La observó sonreír, mientras le terminaba de leer un cuento a Elías. Su hijo era como un niño... Y por más cruel que le resultara a Rose que él lo dijera, ese muchacho era retrasado.
Lo que no entendía, es porqué ninguno de sus hermanos había intentado ayudarlo. Estaba seguro que con la sangre de Kyle, Elías podría mejorar. Y no lo pensaba sólo para liberar a Rose de la carga de Elías, sino también para que el chico fuera independiente y llevara una vida normal.
Cómo cualquier persona sana y capaz.
La rubia salió de la habitación cuando el jovencito se durmió y sonrió al ver a Adrián en la puerta.
—¿En qué piensas? —le inquirió apoyando ambas manos sobre sus hombros, acariciándolos suavemente, subiendo hacia su cuello.
—¿Por qué Kyle no ha ayudado a Elías?
—¿A qué te refieres? —preguntó frunciendo el ceño, confundida.
—Él es perfecto, estoy seguro que su sangre podría ayudar a Elías. Mi sangre, sin ser perfecto, te ayudó a ti cuando enfermaste. La sangre de Kyle podría curar la condición de Elías.
La rubia lo observó insegura y él la miró fijo a los ojos.
—¿Tú no amas a Elías? ¿No quieres lo mejor para él? ¿No te gustaría que el niño fuera sano y normal? Que pueda valerse por si mismo, Rose.
—¿Y si no funciona? Quizás hasta podría dañarlo, y jamás me perdonaría eso.
—Claro que no, la sangre de Kyle es perfecta, no le hará daño, al contrario, lo sanará y será como un muchacho normal.
—¿Te molestan las atenciones y tiempo que debo darle a él?
Adrián observó a Rose con el ceño fruncido y luego rodó los ojos, negando con la cabeza.
—A veces dices cada estupidez, Rose...
—¡Ey! No me hables de ese modo —pronunció molesta.
—Te estoy dando una opción para que Elías sea una persona normal, y tú te piensas que yo siento celos de él. Por si aún no lo has notado, o no lo aceptas, ya no soy el mismo de antes... Me han cambiado.
***
—Quiero que aquí hagas una huerta.
Laila observó el gran campo que pertenecía a la residencia de Áaron, realmente sorprendida. ¡Era enorme!
—¿En serio, señor?
—Ya te dije que dejes de llamarme por usted, Laila, y sí, este campo es tuyo ahora. Quiero que aquí siembres todo tipo de verduras y frutas, es tuyo.
Lo observó a los ojos y se mordió el labio inferior, emocionada, antes de sonreír.
—¡Muchas gracias, en serio! —exclamó sonriendo, antes de ir corriendo hasta las herramientas que Áaron tenía en su camioneta, para comenzar a trabajar la tierra.
El rubio caminó hasta ella y le quitó la pala de las manos, confundiéndola.
—Deja que yo haga el trabajo pesado.
—N-No hace falta, señor, yo-
—Áaron, ya no me llames señor ni me trastes de usted, Laila.
—Lo siento —murmuró.
—No te preocupes, tú ve a buscar las semillas a la camioneta, yo me encargo del resto.
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Nueva Especie
Short StoryÉl sabe que es el único de su especie, que debe reproducirse antes de que lo atrapen. Los humanos no volverán a capturarlo, no volverá a ser su esclavo, su especie prevalecerá a la humana.