XXXVI

18.7K 2.1K 116
                                    

—¡¿Cómo se te ocurre invitarlos a nuestra casa?! ¡Pasar sobre mí!

—Son nuestros hermanos, su mamá murió y están en peligro, no podemos darle la espalda cuando más nos necesitan.

—¡No son nada nuestro! ¡Sólo son hijos de él, estúpida! ¡Nos has puesto en peligro a todos!

—¡Kyle! No vuelvas a hablarle a tu hermana de ese modo ¿Me oíste? No es así como yo te he educado —pronunció Rose seria, interviniendo en la discusión de sus hijos—. Esta es la casa de tu hermana también, y esos niños son tus hermanos te guste o no. Ari me dijo que son niños pequeños, más pequeños que ustedes.

—Eso a mí no me interesa, no puede ser que no puedas evitar ser una samaritana con cada desgraciado que se nos cruce en la vida, mamá. ¡Ya deja de ser tan tonta! ¡Es increíble que seas tan ciega y "piadosa" con todos! ¡Tú no ves el peligro!

Rose lo observó, dolida... Cuando hablaba de ese modo, sólo podía pensar en Adrián.

—Kyle, por más madura que sea tu mente, por más inteligente que puedas llegar a ser, tus sentimientos aún no han crecido. Tu madurez emocional, es muy pequeña y escasa. Y cuando actúas de este modo, te pareces a él —le dijo con calma—. Ponte en el lugar de tu hermano, imagina si tú fueras él que está huyendo con Ariadna, luego de haberme perdido. Ellos están solos en el mundo, no tienen a nadie más, y son tres niños pequeños.

Kyle la miró, apretando los puños.

—No podemos darle asilo, no tenemos dinero, no hay-

—Deja que eso yo lo solucione, no tú —lo interrumpió—. Si no quieres conocerlos, ni tener contacto con ellos, está bien, yo no voy a obligarte. Pero sí voy a darles un lugar seguro donde quedarse por el tiempo que ellos lo requieran.

—Rose.

—Esa es mi última palabra, hijo.

—Rose, Adrián está en camino también —gruñó de rabia—. Estás siendo una completa irracional.

Se acercó a él y se puso de cuclillas, tomándolo de los hombros.

—Todo estará bien, confía en mí.

—¿Qué confíe en ti? Sólo eres una humana, nada más, él hará lo que quiera contigo —pronunció molesto, alejándola de él—. Y al parecer, te encanta que se aprovechen de ti.

Se alejó de su madre y se fue a su habitación, dejando a ambas solas. Ariadna se acercó con pesar a su mamá y se abrazó a ella.

—Él sólo está enojado, mami, no creas lo que dijo.

—Kyle se parece más a tu padre de lo que quisiera —le dijo en un tono bajo, abrazándola—. A veces... Siento que de mayor perderá por completo la poca empatía que tiene, y será como él. Espero realmente equivocarme, y que eso no ocurra.

***

Llegaron hasta la casa, y Derek fue el primero en bajar, tomando a su hermanito bebé en brazos, para que luego Tobias también se animara a hacerlo, siguiéndolo por detrás.

No hicieron más que acercarse a la puerta, que esta se abrió, revelando la figura de una joven mujer rubia, y una niña físicamente muy parecida a ella.

—Tú debes ser Derek ¿Verdad? Mi nombre es Rose, bienvenidos a mi casa —le dijo con una suave sonrisa—. Ella es mi hija, y su hermanita, Ariadna.

—¡Hola! Que bueno conocerlos —pronunció entusiasmada—. Mira mami ¡Tengo un hermanito bebé también!

Tobias observó a su hermana, luego a Rose, y sus ojos se cubrieron de lágrimas... Extrañaba tanto a su mamá.

—¿Quieren pasar? Adelante por favor.

—Gracias, señora —murmuró Derek, entrando a la casa con cuidado, seguido por Tobias.

—Tomen asiento, por favor, póngase cómodos.

—Mi mamá preparó una merienda especial para todos nosotros —sonrió la pequeña rubia, guiándolos hasta la mesa que estaba en la sala.

—No sabía que tenían un hermanito tan pequeño ¿Quieres que le caliente un poco de leche para darle en un biberón? —le propuso Rose.

—Sí, por favor —le dijo Derek dándole el biberón que Tobias llevaba en la mochila del bebé en su espalda.

—En un momento regreso, pueden comer lo que gusten —sonrió, antes de irse a la cocina.

—Vengan, siéntese —les dijo Ariadna, ya sentada.

Tobias se sentó junto a ella y la niña le sirvió un poco de chocolatada en una taza, alcanzándole un plato donde habían galletas y muffins.

—Come, están muy ricos, mi mami cocina muy bien.

—Gracias —murmuró el niño, tomando una galleta.

—Gracias por esto, y por permitirnos quedarnos —le dijo Derek a la niña.

—Son mis hermanos, siempre tendrán un lugar conmigo y mi familia. Kyle es medio tonto, pero no es malo, lo prometo. Él sólo no quiere que mi papá regrese aquí.

—Yo no sabía que él nos venía siguiendo, lo juro. Jamás hubiese querido ponerlos en peligro.

—¿Cuántos años tienes? —preguntó Kyle apareciendo en la sala.

Derek se giró y al momento de verlo, sintió que se quedaba sin aire por unos segundos. Él... Era tan parecido físicamente a Adrián.

Mismo color de piel, de cabello, de ojos. Las mismas facciones de su padre. Era como ver a Adrián, en su versión de niño.

—Cuatro, cumpliré cinco en dos meses.

—¿Y tus hermanos que edades tienen? —le inquirió serio.

—Tobias tres y Elías un año y tres meses.

—Ese hijo de puta siguió engendrando hijos como si nada —masculló.

—Mi mamá sólo fue una víctima de él —pronunció en un tono bajo Derek, desviando la mirada—. Casi muere en el parto de Elías, tuvo una hemorragia muy importante. El doctor dijo que habían sido muchos embarazos seguidos. Pero a él no le importaba, quería un nuevo bebé... Yo lo ví en los recuerdos de mi ella.

...

Nueva Especie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora