún más desconcertada.
¿Qué estaba pasando? ¿Quién era ese hombre?
...
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Nueva Especie
ContoÉl sabe que es el único de su especie, que debe reproducirse antes de que lo atrapen. Los humanos no volverán a capturarlo, no volverá a ser su esclavo, su especie prevalecerá a la humana.