XXI

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Era increíble que una bebé tan pequeña, de apenas unos días de nacida, hiciera sus cacas con esa consistencia. ¡Era un asco! Era... Era como ver brea.

—Ari, no conozco nada de recién nacidos, pero no sé si esto sea normal —pronunció con desagrado, limpiando con una toallita húmeda las nalgas de la niña.

La pequeña estaba acostada en su cambiador, moviendo sus piernitas, mirando hacia arriba un juguetes que su padre había colgado.

¿Por qué su vista era tan borrosa? ¿Por qué no podía distinguir bien que es lo que había sobre ella? ¿Por qué aún no podía hablar? ¿Por qué no era dueña de los movimientos de su cuerpo? Era... Cómo si su mente se hallara encerrada en ese pequeño cuerpo humano.

—Es porque así es, Ariadna —le respondió su progenitor, echándole un poco de talco, antes de colocarle un pañal limpio—. Tu mente está confinada a este pequeño cuerpo con el que naciste. Lamentablemente, tendrás que adaptarte al lento desarollo humano.

Adrián terminó de vestirla, y la tomó en brazos, sonriendo al ver sus ojitos azules.

—Eres tan hermosa, hija.

Fue hasta la sala de la casa, y la acostó en su coche, para poder continuar preparando el almuerzo. Se había ido a un pueblito alejado de todo, tan alejado... Qué ni siquiera había electricidad en el sector donde él se encontraba.

Pero eso era lo de menos, no necesitaban de ella para poder vivir bien y a salvo.

***

Ya no soportaba ver a su madre de ese modo, y eso que sólo había pasado una semana. ¿Podría ella enfermarse de tristeza? Rose casi no comía, estaba todo el día acostada, y sólo se levantaba para atender a Kyle, prepararle sus biberones y comida.

Ya ni leche tenía en sus pechos.

La observó, sintiendo un vacío enorme en el pecho. Su mamá estaba acostada mirando hacia una de las paredes, pero con la mirada perdida en algún lugar, como si su mente no estuviese allí en realidad.

—Ma.

La rubia desvió la mirada hacia él, que estaba sentando en el medio de la cama, con un peluche en sus manos. Los ojos de Rose ya estaban cristalizados, por lo que no le fue difícil llorar en silencio.

—V-Ven, amor, mami quiere dormir un ratito —le dijo en un tono bajo, sentándose para tomarlo y luego acostarlo junto a ella.

¿Dormir? Si hacía apenas unas horas se habían levantado, el sol ni se había ocultado aún.

Tomó a su mamá del rostro con las dos manos, y ambos cerraron los ojos en ese momento. Ella siempre tendría una parte suya, y de Ariadna en su interior, que los conectaría, por haberlos gestados.

Rose se encontró en un espacio completamente negro y observó confundida a un muchacho que estaba parado frente a ella.

—¿Quién eres? Tú... Te sientes como mi hijo.

—Esta será mi apariencia cuando sea mayor, pero no estamos aquí por eso. Esto es sólo producto de tu inconsciente, estás durmiendo.

—¿Cómo un sueño?

—Llámalo así si quieres, pero cuando despiertes, no lo recordarás.

—¿Por qué?

—Rose ¿Por qué estás tan débil? —le inquirió ignorando su pregunta—. ¿Por qué no quieres comer? ¿Por qué estás en este estado... Depresivo?

—S-Se llevaron a mi hija, a mi bebita —pronunció con lágrimas en los ojos.

—Fue producto de una violación —le dijo con el ceño fruncido.

—Lo sé, yo estaba inconsciente cuando ella fue concebida, al igual que cuando tú lo fuiste, y no por eso no voy a amarlos. Yo... Tal vez por eso de que no recuerdo nada, no puedo tomarlo como algo traumático en sí.

—Estás siendo irracional.

—Irracional o no, ambos son mis hijos, y yo necesito a Ariadna conmigo —pronunció comenzando a sollozar—. Necesito a mi bebé, ni siquiera recuerdo su carita ya, él simplemente me la arrebató.

—¿Tanto la amas?

—Por supuesto que sí, es mi hijita. Yo la esperaba con mucha ilusión... es mi niña, mi bebé.

***

La niña estaba durmiendo plácidamente al lado de su padre, siendo abrazada por él, cuando escuchó la voz de alguien más en su cabeza. Abrió sus ojos y observó confundida a su progenitor, dándose cuenta que no era él quien le había hablado.

"Ariadna"

"¿Kyle?"

"Sí, tienes que volver, mi madre está... Pasando por un estado depresivo y de angustia por tu ausencia."

"¿Por qué volvería con la mujer que no me quiere?"

"Porque sí lo hace, y te necesita. Ella no está bien, no está comiendo, se la pasa todo el día durmiendo y llorando. Si sigue de este modo, se enfermará."

La bebé miró a su papá y luego cerró los ojos.

"No, yo me quedo con mi papá."

"¿Qué tan imbécil eres, Ariadna? ¿Tú no entiendes que tu madre te necesita? ¿Qué está sufriendo? Si no me crees, entonces siéntela por tu cuenta."

"No quiero estar cerca tuyo."

"No voy a hacerte daño, estúpida. A mí sólo me interesa el bienestar de mi madre, y ella no estará bien hasta que te vea."

"Mi papá no querrá regresar, y nosotros estamos muy lejos ya."

"No me importa, busca la forma de regresar."

"¿Y por qué tendría que hacerlo después de todo? Yo a ti no te debo nada, y a ella tampoco."

"Porque es tu madre, porque te ama, te extraña y necesita, por eso. No tienes idea al lado del enfermo con el que estás viviendo. ¿Por qué te piensas que yo elegí quedarme con Rose?"

...

Nueva Especie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora