XXIX

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Años después

—Con cuidado, fíjense por dónde van —sonrió Rose, viendo como sus hijos de seis y cinco años, corrían emocionados hacia los juegos de la plaza.

Los pequeños habían salido de clases, y antes de volver a su hogar, la rubia había decidido llevarlos un rato a jugar. Al contrario de sus hijos, para ella había sido un día muy largo.

Se había levantado temprano para preparar el desayuno de los niños, y luego levantarlos para llevarlos a la escuela. Después de eso, había ido directo a su trabajo de medio tiempo, una tienda comercial.

Y no había hecho más que salir, que fue a retirar a los niños de la escuela... No había parado un minuto, y al regresar debía prepararles el almuerzo.

—Mamá luce cansada —pronunció Kyle, mientras empujaba en la hamaca a Ariadna.

—Sí, pero ella siempre busca hacernos felices —sonrió.

—Deberíamos volver a casa, ella necesita dormir un rato.

—De acuerdo, pero primero quiero tirarme del tobogán —sonrió la pequeña rubia, antes de ir corriendo hasta la resbaladilla y subir casi corriendo las escaleras.

—Despacio, Ari, puedes tropezarte y caer —le advirtió Rose.

—¡Ya podemos irnos, mami! —rio la niña, corriendo hasta ella.

—¿Ya? Pero si apenas llevamos unos minutos, hija —pronunció confundida.

—Sí, pero tenemos ganas de ir a casa —le explicó Kyle.

—Bueno, si eso quieren, vayamos a casa —sonrió, tomando a cada uno de las manos.

***

—Cuando comenzamos la relación ¡Nunca me dijiste que se trataría de esto!

—Te dije desde un primer momento que quería hijos.

—Sí ¡Pero no que yo estaría pariendo como una perra todos los años! —exclamó ya harta—. No soy tu puta incubadora de bebés, Adrián, no seguiré pariendo.

—Te he dado todo lo que siempre deseaste, Ileana. Querías una maldita casa enorme ¡Y la tienes! Querías ese auto de colección antiguo ¡Y también lo conseguí para ti! —le gritó con rabia—. ¡Ni siquiera quisiste cuidar de nuestros hijos, y lo acepté! ¡Lo mínimo que puedes hacer ahora es complacerme!

La castaña lo observó con impotencia, apretando sus puños.

—Te complazco en la cama, cómo esposa, no voy a-

La tomó de los hombros en un rápido movimiento, asustándola.

—Tú vas a hacer lo que yo diga ¿De acuerdo? Y pobre de ti si no obedeces —siseó—. He perdido cinco malditos años de mi vida en formar nuestra familia ¡Y tú no vas a arruinarlo!

Los ojos de Ileana se cubrieron de lágrimas, negando con la cabeza.

—N-No entiendo porqué... Quieres más hijos, Adrián. Tenemos tres niños perfectos, hermosos, ellos-

—Ellos no son perfectos, Ileana, ahí está la maldita razón —masculló, soltándola—. Tres hijos, y ninguno lo es.

—¿Pero que estás diciendo? ¡Por supuesto que lo son! Son niños sanos, inteligentes, felices ¿Qué más puedes esperar de ellos?

Observó a Ileana a los ojos, y luego salió de su habitación matrimonial, sintiéndose tan frustrado, tanta rabia. Sí, eran todo lo que ella decía, a excepción de perfectos.

Ninguno lo era, y no entendía en que estaba fallando. Sus hijos habían tenido un perfecto desarollo, Ileana se había alimentado con productos de excelente calidad, había llevado embarazos tranquilos, con todas sus peticiones y caprichos cumplidas.

Y con todas estas condiciones sustentadas ¡¿Por qué sus hijos no eran perfectos?!

Ninguno de los tres tenía una mente tan única y brillante como la de él... Cómo la de Kyle.

Sí, no negaría el hecho de que los niños eran inteligente, y mucho más "despiertos" que un humano común de su edad, pero seguían siendo imperfectos.

¿Por qué Kyle era diferente? ¿Qué lo había hecho tan único y especial? Y ya sabía que no era por Rose el motivo, ya que Ariadna no había nacido como su hermano.

Kyle ¡Esa maldita criatura imperfectamente emocional! Si tan sólo él no hubiese nacido con ese lado humano, sería perfecto, sería como él.

Ni siquiera los hijos que habían sobrevivido de las primeras humanas tomadas, eran como él.

Salió de sus pensamientos cuando escuchó a su mujer entrar a la habitación, desviando la mirada hacia ella. Era una mujer tan hermosa, que era imposible no sentirse excitado cuando la veía.

—¿Qué quieres?

—Pedirte disculpas —pronunció en un tono bajo, caminando hacia él, hasta subirse sobre sus muslos, ya que Adrián estaba sentado en un sillón.

—De acuerdo.

—Te daré otro bebé ¿Pero podemos esperar un año más? Elías sólo tiene un año y dos meses recién, y quiero disfrutar un poco más de nuestros hijos.

—Tú no los crías, Ileana, los está cuidando una mujer en tu lugar, no tiene sentido lo que dices. Es más, debería dejarte a tí y follarla a ella. Al menos tendría la certeza de que quién cuida a mis hijos, es la misma mujer que los parió.

—Es que son muy pequeños y revoltosos, y yo no tengo paciencia, Adrián, lo sabes bien. Me estresan cuando comienzan a llorar, y ensucian sus pañales, y no sabes que es lo que tienen, y lloran sin cesar.

—Te daré un año, pero con el nuevo bebé, tendrás que cuidarlo tú. Quizás estemos fallando en eso.

—¿Q-Qué? Pero te acabo de decir-

—O lo cuidas tú, Ileana, o me busco a alguien más.

...

Me dejó editar el capítulo que no pude subir ¡Que emoción!

Perdón por desaparecerme, pero l@s que me siguen han visto mi mensaje en el muro. Mi celular se rompió, y es el único medio que tengo para escribir.

Con suerte, para comienzo de julio podría arreglarlo 😞 lamento mucho haberme ausentado así.

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